—Hola, buenas tardes, señor. ¿Ha visto usted a la señora dignidad?
— Hola buenas tardes, no, hace unos años la vi marcharse.
—¿Y no dijo a dónde iba?
—No, lamentablemente no anunció su partida; solamente un día me levanté y no la vi más.
—Quisiera verla y poder pedirle un consejo.
—Muchas personas como tú desean hacer lo mismo, y es porque ella hace falta. Yo te doy un consejo: si hoy hay algo que pienses que esté pronto a irse, no dudes ni un segundo en aprovecharlo al máximo, y sobre todo, no pierdas de vista lo que no quieres que se vaya.
—Gracias, señor. Por mi parte, seguiré buscando a dignidad. Me presento, mi nombre es Juventud.
—Es un gusto conocerte; mi nombre es Tiempo.
Etiquetas:
poemario
OPINIONES Y COMENTARIOS