Agencia 1-0-3 : Iniciación.

Agencia 1-0-3 : Iniciación.

Alteria Estudio.

05/03/2025

                                          Agencia 1-0-3

                                  Volumen 01: Iniciación.

Por Marco A. Udave & Luther A. Lemann.

Idea y concepto original de Marco A. Udave.

                                                      1.

Septiembre 23 de 1997, aeropuerto internacional de la Cuidad de México.

Por más vueltas que le diera al asunto en su cabeza, Jessica Rivkin, estaba más que ansiosa por comenzar su misión. Se encontraba en el avión con su mesa en posición horizontal dándole un repaso a los informes. Escalofriantemente, los análisis estadísticos revelaban una relación entre los desastres naturales o crímenes atroces y de naturaleza “extraña” que han ocurrido en los últimos meses, en ciudades donde previamente el Yunque había hecho acto de presencia política. Sin embargo, al principio sus compañeros se miraron escépticos. Hasta donde se sabía esa organización estaba compuesta por humanos comunes y corrientes, con influencia y poder sin duda, pero comoners. Y siendo una rama política tan radical y fundamentalista, sería ilógico que se hubieran hecho de algún instrumento demoniaco para sus fines. Aunque no carece de sentido, si es que se piensa de manera tan sínica, como para llegar a la conclusión de que los líderes de dicha organización no se creen ni una palabra de lo que predican.

Más adelante la nueva agencia tendría que dar con las pistas de que posiblemente haya espers de varias clases que por alguna u otra razón está poyando a la organización. No había otra explicación plausible. Pero eso no lo averiguaría si no hasta arribar a su destino. Antes que nada, su deber era localizar y reclutar a un esper para la organización, que, aunque ella no lo comprendiese, era de suma prioridad.

Por el expediente que había leído en el informe, una melancolía terrible le invadió su cuerpo, aunque sin que esta lograse cambiar la expresión tranquila en su rostro. El chico al que tenía que contactar primero prácticamente tuvo en su juventud y posiblemente en la actualidad una vida de mierda. Pero tal vez no se comparaba con lo que había vivido en el pueblo de mierda donde ella paso sus primeros años.

Jessica era una muy guapa chica pelirroja. Mestiza, medio judía, medio rumana. Y había vivido su juventud en la Rumania de Ceausescu. Apenas atesoraba algún recuerdo feliz de sus padres, ya que la vida en ese lugar era bastante dura. Recordaba remotamente el jugar y el reír con su madre caminando largas horas de regreso de las extenuantes y largas filas del mercado. O aquellas pocas cenas en que podían reunirse, para comer algún pobre pájaro desafortunado alcanzado por las postas del cartucho de la vieja escopeta de su abuelo en aquellos primero años antes de que se mudaran a Bucarest.

Hasta ese día, se preguntaba cómo sería su vida a esa edad, si es que jamás hubiera ocurrido aquel genocidio orquestado por el ejército comunista. Probablemente seguiría siendo una campesina que lo más lejano que habría visto en su vida, sería alguna costa en el mar negro. Puede que hubiera terminado como una gris burócrata en la Rumania posterior a la Guerra Fría. O traería en su panza un pequeño ladrón de nutrientes que perteneciera algún chico esbelto que se la pasara todo el día recogiendo y guardando paja en el granero de la granja de su tío. Eso no lo sabía, pero seguramente, sería una mujer distinta de lo que es ahora. Algunas veces soñaba con semejante vida, pero sabía que eso jamás pasaría. Por más que tuviera la sensación de soñar. Se preguntaba al mirar por la ventana, cuando se había vuelto tan fría y tan inexpresiva. Sentía que toda su vida había sido una guerrera que vio demasiados inviernos. Y al haber servir en su juventud para la agencia en cierto modo se podría decir algo similar.

Trataba de recordar el por qué era un “refrigerador andante”, como en más de una ocasión le habían llegado a decir algún que otro de sus pretendientes, que habían salido enfadados del pub, cuando ella les había dejado en claro a veces de modo cortes a veces de un modo muy directo que eran unos imbéciles. No estaba segura, pero probablemente era el recordar a su padre con la cara desecha de una lluvia de balas, y el rostro de su madre ensangrentado y en lágrimas que le suplicaba que corriera, que fuera fuerte y que no volteara atrás jamás.

Alrededor de las 6 P.M. hora local de la Ciudad de México, había podido atravesar la aduana y que las autoridades correspondientes pusieran el sello verde característico sobre el visado de su pasaporte. El guardia fronterizo, al ver el pasaporte rumano le había hecho una pequeña broma, diciendo que, en México, no solían recibir vampiros con frecuencia. Hablando un pésimo inglés, al estilo de un salvaje en una película de John Wayne. Lo que Jessica hace es solo mirarle con esa misma expresión neutral. Primero le mostró que perfectamente podía hablar castellano. Acto seguido, le felicitó por saber si quiera en qué país se localizaba Transilvania, aunque el verdadero Vlad Tepes nunca estuvo en el castillo de Bran. Le recomendó separar la ficción de la realidad. El guardia perdió la sonrisa al ver que la chica le comentaba eso el mismo tiempo que guardaba su pasaporte en su bolso sin mirarle a los ojos mientras murmuraba entre dientes un sentido ”mamona”, cosa que Jessica escucho, pero ignoro como solía hacerlo ante esa clase de improperios.

En la gran sala de espera del aeropuerto Benito Juárez, estaban esperándola dos agentes de la PGR, que estaban al tanto de quien era su respectiva invitada. Uno de ellos, de tez clara, llevaba un cabello quebrado y revuelto, además de vestir untraje ya algo pasado de moda. Su corbata estaba desalineada, a la par de que su camisa ya estaba casi desfajada. Solo estaba de pie mirando ir y venir a las personas sosteniendo una bolsa de cacahuates japoneses, mientras los masticaba con la boca abierta. El otro agente era un chico esbelto y de piel oscura, con el cabello corto, casi rapo. Su manzana de Adán era prominente, y tenía unos largos dedos. Su aspecto hacia parecer que el moderno traje negro que llevaba puesto lo hicieran lucir como un niño que jugaba a ser su papá.

Este último sostenía un cartón que decía “Rivkin”, y el oficial que masticaba los cacahuates, le pregunta:

– ¿Te aseguraste de escribir bien el nombre?

– Si no soy tú. ¡Por dios! ¿Con lo que “¿La Señora” te paga, no te puedes comprar mejores ropas?

– Ya me conoces Renaldo, prefiero gastármelo en otras cosas. – Lo dice aun teniendo cacahuates en la boca.

– Si, ya me imagino. Pareces un puto adicto a los pericos. Me das asco guey.

– Si silo que digas “Milhouse”.

El detective voltea a su izquierda, en dirección a los accesos al aeropuerto y ve salir a una atractiva joven pelirroja, que vestía un entallado y elegante vestido tipo Chanel, una chamarra con unas botas negras y altas, aquella joven no solo era bella, el solo verla andar era un verdadero espectáculo.

– Oye Renaldo, ¿esa belleza de pelos rojos no es quien buscamos?

Renaldo saca una carpeta de su portafolio, cual estaba en el suelo de lado de su pie izquierdo, y saca la capeta de archivo, con un sello que decía “clasificado”. Comparó a la mujer de la fotografía con la que había salido de la puerta y responde positivamente.

La mujer había volteado en su dirección y esta se acerca a ellos.

– ¡Qué nervios! – Exclama Renaldo. – Estuve practicando ingles estas semanas. Espero poder hablar con ella más allá de los negocios si me entiendes.

El otro oficial acabándose sus cacahuates, le dice en tono de burla:

– Por favor, te apuesto quinientos pesos a que ni te va a entender.

Hector, quien tenía el cartón en sus manos se aproxima a esa mujer y se presenta, hablando en un paupérrimo inglés:

– “Good morning miss, mi name is Renaldo, i commander from PGR agency, this is partner”

– Señor, ahórrese las molestias. no tiene por qué hablar así conmigo. Puedo hablar castellano perfectamente.

El comandante Renaldo se sonroja un poco. Mientras su compañero lo miraba de manera burlona.

– Usted debe ser la agente Rivkin.

– Así es. – Responde de manera neutral.

– Soy el comandante Renaldo Francos, y mi compañero el subcomandante Héctor Serrano. Le advierto que tiene una personalidad un poco extravagante.

– Supongo que ustedes son quienes tienen autorización sobre los asuntos de “AGENCIA”.

– Desde luego señorita Rivkin, “La señora” se toma muy en serio su trabajo.

– “¿La Señora?” – Pregunta extrañada.

– Si, nuestro jefe. – Masculla Héctor.

La chica rumana hizo una expresión de no entender.

– Le pusimos ese apodo porque es un gordo seboso, asqueroso y mal oliente, con nalgas de señora tamalera, o de esas que lavan ajeno.

Ambos sujetos se ríen, al recordar el por qué el apodo de su jefe, pero sus expresiones cambian cuando ven que la expresión en la rumana no cambió en lo más mínimo.

– Bueno permítame que le ayude con la maleta señorita.

– Se lo agradezco. – Renaldo toma el equipaje de la agente rumana mientras regaña a su compañero que debía ayudarle con su otra maleta de mano.

Se dirigían a la salida para tomar un pequeño carrito que los dejara cerca del estacionamiento.

– Dígame señorita…

– Rivkin.

– Señorita Rivkin. ¿Tuvo un buen vuelo?

– Si, gracias. – Masculla Jessica sin expresión.

– Dígame, ¿quiere que la llevemos a cenar algo antes de llevarla al hotel? Conocemos un sitio donde hacen unos estupendos tacos al pastor y te puedes servir toda la horchata de arroz que puedas tomar. – Decía Renaldo, llevando tras de sí la maleta con ruedas de la agente Rivkin.

– No, gracias. Prefiero que me lleve al hotel que me asignaron para descansar y comenzar a trabajar en el caso a primera hora mañana.

– Bueno señorita se cambia de opinión avísenos. No puede dejar esta ciudad sin probar los tacos del Danny.

– Claro que sí. No se preocupe. – Dice Rivkin, sin voltearlo a ver.

Ambos sujetos ponen las maletas en su lugar, y justo antes de que Héctor pudiera abrirle la puerta Jessica la abre rápidamente sola y sube al auto en el asiento trasero.

El tráfico en la ciudad ya era de por si espantoso, mientras se dirigían a la colonia los doctores.

Héctor que estaba en el asiento del copiloto. Comenzó una boba conversación, en un fútil intento de amenizar el viaje.

– Es una linda noche. Por fin toca un poco de viento fresco, la ciudad de México es un cuenco caluroso en julio y agosto. Por no mencionar que la maldita nata de smog que cubre el cielo no deja respirar. Y como está Rumania señorita.

– Agradable, por estas fechas. Sin smog.

– ¿Dónde aprendió hablar español, señorita? – Pregunta Renaldo.

– En la academia militar de Moscú. Tenían una escuela de lenguas. Se hablar rumano, inglés, español, alemán, ruso, francés, y algo de mandarín. Con el respaldo Katherinne Gwilym.

– ¡Órale! Mis respetos señorita. Yo apenas puedo con el inglés. – Dice Renaldo.

