Por el hueco de la cortina se filtraba un haz de luz que caía y rosaba suavemente el rostro de una chica, dormía ya hace varias horas, semi desnuda, tapada solamente por una delgada tela, a su lado un lugar vacío, ahí hace minutos atrás había otro cuerpo compartiendo dicho espacio de placer, si nada más que eso, placer.

El cuerpo desconocido se deslizaba sagazmente por los recovecos de la casa en penumbras, tropezando torpemente con variados objetos, hasta que por fin llego al baño, encendió la luz, se miró al espejo, sonrió y siguió su trayecto hacia el escusado, orino e instintivamente volvió a acostarse, no hubo ningún movimiento más en toda la casa, ni en la de al lado ni en la cuadra misma, todo seguía con una calma irreal.

Al cabo de varias horas la paz del entorno se vio interrumpida por un quejido, luego un gemido de dolor, dolor… DOLOR, placer, si el máximo de los placeres para el ser humano, uno carnal, sensorial y místico.

Silencio otra vez, descanso, otra ves el cuerpo misterioso en el escusado orinando, la chica durmiendo, la cama, la sabana, el haz de luz, el silencio perpetuando la paz.

Gemidos, golpes, gritos, PLACER, ¡DOLOR!, llanto, más golpes, quejidos… SILENCIO.

Ahora el cuerpo desconocido estaba en la cama, tendido, sin movimiento alguno, la chica en el baño, no orinando, si no lavando frenéticamente su cuerpo, frotando con las uñas su hermoso y sucio cuerpo, lloraba ensangrentada en la ducha, mientras frotaba cada asqueroso centímetro de su cuerpo, mientras caía agua hirviendo desde el cielo.

Al rato los vecinos y la comunidad completa observaban desde distintos ángulos la bizarra imagen, extasiados vociferaban como puercos, la chica semidesnuda, enfocada con una luz fuera de la realidad, apenas tapada por una sutil tela, era escoltada por agentes de la policía, abucheada por los cerdos, más atrás el cuerpo misterioso, llevado dentro de una bolsa.

Mas tarde, un ser irracional, sentado en su féretro sentenciaba escupiendo semen por la boca, LA CHICA ES CULPABLE, ¡CULPABLE!

Luego de tres meses de investigación en su contra, la chica muere desangrada al intentar defecar por su vagina un objeto con forma humanoide que le provocaba dolor, si ¡DOLOR! El mismo que sintió cuando el cuerpo desconocido la penetro incontables veces aquella noche silenciosa.

Ahí en el mismo baño, ya no orinando, ya no lavándose, si no desangrándose, muere la chica, desconcertada, desahuciada, apartada, culpabilizada, humillada, desangrada, una pequeña chica de 13 años, una adulta chica de 35 años, una joven chica de 25 años.

Atsikrana.

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