invierno

invierno

abel

16/03/2025

El gélido invierno hacía temblar todo mi cuerpo;

un leve hormigueo recorría mi piel,

como el roce de una hormiga caminando sobe la piel.

Temblaba. Quería gritar,

pero solo salía un aliento tibio,

perdiéndose en el aire como un susurro sin eco.

Me siento tan solo que ya no quiero levantarme más.

Me encojo sobre mí mismo,

como un pañuelo mojado olvidado en un rincón.

Helado, pegado a la piel.

Las lágrimas caen sin sonido,

deslizándose lentas, pesadas,

como la lluvia que oscurece los vidrios en los días más fríos.

Mientras tanto, evito quejarme del dolor en mi pecho,

un peso denso que se expande en el silencio,

como el último calor que deja un cuerpo en la almohada,

desvaneciéndose.

Solo me envuelvo un poco más, un poco más,

esperando entrar en calor.

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