– No se sienta tan mal. Hablo el mandarín igual que usted el inglés.

– ¿A si?

– Si. Como un salvaje.

Héctor se carcajea, de su compañero.

– Bueno, nuestro sistema educativo no es muy eficaz señorita. Es una mierda, como todo en este país, si bien entiende. – Trata de justificar Renaldo.

– Esa es la razón por la que sostengo esta conversación con ustedes. ¿No es así caballeros?

– Si. – Dice Héctor. – Desconozco que tan actualizada tenga su información señorita, pero esperamos que pueda determinar que, la inseguridad creciente en esta ciudad tiene algo que ver con lo que está pasando… con todo ese asunto del Yunque.

– ¿Que tan efectiva es su seguridad en “LI-Alfa”?.

– El hermetismo se mantiene, casi igual o mejor que el del banco de México. Pero si hemos tenido intentos de ataques, y por fortuna los Firewalls o lo que sea que lo proteja, los han repelido con éxito. Por lo menos me han informado de incidentes que concuerdan con la característica esper, pero como sabe las autoridades deben encubrirlo todo, y de ser necesario con una chica de grandes curvas en las portadas de los periódicos de la tarde.

– ¿La inseguridad ha crecido?

– Como la espuma. Y naturalmente esto beneficia a ciertas personas.

– A quien debemos buscar señorita, dentro de la carpeta clasificada hay otra que está sellada con una llave magnética que se abre con huella digital.

– Lo sabrá en su momento, me quedaré con este informe. – Ella toma la carpeta que traía el detective.

– He escuchado tantas historias sobre estos seres. ¿Será seguro para nosotros el enfrentarnos a ellos?

– No se preocupen caballeros, llevo conmigo el equipo necesario. Ella dice esto, estando sentada en medio del asiento trasero. Sin voltearlo a ver, ella se poniéndose unas gafas rectangulares de armazón dorado ya que al doblar en una esquina el sol pegaba directamente en el rostro de Jessica limitando su visión.

Se le queda mirando un poco Héctor y le comenta:

– Se le ven bien esos lentes señorita. – Ella le voltea a ver, mientras el sujeto le sonreía

– Tiene un trozo de maní entre los dientes.

El expresivo del tipo cambia radicalmente, y de inmediato se dirige la mano a la boca. La chica prosigue con la lectura de sus documentos.

Finalmente, después de una hora y media de trafico insufrible. Llegan al hotel San Juan, donde tenía su reservación por parte de la PGR. Era imposible para los dos sujetos discernir si es que la chica rumana estaba decepcionada por que el edificio lucía como una casa de dudosa reputación. Cuando los tres bajaron del vehículo. Ambos hombres le ayudaron a bajar su equipaje, y le entregaron sus números de bíper y sus tarjetas de presentación. Junto con el número de sus departamentos. Amablemente se despiden, esperando poder verla mañana para empezar.

– ¿Y cómo la vez?

-La verdad no entiendo porque es tan joven, además es una payasa, a de pensar que por estar buena puede ser una sangrona.

-Esa actitud mamona, como le llamas no me preocupa. Desde que supimos todo este desmadre por casualidad, ni la Señora ni nadie importante de la “procu”nos dice más, aparte nos piden que no preguntemos, y ya sabes cómo es cuando dice “no preguntes”. Si no hubiéramos presenciado lo que paso con ese “muchacho salvaje” en Puebla pensaríamos que esto es algo sacado de una de esas caricaturas de monos chinos del canal 7.

Ambos hombres quedan en silencio un momento y miran de reojo a Jessica. Cuando ella finalmente cruza la puerta del hotel ambos sujetos se retiran para buscar algo que cenar. La chica se pone frente a recepción y pica unas tres veces la campanilla sobre el mostrador. Se aparece detrás de los armatostes una señora de sesenta y tantos años que tocia, y con voz ronca le recibe para atenderla.

– Si señorita en que le puedo atender.

– Tengo una reservación para este hotel a mi nombre.

– Y usted es…

– Jessica Rivkin. Aquí muestro una copia de mi pasaporte.

La anciana se acerca a la vieja computadora tras el mostrador y verifica su identidad y su reservación. Y le da las llaves del cuarto 12 del tercer piso. Llama a un joven que le ayuda con el equipaje, el cual inevitablemente queda sorprendido al ver a la bella pelirroja. En lo que el joven se despabila y predispone a dirigirse al cuarto de Jessica con el equipaje, esta presta atención a un aparador con un montón de cajas de películas en VHS.

– Si que tienen buen repertorio. – Comenta Jessica en tono desinteresado.

– Temo que todas están ocupadas niña. Pero tengo disponible… ¡esta! – Tose la anciana. – Es una película muy especial que me piden a veces los clientes.

– ¿A si?

– Sí. Es de policías y ladrones. – La anciana tose aparatosamente, mientras le entrega la película en una caja sin portada.

Cuando llegan a su habitación el nervioso joven le abre la puerta y le entrega las llaves a Jessica, sonriente este le desea una buena noche. El cuarto apestaba a tabaco y café. Las lámparas estaban sucias lo cual hacía un ambiente un poco obscuro. Y el decorado en acabado de madera, estaba muy pasado de moda. El baño estaba limpio al parecer, pero no tenía buena pinta. Podía oírse el gotear cavernoso de la ducha, una pocilga. Aunque esto no era ni de lejos el sitio más lúgubre dónde se ella se aposentara. Ella pone sus maletas en la cama para ponerse su corpiño, escuchando el murmullo de la ciudad, y los claxonazos de los automóviles.

Sentía curiosidad por el VHS que le había entregado la anciana decrépita, y lo reproduce en la videocasetera sobre el viejo televisor Sony de 20 pulgadas. La cinta no estaba rebobinada pero la videocasetera se puso en Play automáticamente. Y aparece la imagen de un preso con el torso desnudo y los pantalones abajo, teniendo sexo con una guardia de seguridad, cual tenía grandes senos. La mujer en el video gemía como una loca, diciendo palabras sucias al hombre que la penetraba. Mientras este le daba fuertes azotainas.

Jessica gimotea, con algo de sorpresa en su rostro. Mientras mascullaba.

– ¿Se supone que esto me debe dar risa?

De pronto, de un modo improvisto y súbito se escucharon relámpagos. Cuando llegó a la ciudad no había indicios de tormenta. No podía adelantar conjeturas, pero ¿y si era el significado de que alguien sabía que ella había arribado a la ciudad? Después de todo sus experiencias previas como agente a prueba ya le habían enseñado a hacerle caso a si instinto.

Apagó el televisor y desempacó su equipo del maletín grande. Y activo una diadema que sostenía unas lentillas de cristal, que funcionaban como un medidor para detectar radiación esper, junto a ello una computadora de un modelo especial, una tecnología algo avanzada para las computadoras comerciales. Y evidentemente, los instrumentos chisporroteaban al detectar la presencia de un esper. Y era de los grandes.

                                                        2.


Septiembre 23 de 1997.

El sonido de una balacera había despertado a Antonio, pero no súbitamente como las primeras veces. Con cautela se asomó por la ventana tratando de buscar el proceder de aquellos sonidos estridentes y esporádicos.

El hoyo, así es como llaman sus lugareños al barrio más marginal de Iztapalapa, era una de esas colonias de paracaidistas a las faldas de la sierra de Santa Catarina, al oriente de la cuidad, en los límites entre D.F. y el Estado de México. Y el sitio indicado si es que se busca desaparecer de la vista de los poderosos. Era perfecto para Antonio. Perfecto para esconderse de sus “padrinos” y su sequito de fanáticos. Aunque resultaba paradójico en ocasiones pensarlo. Ya que barrios como aquel, también era una fuente inagotable de carne de cañón para los distintos rubros del crimen, desde el narcotráfico hasta la trata de blancas. Formal e informalmente.

El sonido parecía proceder a unas pocas manzanas de distancia, parecía la barrida de otra pandilla. ¿El motivo? Dios sabrá cuál. Disputa territorial, venganza personal, o una simple disputa amorosa por celos. Antonio le daba tanta importancia a la razón de esa matanza, así como la misma sociedad da importancia a las razones que empujan a niños inocentes a convertirse en despiadados criminales que no merecerían otra cosa más que experimentar el martirio en la tierra. Pero ¿Es que acaso toda su vida no era ahora un martirio?

Lugares como esos eran sitios perfectos para ocultarse. Por buenos motivos. Lugares tan sucios, tétricos y deprimentes eran el recordatorio constante del fracaso de una sociedad para alcanzar la verdadera justicia. Por eso la gente prefería ignorar que era lo que ahí ocurría. Eran como pedazos del reino del mismo Satanás.

Antonio intentaba recordar todo lo aprendido en el seno de su familia. Tratando de adivinar cuál era el plan que Dios tenía para él en el mundo. En ciertos momentos se preguntaba ¿Acaso él era un esper, por que esa era la voluntad de Dios? ¿Ellos eran acaso la respuesta de este… a los llantos y el sufrimiento tal vez merecido de esta condenada raza humana?

Cuando la aurora abrió camino a los primeros rayos del sol, que se asomaban entre el cableado de un viejo poste de luz frente a su ventana con arreglos metálicos oxidados, se levantó del sucio y pegajoso colchón. Su habitación rentada parecía el cuarto de una casa de citas de mala reputación. La habitación aún apestaba a sexo, y a latas de cerveza vacías. Cuando abrió los ojos, recordó a su joven vecina Ximena.

Su vecina era tal vez una chica que desprendía aires de mediocridad en cualquier sentido imaginable, y tal vez eso era lo que le gustaba de esa chica. Lo que hacía que en sus ratos más lúdicos su pene adquiriera fuertes erecciones. Después de todoél también era un muchacho muy joven.

Ximena era una chica de piel morena, y un cabello desalineado y grasiento. Pero era encantadora, sencilla y juguetona. Le gustaba pensar que era un ángel cual tenía la bondad de sonreírle a los condenados en el infierno. Siempre vestía ropa desgastada y vieja. Y en los tiempos más calurosos a veces vestía largas y holgadas camisetas de hombre, igual como cuando ella se le apreció en su puerta aquella noche.

La joven Ximena era hija de Doña Fer, la casera de la colonia donde el residía. Y de hecho ella había sido intermediara para que Hugo, un primo que trabaja como empacador en Bonnacarne, le diera un pequeño espacio, para que pudiera sobrevivir. La joven Ximena le había gustado a Antonio desde el momento que llegó de manera atropellada, angustiado, asustado y solo .

Antonio se sentía cohibido por ella en un principio, pero esa chica con aspecto tan desalineado, le gustaba. Y puede que eso se debiera a que ella era tan diferente a la mayoría de chicas con las que había crecido. Tan engreídas, mimadas e hipócritas. Ella era todo lo contrario. Sin embargo, a veces se preguntaba cómo se vería en ropa de diseñador, o una fiesta de alta sociedad con un bello vestido. Podría apostar que se convertiría en una de las chicas más hermosas que hubiera visto, su propia Eliza personal.

Ella se había aventurado a visitarlo, aprovechando que su madre visitaría a una tía la noche anterior. Así que el sueño era un pequeño precio a pagar por una noche en la que ambos se dejaron llevar por una irresistible y loca atracción.

