No llores fuerte.
Que no te dé un ataque de angustia ahora, evítalo.
Escóndete en el baño para llorar,
pero recuerda que ahí tampoco puedes hacer mucho ruido,
los muros son delgados y no quieres que, además, te escuchen los vecinos.
Si te tiras en la cama a llorar procura esconder tu cabeza,
un cojín o una almohada o un peluche pueden ser buenas opciones
para que tu pena no sea escuchada.
Ahora ponte audífonos y evade el ruido que hay en tu cabeza.
Esconde tu pena y luego evádela.
Si pregunta, dile que estás bien y ve a llorar en silencio.
Si aún no es de noche y si no hace mucho frío,
puedes salir a caminar si lo necesitas.
Pero recuerda que en la calle tampoco puedes llorar ni hacer ruido,
no querrás que las personas que pasen a tu lado te vean en ese estado.
La caminata es para frenar, reprimir, detener, evadir.
Pero si te quedas, no debes explotar de pena,
menos aún si es con tanto llanto.
Frénate.
Las crisis de angustia las debes guardar solo para ti,
nadie debería verte así.
Si pregunta, di que no lo necesitas,
que puedes y debes lidiar con esto completamente sola.
Aunque sentirte sola te está rompiendo lentamente,
no debe saberlo, nadie debe saberlo.
Y no olvides:
tu pena no debe hacer ruido.
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