Estoy confinada alrededor de cuatro paredes,
el eco de tu voz no para, no se calla.
Mientras yo sigo haciéndome la que no tengo nada que soltar con mi lengua,
en el punto callado, mis paredes
hubiesen gritado,
hubiesen roto lo que está en vano.
Hubiesen dicho lo que yo en un año.
Mientras cortabas una rosa, mi rosa,
yo no tenía nada, más que fingir.
Yo solo quería contigo vivir.
Como la dicha, me la quitaste,
ahora me obsequio palabras.
Pero si no tengo voz, solo umbrales,
solo me queda silencio, y quedo sola, como si no tuviera ganas.
Suben hormigas a mi piel, mientras escribo,
dejaré que me coman, dejaré que me pudra.
Nadie puede salvarme, ninguna pared,
a mí ellas me comieron hace tiempo.
Caeré en la muerte y en el olvido, que es lo mismo,
y, aun así, muerta, esperaré que te entierres conmigo.
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