Se frotó los ojos mientras se dirigía al cuarto de baño. No sin antes orinar en la taza de un inodoro sin tapadera en el depósito. Y el cual tuvo que accionar sumergiendo la mano ya que no contaba con manivela. El cuarto no contaba con más decoración que un viejo revistero con un par de revistas pornográficas abandonadas por su anterior dueño, y una bombilla desnuda colgado del techo manchado con hongos por la humedad. Además de un espejo cual antes era un rectángulo con el cual le permitía el verse hasta sus genitales. La ducha solo contaba con piso de cemento y unas llaves carcomidas por la sal, de la cual salía agua de dudosa pureza. Pero al menos era refrescante.

Cuando termina de bañarse se seca frente al espejo. Pero cuando lentamente se descubre frente al espejo aun eran perceptibles las cicatrices en su abdomen. El recordatorio de la noche que decidió plantarle cara a su terrible padre. “Padre”, al menos en un sentido técnico.

Todos los días trataba de negar la idea, del no poder entender los motivos verdaderos de por qué había sido un protegido del El Yunque. Antonio era uno de los niños milagro que sobrevivieron al terremoto del 85. Lamentablemente a sus tan solo cuatro años de edad había perdido a su verdadero padre en ese mismo desastre. Según lo que le contaba Sor Karina, la regidora del orfanato en Apizaco, donde se quedó por más de un año mientras veían su situación, el realmente era un milagro, porque los rescatistas, describieron que apenas y tenía heridas, mientras la mayoría de las personas del edifico murieron aplastadas bajo los montones de escombros, o morían en el hospital, como fue el caso de su padre. Según en las palabras de la monja fue como si dios quisiese que viviera. En sus momentos más lúdicos e incluso deprimentes, siempre volvía a recordar ese momento. El momento en que su edificio departamental se había venido abajo y el misterioso lapso entre eso y el despertar junto a ese doctor de apariencia extrajera que lo saco de ese coma .

Mientras se encargaba de cargar las reses en la empacadora, los sonidos estridentes de las maquinas al cortar el hueso y la carne de las reses. Le vinieron por una extraña razón, un recuerdo vago de un sonido estridente, y una luz acompañado de un enorme deseo por qué no les pasara nada a sus papá, de quien no conservaba ninguna fotografía y cuyo rostro aun podía recordar. No sabía por qué ahora ese sentimiento le provocó una melancolía terrible. ¿Acaso será la “resaca espontanea” que tenía, no estaba seguro? ¿O acaso será que estaba enamorándose de esa belleza morena de su vecina?

Esa tarde, que Antonio estaba limpiando los residuos de la cadena de montaje. Le había saludado como siempre, el primo de Ximena, y además para ayudarle con el trabajo. Hugo, el primo de Ximena, solía ser algo pícaro y perspicaz para distinguir detalles. Pudo darse cuenta que por un momento le tembló la voz a Antonio, y le resultaba difícil sostener la mirada. Ambos estaban cargando reses de pie junto a la cadena de montaje de los ganchos. Tendrían una conversación parecida a esta:

-Oye Antonio, mi tía me dijo que haría tacos de discada para cenar. Me pidió que por favor nos acompañaras después de la chamba.

-Si seguro. Gracias Hugo. – dijo Antonio algo titubeante. Entonces su compañero le pregunta.

– Tú eras virgen ¿verdad?

-¿¡Que!? ¿Cómo? – Responde sonrojado Antonio, sin saber cómo contestar.

– No te pongas nervioso mi amigo. En la madrugada temprano vi salir a mi prima la Ximena de tu cantón. Además, la vi contenta en el desayuno con mi tía. Hacía tanto que no la veía así.

Antonio se encontraba algo sonrojado, sintiendo una incomodidad que… le pareció fuera de contexto, pero en el fondo se sentía bien. Sobre todo tras escuchar lo último.

-¿Pero qué tiene que ver la pregunta con eso, Hugo?

-Por cómo reacciónate cuando me viste. Como si no quisieras hablar. ¿Cuánto que en la mañana te quebrabas la cabeza ¿eh?

Antonio solo emite una leve risita. Hugo prosigue:

-Ximena es una chava buena. Asegúrate que sigua así, colega. Desde que llegaste, me dijo que le latiste. Y no por que seas un fresón mamón, precisamente.

– ¿Cuándo has visto un fresón mamón trabajar en un rastro de la central de abastos?

-No tendrías que, si no estuvieras huyendo de todo eso que nos contaste.

-Jamás dejaré de agradecérselos. No cualquiera hubiera corriendo el riesgo.

-Por eso digo que eres un fresón mamón.

– ¿Qué?

-No tienes por qué. Tú crees que hacemos mucho en darte hogar, trabajado y cuanta chingadera se te ocurra estar mamando, porque de donde bienes, no lo imaginas. Pero acá, en “el infierno” de esta pinche ciudad. Todos nos jugamos los tanates todos los días.

-No les costó nada. Por así decirlo.

-Yo no soy tan caritativo como mi tía o mi prima. Si te hubieras puesto tus pinches moñitos, cuando mi prima me hablo sobre ti y me hubieras quedado mal con la recomendación para trabajar, no hubiera sido partidario de tu estancia. Pero debo decir que tu actitud me sorprendió.

– ¿Y eso porque?

-Conozco a los riquillos. Muchas veces no son capaces ni de limpiarse bien el culo, aunque la puta vida se les valla en ello.

-Pero el yunque no son solo un montón de niños ricos. Ellos podrían dañarlos si es que me encuentran y los involucran.

– Igual y sí, pero para alguien como nosotros, que cargamos con navajas y pistolas, a pesar de la pinche policía, no los vemos de manera diferente a los putos culeros que disparan balas frías al hoyo cada pinche noche. Si se meten conmigo, mi familia o mis compas. Que se atengan a perder los huevos, ya si sean un puto cholo, o un riquillo del yunque o del pri o lo que sea.

Antonio pensaba en esas últimas palabras de Hugo. Por un lado, le conmovía el ver como protegía a sus seres queridos, era casi romántico. Pero por otro lado pensaba que no era tan simple, una navaja, o una pistola era algo que no le causaba mucho temor al jovencito moreno, después de todas las cosas increíbles que había visto desde que descubrió sus poderes

En ese momento, el jefe del equipo les grita por los altavoces de la central de abastos que ya era hora de marcar salida e ir a casa. Los chicos se disponen a dejar su equipo en sus respectivos lugares.

La empacadora no quedaba lejos de la colonia donde residían. Sin embargo, era conveniente tomar uno de esos taxis bochos verdes, para dejarlos lo más cerca posible, con el fin de cruzar las calles transitadas. Así como el reducir la posibilidad de ser asaltado. Eso claro hasta donde el mal cariento taxista quisiera llevarlos. Era habitual que muchos taxistas, de maneras ingeniosamente groseras les dijeran que no se atrevería a llevaros hasta el hoyo.

Se encontraban caminando a unas 12 manzanas de la colonia, y el camino les fue más largo que de costumbre ese día. Ya acababa de oscurecer. Hugo tenía en mano un paquete con algunas chuletas, indispensables para la cena que les esperaba en casa. Para ellos era fácil conseguir buena carne y con descuento por ser empleados de la empacadora. Pero a Hugo le pareció algo extraño el silencio de Antonio.

– ¿Que pasa carnal? Estás bien calladito.

– No es nada, te lo aseguro.

– Espero no te sientas incómodo lo que dije en la tarde. Coger mi hermano, es lo más natural del mundo. De hecho, sabías que si no coges ¿te vuelves loco?

– ¿Qué crees que te pasa si no coges?

-Pues si como mínimo no entrenas el soldado con manuela, pues te pones violento. Siempre he sostenido la teoría que el mayor pinche culpable de lo que pasa en el mundo es la falta de sexo. Una vez leí que la sexualidad es remplazada por la violencia.

– ¿Tu lees?

-Parezco que no ¿vedad? Con mi pinta de pinche panchito . JAJAJA. No, en serio, no se estrile. Mi primita Ximena, es una morra muy bonita y buena. Si anda usted con ella, trátela con cariño, no sea como los pinches chacales con los que salía. ¿Ves esta cicatriz en mi mano?

Hugo, señala una cicatriz larga en el reverso de su mano izquierda.

-Me la hizo el hijo de su puta madre de su ex. La defendía de un pendejo que era un pinche coco y un pinche huevón que la trataba de la chingada. Siempre he hablado con ella que no se la pasara con pendejos como él. Pero sabes algo, tristemente parece que en este país educan a las viejas para que se enamoren de pendejos como ese.

-Fíjate que no estaba callado por pensar en Ximena.

– ¿Ah no?

– ¿Tú crees en el destino, Hugo?

-La verdad, no pienso en esas pendejadas, carnal. ¿Por qué lo preguntas?

-¿Creo que jamás te conté verdad? Soy lo que llaman, “niño milagro” sobreviví al terremoto del 85.

-No lo creo. – Exclama Hugo con sorpresa

– Lamentablemente, encontraron a mi papá moribundo bajo los escombros. Pero hasta hace poco, de hecho, anoche soñé con algo que parecía ser un recuerdo de mi infancia entonces, pero no estoy seguro. Soñé con el terremoto, y todo lo que recuerdo es que justo antes de todo se viniera abajo. Sentí dentro de mi algo extraño. Una sensación como una corriente. Creo que se debió a lo que sentí cuando estaba con Ximena, pero en el sueño. Esa sensación recorría mis brazos y mi pecho. En el sueño logré que mi padre no fuera aplastado al detener la gravedad con mi fuerza de voluntad. De pronto el sueño se desvanece, y aparezco de nuevo esperando en la puerta del orfanato a mi mamá y a mi padre adoptivo.

-¿Ese cabrón del yunque verdad?

– Si. Escuchándole decir a la madre que nos cuidaba, que yo era importante. Que era un milagro, porque dios tenía una misión para mí. ¿Sabes? Durante años, eso no significo más que la disciplina estricta a la religión, y los contantes sermones de ese vejete. Su visión del mundo. De verdad odiaba que mi madre se aparejara con él, aunque no la culpo, se sentía en necesidad. Aunque ese es otro tema… El caso es que esta mañana me sentí diferente. Creo que siempre ha habido algo más.

– No entiendo. ¿No decías que escapabas del yunque por que estabas pasándole información a una mujer en Europa o algo así sobre sus operaciones?

-Sí, y es mejor que no te lo cuente con detalle, no quisiera meterte en líos por saber de más. No lo sé, igual son los nervios, o mi primera vez haciendo una misión solo. Pero no estoy seguro si eso fue un sueño o el primer recuerdo consiente. Porque… lo sé. Suena extraño, pero no lo siento como tal.

– Creo que solo eres un fresón mamón. – Hugo le hace una mueca. – andando colega, que hace hambre, y la tía debe estar…

– De pronto Hugo se detiene súbitamente y con su mano derecha detiene el paso de Antonio.

-¡¿Qué sucede?! – pregunta Antonio exclamando a Hugo.

– En medio del silencio de la calle, mientras la luz del sol agonizaba en el poniente. Un sexto sentido que Hugo había desarrollado con los años, le hizo erizarse la piel. Alguien los estaba siguiendo.

– Escúchame Antonio. – Dice Hugo con un susurro. – Cuando te lo indique te hechas al suelo.

Hugo acerca su mano a la espalda con el fin de sacar su pistola del pantalón. El hace una cuenta de tres con los dedos de su mano izquierda. Habiendo hecho que Antonio prestara atención previamente. Cuando la cuenta termina, Antonio se arroja al suelo y se rueda por el suelo para esconderse bajo un viejo nissansulu. Hugo da un giro de 180 grados para disparar, a lo que parecía ser una figura negra. Con una máscara anti gas. La cual tenía unos grandes ojos rojos. El aspecto no era nada tranquilizador. Pero Hugo no podía creer lo que estaba viendo, la figura se movía tan rápido como un parpadeo esquivando las balas. Chisporroteaban los impactos de bala en los brazos de esa figura en chispas ardientes y de electricidad. Parecían rebotar sobre una superficie de acero blindado.

Entonces cuando el parque se le termina a la Glock 9mm de Hugo. Él le grita Antonio que se escondiera. Hugo se coloca en posición esperando que esa figura se le acercase para pelear, mitra Hugo comenzaba a sentir un dolor de cabeza que rápidamente subía en potencia. Antonio supo de inmediato que lo habían encontrado, eso que le causaba dolor a su amigo para Antonio era lo que a él le indicaba la presencia de un esper.

-Maldita sea- Pensaba Antonio que tenía que salir en auxilio de su amigo de inmediato.

La figura encapuchada caminaba apaciblemente y levanta su mano derecha al mismo tiempo. De pronto el cielo comenzó a relampaguear y un enorme rayo cae sobre la mano de la figura. Los ojos se tornaron en un destellante rojo, y lo que fuera que estuviese bajo la máscara emitió un grito metálico completamente surrealista. Hugo paralizado por el miedo y el dolor no sabe qué hacer, salvo voltear a ver que Antonio estuviese escondido. Solo basto un instante de ver de nuevo a lo que fuera que estuviese frente a él para percatarse que estaba viendo a la misma muerte. Toda su vida paso frente a sus ojos. Y la figura enmascarada encañona su mano con esa energía contra él.

Hugo vio un enorme destello de luz, cual por un microsegundo sintió como un calor insoportable y un ruido ensordecedor. Para después desvanecerse en una eterna oscuridad ante la mirada desesperada de Antonio.

                                                        3.


Septiembre 23 de 1997.

Hugo se había convertido en una masa amorfa de carne cual había estallado en todas direcciones cuando un relámpago azul le impactó el pecho y la cabeza. Antonio brama como una bestia furiosa saliendo de su escondite. Regueros de lágrimas por la rabia y la pena salían de sus ojos. Maldecía por haber obedecido a Hugo de que se escondiera, ni siquiera savia porque le había hecho caso. Tal vez las cosas hubiesen sido distintas.

La figura enmascarada, confirmó mediante su interface de una rudimentaria realidad aumentada, por la visión de sus googles la identidad de su objetivo. Se tranquilizó un poco cuando pudo confirmar que el detector de radiación esper indicaba cero. Antonio observaba de reojo a donde podía, como verificado que nadie más estuviera ahí, ya fuera para agredirlo o ayudarlo. Inhaló una bocanada de aire, más por furia que por necesidad de oxígeno. El ambiente se llenaba poco a poco de esa sensación que el ya conocía, la del estado cuántico, a la que aún no se acostumbraba del todo.

– Maldito infeliz…

Mientras el chico murmuraba, unas tenues partículas de luz emergían de Antonio, él estaba dispuesto a pelear. Su maestra le había advertido que aún no estaba listo para un mano a mano con otros espers de poder considerable, pero su ira hacia inevitable que pudiera contenerse.

– Así que eres tú…

Al decir esto el medidor de radiación del enmascarado se disparó por un momento, lo que provocó un breve susto, sin embargo la energía irradiada por el joven Antonio descendió de golpe a un nivelmucho más bajo, que si bien era poco poder en comparación al de sí mismo, podría causarle un problema si no actuaba rápido.

Antonio de modo repentino corrió hacia la figura, enfurecido y cegado por la ira, quería acabar con esa tenebrosa figura enmascarada con sus propias manos. El movimiento de Antonio era como si a su paso dejara una proyección de sí mismo, en tanto su mano izquierda se iluminaba con una luz roja, dispuesta para atacar a su enemigo.

– Ingenuo – El Mercenario sin moverse mucho detiene la trayectoria de Antonio en seco, atrapando el puño del chico con su mano izquierda, lo cual provocó una onda expansiva que destruye vidrios y provoca un ligero sismo.

A la figura le bastó un movimiento más de su mano derecha para someterlo, ya que con un par de dedos que coloca a la altura debajo de cuello de Antonio el misterioso hombre logra paralizarlo utilizando una técnica tantrica . Una corriente de energía recorría el cuerpo de Antonio con un desagradable hormigueo. La figura habló con una voz cual tenía un tono metálico a la par que un acento europeo que no era fácil de descifrar.

– No intentes tonterías niño. Será mejor que te resignes a que el juego de las escondidas terminó.

Antonio estaba furioso. Con una voz cual delataba su dolor. Le gritó de forma frenética:

– Cuando me sueltes, juró que te arrancaré las asquerosas entrañas.

La figura responde con un tono neutral:

– Lo dudo, apenas puedes moverte. De hecho puedo paralizar las sinapsis nerviosas que manejan tu sistema respiratorio. ¿Quieres saber que se siente el no poder usar tus propios pulmones?

La figura extiende su mano izquierda y apunta hacia Antonio. Este último puede sentir que para el respirar le era imposible. Intentaba aspirar profundamente, pero lo único que podía hacer era mover su diafragma. La figura esperó unos 15 segundos hasta que Antonio comenzaba a volverse loco de no poder respirar. La figura suelta su mano izquierda y Antonio vuelve a respirar de golpe. La figura lo deja caer al suelo. Para permitirle recuperar el aliento.

– Espero dejarte en claro que no debes intentar estupideces niño. Ahora levántate, debo llevarte de vuelta con tu padre.

Antonio termina de toser y le responde.

-No iré contigo a ningún lado. Ni regresare con ese vejete.

– Resistirse es inútil para ti, niño.

Antonio se da cuenta que junto a su pie derecho estaba el arma ensangrentada de Hugo, justo al lado de restos de ropa y carne. La toma de inmediato, para descuido de la figura, y la coloca en su sien.

– Para cuando decidas hacer algo, dispararé esta arma. Espero no te pidan un rembolso por tan mal trabajo. Era de suponerse no eres 100% infalible o sí.

– Ser esper no te hace un ser omnisciente. Por más que lo intentes.

– ¿Admites ser esper? ¡¿Y aun así estas ayudando al Yunke?!

Antonio grita de manera frenética está última pregunta.

– Ser commoner o esper no tiene relevancia. Ni ser de izquierda o derecha, liberal o conservador. Los ideales ya no tienen cabida hoy en día. Y no te lo digo de a gratis.

– ¿Sabes cuáles es su plan?

– Si. Lo sé.

– Debes de tener mierda en la cabeza si aun así los ayudas.

La máscara de la figura, se repliega en muchos trozos que se desensamblaban en un espectáculo visual, equivalente a un rompecabezas viviente. Mostrando el rostro de un galán otoñal, de cabello blanco, casi sin entradas. Sus fuertes facciones delataban su proceder de algún lugar de Europa del este. Llevaba un parche en el ojo derecho a la par que una larga cicatriz.

– Para nada tengo mierda en la cabeza. Al contrario, he aprendido de mis errores.

– ¡Dime quien y que eres! ¡Te exijo que me digas que diablos está ocurriendo! ¡Quiero que me digas lo que sabes!

Antonio comenzó a apretar más el gatillo. Su voz se volvía quebradiza y su respiración se agitaba. El individuo frente a él traga saliva por un momento y trata de esclarecer sus ideas para responder. Pero a la vez no cometer una imprudencia con respecto a su misión. Que otra opción le quedaba si no que más responder, si con eso pudiera evitar que su objetivo se volara la tapa de los sesos.

– Bueno si con eso no comentes una tontería… No puedo decirte mi nombre. Pero decirte quien soy. Soy un esper que intenta ganarse la vida. Un mercenario por decirlo así. Mi trabajo consiste en matar o neutralizar a cierta gente, o evitar que maten a otra. Todo depende de lo que pidan mis clientes.

– ¿Tú quieres matarme?

– No.

– Entonces déjame ir. Te atreves a dar un paso más ya no le seré de utilidad a nadie. Debes entender, con lo que yo ahora sé, es peligroso regresar a manos del Yunque. Eso será peligroso para ti también ¿lo sabías? Ellos no se detendrán en este país. Ellos buscan infiltrarse en todo el mundo, con diversas versiones de sí mismos.

– ¿Ah sí? Déjame te digo que lo acabas de mencionarme. Es justo lo que yo sé al respecto.

– ¿Crees que tu sueldo te protegerá? – Pregunta Antonio.

– Pongámoslo de esta manera. El Yunque no es la única fuerza de la que deberías preocuparte. Mi experiencia me ha confirmado que hay poderes mayores que buscan cambiar el balance mundial y reconfigurar a su gusto las sociedades de todos los países.

– ¿Cómo sabes eso?

– Después de la guerra del golfo, he viajado de un lado a otro del planeta. Y me he percatado que fuerzas mayores de poder han estado muy activas e intranquilas. Son muy diversas y están tratando de asegurarse un buen lugar para presenciar el espectáculo que abrirá con la llegada del nuevo milenio.

– Para mí no tiene el sentido el creerte.

– No tienes por qué. ¿Sabes? Anteriormente pensaba como tú. Era un esper que buscaba su lugar en el mundo y quería descubrir que hay más allá de los que percibimos con nuestros sentidos. Pero al ver lo que les pasó a muchos colegas míos tras la guerra del golfo y en Chechenia, lo mandé todo al carajo. Preferí velar por mi culo, desde entonces.

– ¿Y piensas entregarme? ¿Qué te hace pensar tu culo estará a salvo, dando ventaja estrategia al yunque? Ellos me obligaran a decirles todo lo que sé.

– Debiste pensar en eso y escapar a tiempo de ellos en lugar de crecer como un niño mimado mamando de tus domingos. Ya me las arreglare cuando llegue el momento. Ahora será mejor que rindas.

– ¡No lo hare!

Exclama Antonio con furia. Sin apartar la pistola de su cien. Entonces la máscara vuelve a emerger y a ensamblarse. La voz de ese hombre adquiere de nuevo un tono metálico y electrónico.

– Puedo percibir tu temor chiquillo, existe un 90% de posibilidades de que no tires de ese gatillo. No eres más que un mocoso cagado en los pantalones. Un enrome farol es lo que veo. Tu charla me fue útil, dio oportunidad a mis sensores de confirmar lo que sospechaba.

La figura enmascarada usando una leve corriente eléctrica hace la mano de Antonio suelte el arma.

– Esperaba más de un discípulo de Kathernne Gwiliym.

El mercenario estaba dispuesto a irse de ahí con el chico, cuando de pronto su armadura y su computadora se volvieron locos la recibir un fuerte impacto de energía. Un impacto cual llegó detrás del sujeto. Fue el disparo de un blast de plasma híperionizado de una pistola QMP.

Se giró y la interface con fallos de visualización pudo reconocer en su base de datos la mujer que apuntaba y disparaba esa arma. Era Jessica Rivkin, quien además de su arma, traía puesto un traje parecido a un neopreno con armaduras en algunas zonas. La figura de la máscara se apresuró a contraatacar canalizando rayos bio-eléctricos en dirección de Jessica. Una líneas de luz cual circuitos se encendieron en el traje, que emitía una clase de escudos parecido a un holograma semi-esférico que lograban disolver los impactos eléctricos. Aunque no la exoneraba del todo a ser duramente empujada hacia los autos estacionados en las aceras.

– ¿Traje emisor de plasma eh? De verdad te tienen mucha fé chiquilla.

El mercenario utilizando su dos puños lanza su técnica eléctrica, no para destruirla de golpe, si no para empujarla con fuerza hacia atrás y hacerla perder el balance. Jessica fue duramente empujada a uno de los autos, abollándolo ligeramente y dejándola algo aturdida. En ese preciso instante emergen de otro auto más atrás Héctor y Renaldo, que viendo a Jessica en problemas intentaron ayudarla disparando con otro par de pistolas QMP, unas de modelo limitado.

Ella se horroriza al ver que salieron antes de tiempo. Dispararle a un esper, aun con las armas adecuadas era arriesgado. Más para ese par de tontos que nunca se había enfrentado a uno, o que apenas habían recibido “capacitación” disparando un arma de ese tipo, sobre todo contra un electromante de clase 5.

Para cuando Jessica pudo levantarse y percatarse que ambos oficiales avanzaban disparando muy torpemente. Ella les gritaba que se alejaran de ahí. Pero rápidamente la figura con la máscara volvió a cargar su mano con un relámpago desde el cielo. Los oficiales apenas pudieron escuchar a Jessica, pero era muy tarde. Ambos fueron paralizados de la misma manera que Antonio.

Este último intentó hacer algo. No dejaría que ese par de individuos fueran asesinados también. Antonio salto hacia al mercenario realizando un movimiento de patada circular cargada de energía pscocinetica. Casi logra conectar la patada en la cabeza del mercenario, el cual logra bloquear el ataque con su mano provocando una onda de choque una vez más. El bloqueo también sirvió para que lograra tomar el pie de Antonio, el cual solo consiguió ser arrojado y estrellado contra la puerta de una de las casas cercanas, habitada por un par de ancianas que al ver la escena se persignaban histéricas, intentando comprender de donde o como se había estrellado ese joven.

Inmediatamente, con la mano izquierda, el mercenario esper se cargó de nuevo con un poderoso relámpago cual encañonó hacia los policías. Uno de ellos, Renaldo, logró in-extremis disparar, lo hizo tan mal que el arma le estalló en el brazo y lo mando expulsado varios metros detrás hasta estrellarsecon una árbol. Héctor no tuvo tanta suerte, ya que el ataque del esper enmascarado lo alcanzo, haciéndolo estallar en trozos de carne y ropas disparadas en todas direcciones. Terminando por manchar las fachadas de las casas en esa calle.

Inmediatamente el pánico termina por apoderarse de todo el barrio. No sabían que estaba pasando. Solo que unos relámpagos estaban cayendo de manera violenta sobre el asfaltoy una “luces” atravesaban el aire causando estruendos inmensos como bombas blockbusteres. Algunos alcanzaron a notar que ya se habían cargado a alguien. Pasados un par de minutos una sensación de malestar generalizada se apoderaba de la mayoría de las personas a casi 500 metros a la redonda, los que no se desmayaron por la intensa presencia psíquica de los espers intentaban huir de ahí lo más rápido que su cuerpo les permitía. Los que estaban más cerca en su mayoría caían el suelo y se arrastraban presas de un extraño e intenso dolor de cabeza, mientras otros tantos simplemente se desmayaron. La gente en la lejanía podía ver los destellos eléctricos y oír el pánico de los que lograban salir del área de influencia psíquica. Los curiosos que intentaban acercarse sufrían los mismos efectos en sus cuerpos, por lo que desistían de adentrarse más a la zona.

Unas cuadras más abajo, Ximena, que regresaba de un encargó se percató de esos extraños relámpagos que cayeron en la zona. Que hacían que los perros ladraran por el ensordecedor sonido generado. Ella no estaba segura que era, pero sentía en el fondo que algo le había pasado a Antonio y a Hugo. Como es usual, baja rápido con una navaja en su pantalón y sale corriendo en dirección al caos. Ella al irse acercando era presa del dolor de cabeza, pero tenía tanta ansiedad que logro resistir consiente toda la subida, ignorado el posible peligro que eso le pudiera representar. La necesidad de saber si ellos estaban bien, era más grande que el temor a lo desconocido y el dolor dentro de su cráneo. Y no carecía de sentido pensar así. Ya por todo lo que Antonio les contó, tal vez ese caos, era una batalla que estuviesen librando. Sonaba a una fantasía. Pero no había manera de saberlo, hasta llegar ahí.

Jessica observa los datos del display de sus lentes. Y detecta que tanto el ataque anterior como el detener la patada de Antonio dejaron algo debilitado al esperelectromante. Necesitaba varios segundos para recargarse y ejecutar de nuevo su técnica. Ella toma fuerzas pese al dolor, descarga una humeante munición similar a un fusible quemado que cave en la palma de la mano, de un cinturón saca un objeto como el anterior pero este emitía una brillante luz azul. Con este objeto vuelve a cargar el arma.

– No te voy a dejar hacerlo de nuevo.

Jessica mira de reojo detrás de ella y cuando se asegura que no hay nadie se pone de pie extendiendo su brazo apuntando de su costado derecho y dirigido la mirada al lado opuesto de donde apunta el arma. Ella dispara y lo hace de modo que la energía expulsada la propulse a toda velocidad hacia su enemigo, estando aun en la trayectoria de la propulsión ella cambia el arma de mano. El enmascarado se percata de que Jessica se abalanza sobre el a toda velocidad. Jessica dispara otra vez, de modo que el arma haga girar el cuerpo de Jessica golpeando con la propia arma impulsada y rebosante de energía directo en el rival. El enmascarado apenas y logra cubrirse con ambas manos pero es impulsado por el tremando impacto hacia atrás, golpeándose y girando en el suelo, incluso rompiendo el cristal de su tenebrosa mascara. Jessica no detiene el ataque y dispara más blasters contra el esper. En medio de su intenso ataque Jessica salta y dispara hacia el suelo en un ángulo de 45 grados, impulsándose una vez más con el arma pero esta vez hacia el aire. Ella gira como una gimnasta sobre su eje y como si portara un gatling la pelirroja dispara un haz de energía en cada giro dejándole apenas tiempo al mercenario de pensar.

El enemigo logra por fin cargar su carga eléctrica y cuando Jessica estaba a unos metros de caer sobre el, este ejecuta su técnica, la cual choca con la energía de la QMP de Jessica, rebotándola por los aires. Esto le da tiempo al enmascarado quien decide retirarse a toda velocidad, usando lo que le quedaba de energía para dar un salto enorme y perderse en esa inmensa y accidentada zona urbana. Se percata de que su equipo dañado, y que está parcialmente herido por los disparos propinados por esa chica linda. Todo eso mientras las sirenas de patrullas y ambulancias sonaban cada vez más cercanas.

– Esa si es una discípula de Katherine – Murmura para sí mismo.

Jessica se alcanza a reincorporar en el aire y estando a poco de caer dispara una vez más su arma de modo que aligere la caída, de una forma tan acrobática como si fuera un acto de “Cirque du Soliel”. Estando ella también lastimada, Jessica va directo con Antonio, quien aún estaba aturdido dentro de una casa cercana, con un par de ancianas desmalladas que yacían a un par de metros de él. Inmediatamente la agente va a auxiliarlo y asegurarse que estuviera bien.

– ¡Hey! AntonioUbrian… reacciona. – Jessica lo toma por los hombros.

– ¿Eres Rivkin? ¡Arggrh!… gracias por llegar tan tarde. Grandísima estúpida. – Dice Antonio furioso y adolorido.

– Creo que estás en tu derecho a insultarme. Qué más da, no arreglarás nada con eso. Tal parece que se nos adelantaron. Lograron encontrarte antes de poder reunirme contigo. ¿Pero sabes? Tal vez si nos hubieras dicho dónde estabas, podríamos haber evitado que dos hombres se convirtieran en picadillo.

– ¿Quiénes eran? – Pregunta Antonio, quien al ponerse de pie y mirar una a la calle se siente consternado al ver la imagen impactante de trozos de carne que alguna vez fueron personas.

– Un federal estúpido que parecía pelear con su compañero por ver quién tenía el pene más grande. Bien les dije que no salieran hasta que yo les indicara. Ahora serán una nota al lado de una chica boluptusoa en un periódico.

– ¿Qué?- Dice Antonio con una mueca de desconcierto.

– Eso me dijeron cuando los conocí, que así tapaban esta clase de incidentes. Ya me imagino el encabezado. “Pandilla de drogados, descuartizan policías que buscaban sexo”

Antonio estaba asqueado de la nula empatía de Jessica en ese momento. Pero casi de inmediato otro pensamiento domina su fastidiado cerebro al volver a ver a la mancha de sangre y al montón de carne que pertenecía a Hugo. Estaba horrorizado, pensando que le diría a Ximena. Jessica mira al conmocionado chico moreno, y ella exhala un breve suspiro.

– ¿Quién era él? – pregunta Jessica.

– El primo de mí no… de una amiga.

– Es quien te dijiste que me había dado refugió.

– Si… Incluso me consiguió trabajo. Maldición, ¿¡porque me dijiste que me escondiera Hugo!? . – Decía en llanto Antonio.

– ¿Y porque carajos yo…? ¡Puta madre! – Antonio se lleva las manos a la cabeza jalándose un poco el cabello, maldiciéndose por haberse escondido de un modo tan estúpido.

– No podrías haber hecho mucho, Antonio Ubrian. Ese sujeto te hubiese capturado, y él hubiese muerto en vano. Tal vez te reconforte el hecho que el sacrificó su vida cumpliendo con protegerte.

– ¡No pude ayudarlo!- Antonio frunce el ceño y tiembla de coraje.

Jessica se coloca frente al chico, este la notarlo alza su llorosa y temblorosa cara solo para encontrarse con la palma de la mano de Jessica impactado su mejilla izquierda.

– ¡Reacciona! – Jessica le da una sonora bofetada.

– No puedes arreglar nada, ni tampoco te sientas mal, el aceptó darte refugio en lo que lográbamos contactarte y ponerte a salvo. Quizá el aceptó enfrentar la muerte. Todos los días el arriesgaba su vida en barrios como este. Ahora acepta lo que ha pasado y deja de rabiar- Había un tono suave, casi maternal en las palabras de Jesicca.

Antonio se queda en silencio un momento, aun conmocionado, pero extrañado del tono de esa chica de cabello rojo, era desconcertante, en un momento parecía distante, sin empatía, y después de esa bofetada, su tono de voz era dulce, sin contar que Antonio noto lo increíblemente bella que era ella.

– Ahora debemos irnos- Dice Jessica regresando a su tono neutro.

– ¿Qué voy a decirle a…?

Antonio ve en ese momento en medio de la calle a Ximena que había logrado llegaral sitio. Con los ojos muy abiertos, con lagrimones escurriéndole por la cara. Respiraba de manera espasmódica, casi cayendo en un estado de shock, sabía que era Hugo por lo girones de ropa pegados a la sanguinolenta mancha y pedazos de piel con los tatuajes que Hugo tenía bajo su ropa. Algunas de las personas desmalladas comienzan a recobrar el sentido, aunque todas están muy aturdidas al estar pasando el efecto de la densidad psíquica en el área. Lo único que el chico dolido puede hacer es ir con ella. Pero no podía decir una sola palabra. Como explicar que la carne y sangre frente a ella antes era Hugo. No le salían palabras. La mera expresión y el silencio de Antonio bastaron para que Ximena se llevara la mano a la boca intentando contener un enorme llanto incontrolable.

Este intentaba consolarla, pero después de unos momentos que Antonio la tuviera en brazos, ella lo aparta con rabia.

– ¡Lárgate! ¡Aléjate de mí! ¡Lárgate! No quiero volver a verte. Tú trajiste esto a nosotros. ¡Tú lo hiciste! ¡Fue tu culpa! ¡Maldito fenómeno!!!– La pobre chica, cae de rodillas llorando sobre ese manchón de sangre y esa carne desgarrada. La imagen era desgarradora. Indescriptible.

Momentos después llega la policía federal y los servicios médicos, quienes solicitaron la presencia de los servicios periciales para llevarse ese espectáculo dantesco lo antes posible de la calle, aunque estos últimos no tenían idea de cómo “tratar” esto correctamente. Junto a ellos un par de misteriosos vehículos, un par de vagonetas de color gris metálico llegan también al lugar, de una ellas salen un par los encargados salientes de la “Agencia LI” así como “asistentes” periciales especializados en incidentes esper y “meta” de la propia Agencia. Pero junto a ellos venia alguien que Antonio identificó como el secretario de gobernación, quien los mira a la distancia esbozándoles una ligera y misteriosa sonrisa a ambos adolecentes.

– ¿Ese es Carlos Badú? – Se pregunta a sí mismo en su cabeza notando que el sujeto los observaba.

Jessica le habla a Antonio sacándolo de sus pensamientos para que la siguiese a una de las vagonetas. En el interior otras chica de cabello naranja y bata blanca los esperaba.

– Me imagino que son Jessica y Antonio – Dice con un tono de voz jovial la chica de la bata.

Jessica asiente, Antonio ya está muy conmocionado como para preguntarse por la actitud despreocupada de la otra chica. Esta última lo recuesta sobre una camilla como de urgencias, le coloca electrodos y lo comienza a revisar con aparatos que Antonio ya reconocía de su entrenamiento con Katherinne, si bien no tenía idea de que hacen exactamente más allá de revisar el cuerpo de los espers.

– Empezaremos lo más pronto posible – Le dice Jessica a Antonio.

– Pensé que ya lo habíamos hecho.

– No de modo formal Antonio Ubrian.

Ya era hora de comenzar la misión, por la cual en primer lugar ella estaba ahí. Aunque tal pareciera que la situación ha cambiado. La agente intentaba mantener la mente en su trabajo. No intentando pensar en la tragedia que vivirán esas familias, al saber que sus seres amados murieron de una forma que nadie común podría y se atrevería a describir si quiera. No quería pensar en el trauma de esa chica llorando de rodillas en la calle, por ese tal Hugo.

Pero quien tendría el corazón desgarrado, sería Antonio. El sueño de quedarse con Ximena, ser el amor de su vida, y quien en unos años fuera quien le diera hijos se desvanecía como un espejismo. Un espejismo doloroso. El espejismo de una sonrisa y de una bondad, que tal vez no vuelva a ver en su vida. Y lo peor para él, es que al final todo eso era su culpa.

                                          4.

El WTC de la Ciudad de México brilla con el reflejo del sol de otoño, a los pies del edificio y en dirección a su interior, camina Jessica, elegante, sensual y con paso firme. Las miradas de mucha la gente se posan en la chica, y que ella resalta demasiado en medio de ese panorama, algo que podría llegar incomodar a casi cualquiera que generara tal atención. Pero dado que ella ya está acostumbrada simplemente sigue su andar hacia la cede de la Agencia L-I que tiene su sede dentro del edificio de oficinas.

Ha pasado una semana desde el incidente en El Hoyo. Ella había dejado a Antonio en la instalación alterna para usos médicos de la Agencia al otro lado de la acera de la sede, ahí se recuperaría.

Este sería el día de la primera reunión de la nueva Agencia L-I, la cita para los «agentes de campo» era al medio día. Ella llega a la entrada de la sede, que tiene una placa que dice “International Institute of Computer Security” una de los muchos de nombres fachadas de la “Red Global de Agencias”. Dentro operaban como una central de control alrededor de quince operarios que estaban al pendiente de información o rastros de actividad esper en la región entre más funciones. Un par de operarios al ver llegar a Jessica, murmuran entre ellos.

– Es la nueva encargada, ¿verdad?

– Si ¿Qué fregados hace una niña dirigiendo? Ya de por sí era mucho con tanto “chavo nuevo” en la agencia.

– Bueno, se supone que es una chica prodigio, eso al menos supe.

– Hfum… No se puede ser guapa y tener cerebro al mismo tiempo.

– ¡Cálmate machín! – Le dice de modo burlón uno al otro ante el comentario sexista.

Jessica camina por un pasillo que la conduce a una sala de juntas relativamente pequeña, al parecer no ha llegado nadie aun. Por lo que decide sentarse junto a la pantalla del salón. De su bolso saca un “integral” de Watchmen, el cual absorbe por completo su atención mientras espera a sus nuevos compañeros.

Pasados unos minutos la puerta de la sala se abre, y una exuberante joven de cabello y atuendo negro atraviesa la puerta, ella mira a Jessica y sin decir más toma su lugar, esta chica hace algo similar a su compañera y toma un libro de aspecto viejo, como sacado de un bazar de antigüedades e igualmente se pone a leer.

No pasa mucho tiempo para cuando llega alguien más, un jovencita de aspecto encantador y jovial enfundada en un atuendo al más puro estilo hippie, ella en un inicio saluda.

– ¡Hola, hola!

Jessica que seguía leyendo simplemente se queda igual. La chica de aspecto obscuro la mira primero con una cara seria, lo que pone a la chica hippie algo nerviosa.

– Hola, buenas tardes.

La chica de aspecto obscuro sorpresivamente le saluda con amabilidad e incluso le hace una señal de “paz”. La chica de aspecto hippie toma asiento y para pasar el rato se pone a terminar una colorida pulsera de cuerdas plásticas brillantes que ya tenía avanzada.

Unos minutos después entra un chico, de facciones duras, moreno, de atuendo simple y con una expresión poco amigable en el rostro.

– Hola, buenas tardes.

Dice con una voz monótona, dos de las tres chicas miran hacia a él, la de aspecto hippie saluda jovialmente alzado todo el brazo, recibiendo una mueca poco amable del chico. La chica obscura lo mira y lo saluda con más frialdad, al parecer molesta por el tono poco amable del muchacho. El cual sin embargo al ver a la chica de cabello negro no evita sentirse algo incómodo. Jessica simplemente seguía en su lectura.

Se oye que tocan la puerta.

– Adelante.

Responde la chica de cabello negro, y tímidamente Antonio se asoma pidiendo permiso para pasar, el ingresa y mira a sus compañeros, el alza la mano tímida pero educadamente para saludar, recibiendo un saludo amable de la chica obscura, uno animoso de la chica hippie, y uno frio y descortés del otro chico.

Él entonces mira hacia donde Jessica, al hacerlo cierra por un momento los ojos, recordando lo que había pasado hace una semana, el aún se culpaba de todo. Está aún consternado, pero a la vez sabía que ahora tenía una alternativa para poder detener al Yunque y vengarse de ellos, ahora tenía que centrarse en ello.

Según su memorándum, era un grupo de cinco personas, las mismas que estaban en la sala. Jessica seguía absorta en su lectura, y al parecer al resto de la junta le daba algo de pena interrumpirla. Más no a Antonio, que al notar lo que Jessica leía sonríe ligeramente

– ¡Hey! Tierra a marte, Dr. Manhattan- Dice Antonio de modo sonoro en cuclillas y bajando con su dedo la revista para encontrarse con la mirada de Jessica y sacarla de su lectura.

La chica se sorprende, se puede decir que casi se asusta, desvía la mirada un poco como no queriéndola cruzar con la de Antonio, lo que sorprende una vez más a el chico.

– Lo siento, es que… -El hace un movimiento con la cabeza indicándole que todos ya están presentes.

– Creo que ya somos todos.

Jessica guarda su comic, se pone de pie, cosa que Antonio también hace para enseguida tomar su asiento. La pelirroja cierra los ojos, pensando un momento en lo que va a decir y suspira para enseguida hablar.

– Lamento la distracción – Dice con tono solemne mientras con un control remoto enciende un proyector que poco a poco muestra el emblema e iniciales de la “Global Agency´s Network” la G.A.N, o R.G.A por sus siglas en español. Jessica se coloca justo junto a la proyección.

– Sé que ustedes ya me conocen, pero como el protocolo lo dicta tengo que presentarme formalmente.

– Soy Jessica Rivkin Arumir, compañera y superior encargada de nuestra agencia – Ella pulsa “play” y la proyección comienza a mostrar lo que Jessica esta por explicar. – Como algunos han de saber hay dos clases de gente con habilidades especiales. Los primeros son los que llamamos “esper”, que es gente como ustedes. Son todos aquellos capases de usar habilidades psico-energéticas que interactúan a nivel cuántico con diferentes aspectos de la naturaleza, el tiempo, el espacio, la biología, la materia y la energía. A esta cualidad se le llama “psyki”. Existen seis especies distintas. Guerrero, Tántrico, Paraquinetico, Simbiótico, Cuántico y Espiritual.

Tres de los cuatro oyentes parecen sorprendidos sobre esto, la única que se mantiene igual es la chica de cabello obscuro. Jessica continúa su presentación.

– El otro grupo, los que llamamos “metas” que poseen poderes de orígenes diversos y desconocidos, son pocos pero es imperativo mantener un control sobre ellos.

Antonio se mira por un momento la mano, aún le parce increíble que esos poderes existan, y más aun que él sea un usuario de ellos, ser un esper es algo a lo que aún no se termina de acostumbrar. Antonio mira por un momento a sus nuevos compañeros y se pregunta qué tipo de habilidades tendrán, pensado que quizá pronto lo descubrirá. Jessica continúa.

– El psyki está mucho más estudiado y clasificado que las habilidades “meta”, aunque nunca dejan de haber sorpresas en este campo. -Jessica entonces dirige su mirada directamente a todos, algo que al parecer le cuesta un poco de trabajo. Alza más el tono de su voz. -Nuestro trabajo es evitar que estos poderes sean usados con propósitos maliciosos, que grupos con agendas maliciosas como el Yunque usen estos poderes para lograr sus objetivos. Mientras mantenemos el “status quo” de la humanidad respecto a la existencia de los poderes.

El otro chico al oír esto, exclama:

– ¡Esas son pendejadas! Ocultamos la verdad al mundo cuando podemos usar nuestros poderes para darle en la madre a todos los pinches bastardos que podamos.

Antonio mira de reojo al otro chico, a pesar de que él también se cuestionaba el hecho de mantener el status quo le molestaba mucho ese tipo de impertinencia, esa que era para hacerse notar. Jessica continúa respondiéndole con el mismo tono sereno que la caracteriza.

– Erik Tenahua, imagina que el día de mañana se da a conocer este secreto así como creo que planteas. Puede que muchos estén dispuestos a aceptar que los “súper poderes” o la “magia” existen. Pero lo cierto es que la mayoría estaría renuente a aceptar algo así por sus creencias más esenciales. Y si no mal recuerdo en tu caso no tomaste con mucha tranquilidad el hecho de saberte dueño de ese poder, Erik Tenahua. Jessica le lanza una mirada fija y fría, que hace que Erik simplemente desista de decir más. -Además el principal problema es que si se liberara este asunto se desataría un “boom” de casos esper y meta en el mundo. El psyki como ya han experimentado no solo es un poder que se “enciende” y ya. Al activarse altera al usuario y al entorno a nivel cuántico, es lo que permite que tengan poderes, es entrar a un estado de existencial distinto. El psyki al vibrar a nivel cuántico emite una radiación muy particular.

La chica hippie de las trenzas pide la palabra alzando el brazo una vez más.

– Mi maestra me explico que la radiación del psyki causa resonancia y retroalimentación, puede multiplicarse de forma, de forma… ¿Cómo me dijo ella? ¡Oh si, si, si! “Exponencial”. Son partículas, ondas y energía en el ambiente.

Jessica asiente con la cabeza y ante la alegría de Tanya por haber contribuido continua.

– En efecto, Tanya Waring. Cuando un esper activa el psyki, siempre queda algo, un rastro de radiación, que se mantiene en el lugar. Esta es distinta al calor, la luz o la radiación ionizante, y se esfuma relativamente rápido a diferencia de la última. Sin embargo si un sitio se expone constantemente a los efectos del psyki, o un usuario resulta muy potente los efectos en el medio se hacen más duraderos, e impredecibles. Los commoners no acostumbrados a la presencia del psyki padecerían de sus efectos, como han presenciado la gente suele desmayarse, incluso hay quien pierde sus recuerdos. Pero en muchos casos exponerse mucho a los poderes esper pude llegar a matarlos.

Antonio al escuchar es explicación se siente culpable una vez más, todo esto era algo que su maestra ya le había explicado, y en parte esa fue la razón por la que en un inicio no quiso confrontar al mercenario en El Hoyo. Tanya toma la palabra de nuevo.

– Pero usted no es esper ¿verdad?, ¿No le irá a afectar convivir con nosotros?

– Relativamente no. Eso es porque yo estoy muy acostumbrada a la presencias del psyki, señorita Tanya Waring. Adicionalmente tengo entrenamiento para ello. -Jessica entonces mira a la chica de piel pálida y cabello negro, a la cual le pide de paso a la explicación de la misión. -Judith…

Judith se pone de pie, la chica es tan espectacular como Jessica aunque de un modo diferente, de un modo mas exuberante, obscuro y místico.

– Hola chicos, soy Judith Fons, soy la segunda al mando en nuestro equipo Así que más les vale tratarme bien, ¡eh!

La exuberante chica resultaba ser alguien de semblante amable, lo que contrastaba algo con su imagen, dejando sorprendidos a Tanya, Antonio y Erik. Judith inicia su explicación.

– Nuestra misión primaria es detener al Yunque. Es un grupo secreto comandado por empresarios y políticos de extrema derecha, de ideología sinarquista y semi-facista. Su objetivo es en especial simple… Apoderase del poder en México y de ahí expandirse todo lo posible. Su deseo es crear un estado teocrático y oligárquico, católico y conservador. -El semblante de Judith cambia por un momento ante la última declaración, ella baja por un momento la mirada en la cual se ve odio mezclado con incomodidad. -Por ninguna razón debemos permitir eso.

Jessica toca el hombro de Judith para tranquilizarla, ambas se miran y Judith regresa a su buen semblante.

– Gracias Judith. Antonio Ubrian, prosigue por favor.

Antonio camina hacia la proyección, mira a sus nuevos compañeros y ellos a él. Está un poco nervioso, al pararse frente de todos se queda en silencio por un momento con la cabeza ligeramente baja, traga algo de saliva y habla.

– Soy Antonio Ubrian, no sé muy bien cómo empezar… Lo que dijo la compañera Judith Fons…

– Llámame solo Judith, amigo – Interrumpe a Antonio dándole un sonrisa amigable al chico quien responde de la misma forma.

– Lo que dijo Judith es cierto. Durante varios años intentaron apoderarse de mi conciencia con sus ideas, a mi madre le lavaron el cerebro, a varios que eran mis amigos les han hecho lo mismo. Imaginen una sociedad donde se quemen de nuevo libros y brujas, donde tu conciencia, tu espíritu y tu cuerpo están regidos con ideas de la época colonial, todo por “mandato de Dios”. Bueno, eso es el Yunque.

Jessica toma la palabra una vez más.

– La Organización Nacional de Yunque ha operado durante años, a medidos de los 80´s la agencia 0-77 había logrado contenerlos . Después de eso se creyó que la organización solo operaba a nivel político, deben saber que en tanto no existan espers o metas involucrados la red no puede intervenir.

Con una seña Jessica cede la palabra a Antonio una vez más.

– Durante ese tiempo han crecido mucho políticamente, y en secreto han reactivado una facción de espers dentro del Yunque. Un grupo de “elegidos” al que llaman “al rojo vivo” , son varios chicos entre los catorce y los veinticinco años a los que la organización les tiene un especial cuidado… Yo era uno de ellos- Antonio cierra los ojos un momento y continua.

– A la cabeza de ellos hay en especial tres personas. Jacinto Cardoso Gollaz, es quien enseña a los chicos “reclutados” a expulsar su poder psíquico. Es el único instructor que conozco que es miembro del Yunque .

– Es por eso que el Yunque a contratado “outsiders” para instruir a sus muchachos en el uso del psyki y de paso pelear temporalmente sus batallas. Es por eso que esta Agencia ha sido re-activada. Dice Jessica.

– Luego tenemos a este anciano, Victoriano Urquiza II , un esper de tipo paraquinético, el no representa un peligro como combatiente, es demasiado viejo, aunque un es capaz de usar habilidades telepáticas, en teoría es el líder de mayor rango en “al rojo vivo” y uno de las cabezas de Yunque, pero es solo simbólico a su edad. El líder real es Victoriano Urquiza III , alias “El Padre”, un commoner, es quien coordina todo y el que posee poder político, esta a la cabeza del plan. El tomó el papel de padre de todos nosotros, a nuestras familias y las hizo dependientes, algunos voluntariamente, otros coaccionados. Va por la vida con bandera de recto, moral y disciplinado. Pero es el mayor doble cara hijo de puta que he conocido – La palabras de Antonio están destiladas por un deprecio a este sujeto.

– Lo que sabemos con certeza es que planean sabotear el país, quieren crear caos social y económico, hacer que la gente odie aún más al gobierno, crear inestabilidad, y así tomar con más facilidad y legitimidad el poder – Dice Jessica continuando el reporte .

Erik una vez más, de modo impertinente, habla.

– Pues entonces solo hay que chingárnoslos y ya, díganme dónde encontrarlos y yo mismo iré a hacer mierda a esos hijos de su puta madre.

Antonio, algo molesto dirige su mirada con molestia a Erik.

– Hay algo más. En “Al rojo vivo” me dijeron una y otra vez que tienen un objetivo, no sé cuál, no lo decían a ninguno de nosotros. No basta con irlos a acabar por más que yo también lo deseé. Tenemos que saber qué es lo que planean, y no solo ir como brutos a matar gente porque si – Antonio mira a Erik con desdén y este le regresa el gesto con una mirada furiosa.

– ¿Insinúas que soy pendejo? – Dice Erik alzando la voz a nivel casi de gritar.

– No lo insinuó… Lo digo. Pendejo – Antonio le responde de modo muy directo.

Erik enojado se pone de pie con la intención de golpear a Antonio quien a pesar de mantenerse inamovible se prepara para recibir a alguien que a todas luces es más fuerte que él.

– ¡AAARGH!!! ¿Qué ching…!?

Erik siente como si chocara contra una pared invisible, él se duele de la cara y el pecho, Antonio se queda también sorprendido y voltea, eso era la acción de un psyki. El cual venía de Judith quien ni siquiera se movió para detener a Erik en seco. Judith solo alza una ceja sonriendo.

– Les recomiendo a ambos controlen sus impulsos de machos – Dice Jessica cerrando los ojos – No me interesa que se agraden, ni ustedes ni nadie aquí, pero no quiero peleas en tanto yo esté a cargo de esta agencia- Dice Jessica en su tono neutro pero firme a ambos chicos.

Erik se sienta refunfuñando jurando que Antonio se las pagará, y este último mira a Jessica y suspira.

– Perdón… Es solo que pienso en lo de la semana pasada, en lo que se y en lo que no sé, me siento impotente – Dice Antonio lamentándose.

– Antonio Ubrian. Yo conozco ese sentimiento. Todos aquí tenemos cosas que lamentar, unas por nuestra propia causa y otras propiciadas por otras personas o circunstancias muy particulares. Pero es por eso que estamos aquí, algunos quieren descubrir cosas, otros alejarse de un mundo que no los satisface, y otros aprender a controlar su poder. Yo deseo que este Agencia funcione, siendo honesta, al inicio no deseaba ser asignada aquí. Pero creo que es un buen desafío. Estamos a prueba, la mayoría no cree que logremos algo, incluso ya tienen un plan B si todos morimos… – Estas últimas palabra crean un silencio en el lugar. – Así es, podemos morir, y deben recordarlo, si desean evitarlo o al menos hacerlo de un modo digno solo queda dar lo mejor que podamos, así no sólo sobreviviremos… Seremos un fuerza imparable y todos lograremos lo que deseamos – Todos miran a Jessica, quien después de decir estas palabras hace la mirada de lado.

Antonio piensa por un momento y se acerca a la pelirroja, busca su mirada ante la sorpresa de Jessica.

– Tienes razón – Le responde con calma y el mira a todos sus compañeros. -Danos tiempo, apenas empezamos hoy- Él regresa su mirada a Jessica y le sonríe ligeramente, cuando un aplauso rompe la solemnidad del momento.

– ¡ASÍ SE HABLA! ¡Bien dicho!- Exclama Tanya aplaudiendo graciosamente, lo que provoca una leve risa en Judith y Antonio.

Jessica saca de su bolso unas carpetas con papeles de la misión la cuales pasa a todos. Y continua la explicación apoyada por la pantalla donde aparecía el rostro de aquel mercenario de acento extranjero que perpetro la tragedia de El Hoyo.

– Este es Jarek Zuraw, un esper outsider mercenario. Es de origen polaco. Fue alguna vez miembro de una de la agencias de la red en Europa del este, desertó después de un incidente en la guerra del golfo y desde entonces trabaja para el mejor postor. El poder que posee es menor al de sus años dentro de la red, pero sigue siendo peligroso, y más poderoso que de la mayoría aquí presentes. Sospechamos que trabaja para “al rojo vivo” en más que solo perseguir desertores. Lo más seguro es que lo encontremos de nuevo así que será primordial estar preparados. – Cuando Jessica habla de esto Antonio recuerda la sensación de ser paralizado por aquel mercenario, se toca el cuello recordando esa espantosa sensación.- Su psyki dominante es el simbiótico, un electromante que es capaz de controlar la electricidad tomada de fuentes externas como infraestructura de energía eléctrica, tormentas o incluso estática en el ambiente – Antonio salta a otro pensamiento, la mancha en la que se convirtió su amigo Hugo, lo que le provoca coraje, pero aún más, un miedo muy visceral a terminar igual.-

– Antonio Ubrian ¡Antonio Ubrian!- En esta ocasión es Jessica quien saca a Antonio de sus pensamientos.

– ¿Eh?

– ¿Estás bien?

– Antonio se espabila. – Sí, disculpa.

– Bien…. Tenemos el registro de tres hechos extraños. Jessica pone en pantalla donde unos mapas interactivos aparecen.

– En Michoacán se han reportado desde ondas de calor extrañas hasta gente diciendo que la tierra esta envenenada, que han visto fantasmas y otros hechos que sin duda son actividad esper. En Jalisco ha pasado algo similar con la producción de carne y huevo. Esto seguramente es para sabotear la producción y crear escasez.

– Esa es la primera etapa de su plan, quieren que la nación entre en un estado de crisis, y enardecer a la población para que cuando tomen el poder se le dé legitimidad. La segunda etapa es crear un “cártel” para poner a los grupos de narcos en guerra y la violencia se desate en el país. Y la tercera, ahhh, la tercera implica crear un desastre natural, seguramente un terremoto similar o mayor al de 85 – Al decir esto Antonio baja la mirada un poco y queda en silencio un vez más al recordar ese terremoto.

– Los bastardos quieren terminar de destruir el país. Creo que todos nosotros, a excepción de Jessica entienden bien porque lo digo –

Ante esta declaración Jessica se queda sin decir o expresar nada pero en su interior se preguntaba por qué Antonio dijo aquello de que ella no lo entendería.

– Nuestra primera misión es simple. Ir a estos lugares donde se reportan estos hechos y detener a quienes los ejecuten. Necesitamos que los traigan vivos. Pero si las cosas se ponen difíciles pueden usar fuerza letal – Ante estas últimas palabras de Jessica, Tanya y Antonio se quedan en total silencio, no sabían si estaban listos para arrebatar vidas de esa forma. Siempre que habían deseado asesinar a alguien había sido llevados por la ira, no con ellos como ejecutores.

– ¡Eso es lo que quería escuchar carajo! – Erik se veía ansioso de comenzar, al parecer la idea de poder matar aparentemente le complacía. Judith simplemente haría una expresión de hastío ante la inmadurez y simpleza de Erik.

– Todos recibirán instrucciones mañana a primera hora, cuando lleguen al lugar asignado por la red encontraran algunas sorpresas. Eso es todo por hoy – Jessica apaga la pantalla y toma su bolso.

– Tengan un buena tarde, agentes – Y ella se va del lugar.

El resto se dispone a hacer lo mismo. Antonio quería hablar con Jessica,pero salió tan rápido que no pudo darle alcance de inmediato, sin contar que se encontraría con un obstáculo.

– ¡HEY!, ¡PERO QUE BUENA INTERVENCIÓN! – Comenta Tanya parándose frente a Antonio, dándole una ligera palmada en el hombro y luego tomándole las manos, dando la impresión de que va a comenzar a saltar de un momento a otro- ¡Y eso que llegaste tarde!, así que, ¡Hola, hi, salut, hallo!

– Ho, ¿hola?- Dice un sorprendido Antonio, al verla la chica le parecía linda, de un modo que más bien le causaba ternura, con esos lentes y todo ese color.

– Entonces, Antonio ¿Ubrian? Sinceramente no me gusta mucho que me llamen por mi nombre completo y soy muy dada a poner apodos, pero no te preocupes, solo lo hago cuando la gente me agrada, claro que, mi maestra me llamaría la atención si empiezo con eso y se entera… a mi puedes llamarme Tanya… o ponerme algún apodo, solía tener muchos en la primaria, jajajaja, era bastante divertido pero no estamos en la primaria… lo siento, estoy hablando demasiado, entonces, ¿cómo debo llamarte?

– Pues solo dime Antonio jejeje. La neta llegue a pensar que todo aquí debía de tener un aire de solemnidad.

– Creo que eso pronto cambiará Antonio – Judith interviene en la plática.

– Jessica tiene una apariencia seria, es cuestión de que la conozcan mejor- Judith se coloca en el umbral de la puerta para salir y vira el rostro a sus compañeros.

– Aunque claro, no hay que ser tan confiados ¿Vienen? Les invito algo – Dice sonriendo la misteriosa Judith, y los tres salen al pasillo, Antonio se queda pensado un momento en eso último pero pasa de ello rápido.

Los tres agentes platican por el pasillo, Tanya llena de preguntas a Judith sobre invocaciones, sellos astrales y entes sacados de algún cuento, por la plática parecía que ambas tenían habilidades “mágicas”, Antonio solo escuchaba y asentía eventualmente con la cabeza, ya que muchas de las cosas que comentaban ambas no entraban en su campo de conocimiento, sin embargo, despertó su interés.

Al llegar al centro de mando Antonio observa a Jessica que anda ahí, una planta por debajo de ellos, recordo que había algo que quería decirle a ella por lo que le pidió a las chicas se adelantaran.

– Hola Jessica… ¿Puedo llamarte sólo Jessica? – Antonio tímidamente la aborda, en realidad en estas circunstancias se sentía algo intimidado por la presencia de la pelirroja.

– Si eso te hace sentir cómodo puedes hacerlo, Antonio Ubrian – Ella sin dejar de mirar una pantalla de computadora le responde con su característico tono neutro, lo que solo ponía más nervioso al chico de cabello negro.

– Bueno… Este… – El balbucea un poco, mientras ella sigue ahí sin mirarlo, casi como si fuera un mueble más del sitio, cosa que molesta a Antonio.

– ¡Oye! ¿Puedes voltear por favor?- Él alza la voz, curiosamente esa molestia sirvió para darle algo más de valor.

– ¿En qué te puedo ayudar, Antonio Ubrian? – Jessica accede a la petición de Antonio, quien detecta una leve expresión de molestia, al parecer la chica no era inexpresiva del todo.

– Lamento alzarte la voz, pero no me gusta hablar así. Quería darte las gracias por rescatarme la semana pasada, estaba furioso y con todo eso que pasó…- El chico se acaricia la nuca dando un suspiro de mortificación.

– Todo fue mi culpa. Y quiero arreglarlo, al menos lo que sí pueda arreglar.

– Antonio cierra los ojos con fuerza a punto de llorar. Una mano enfundada en unos guantes le alza el mentón, es Jessica quien lo mira un momento.

– Oye, algo que tienes que entender, y es que entrando en este mundo estas cosas son inevitables, decidiste esconderte y debes asumir esa responsabilidad. A partir de ahora tú y el resto de la agencia tomara decisiones así continuamente, incluyéndome a mí misma. Sólo no te culpes más de lo necesario, yo también he cometido errores, es parte de este trabajo – La pelirroja se queda en silencio un momento.

– Haré todo lo posible para que no nos equivoquemos, Antonio Ubrian. Te lo prometo – Dicho esto, ella desvía rápido la mirada y regresa a la pantalla.

– ¿Te puedo asistir en algo más?

– No, es todo, gracias Jessica – Dice con una ligera sonrisa.

– No hay de que, Antonio Ubrian.

Antonio sale del edificio, y se encuentra con las dos mujeres que al parecer ya se llevan bien. Los tres se suben a un auto, el cual maneja Judith, y juntos se van a comer algo. Ellos van a un mercado de barrio en el centro de la ciudad y conversan un poco de ellos.

De fondo en la radio del auto se escuchaba Say you´ll be there de las Spice Girls. Tanya había exclamado de emoción y comenzaba a cantar al ritmo de la canción como si fuera un karaoke. Sin prestar atención alguna al par de chicos que la acompañaban. Antonio, que iba en la parte el asiento trasero le resultaba gracioso el mirar el antagonismo pasivo de sus compañeras. Se atrevió a comentar en tono jovial:

– Judith, no me lo tomes a mal, pero tú y tu compañera parecen caricaturas de diferentes épocas.

– ¿Eso crees?

– Si. – Tanya deja de cantar y risueña, replica: – Eso no se aleja de la realidad, por qué no intentas adivinar la edad de Judith.

– Mi madre me decía que es de mala educación preguntarle la edad a una mujer. – Replica Antonio.

– ´Dit, ¿por qué no le dices a nuestro compañero tu verdadera edad?

– Mejor que se lo lleve de tarea. – Responde Judith con una mueca picarona, sin apartar la vista del camino. Tanya sigue comentando.

– Judith parece joven y bella, pero su edad no es lo que parece, es más he visto su repertorio de vinilos y tal parece que dejo de seguir modas después de los 70s.

Judith se toma un momento para responder y dice:

– La música era, música real entonces. Sé de muy buena fuente, que la música empeorará con el paso del tiempo, así como la sociedad.

– ¿Quién te dijo eso? – Pregunta Antonio.

Lilith. Responde tajantemente Judith. Antonio hace una mueca de extrañeza.

– ¿Lilith? ¿El demonio?

– Fue la primera mujer de Adán. Desterrada del paraíso por su naturaleza rebelde. Eva en realidad fue la segunda.

– No tenía idea. Sabes ´Dit, siempre pensé que tú y Tanya eran el mismo tipo mágico de esper.

– No precisamente, la magia de Tanya, se acerca al concepto de las hadas, la naturaleza y cosas que verías en una película de Disney. Yo voy por otros rumbos. A lo largo de mi vida incluso he tenido que negociar, lidiar o incluso pelear contra diversas entidades demoníacas. Invocadas con diversos fines.

– ¿Eso no te da miedo? – Pregunta Antonio, sorprendido.

– Me he dado cuenta, que a veces los humanos, superan con creces la maldad de muchos demonios que he conocido. Y no me mal entiendas, muchos de ellos son desagradables. Sin embargo, conforme he vivido en este mundo, me doy cuenta que no es el ser un ángel, un mortal o un demonio lo que te define como persona. Son nuestras decisiones.

– Bueno ahora la única decisión que me gustaría tomar es saber dónde demonios ir a comer. ¿Alguno de ustedes tiene una idea? – Pregunta Tanya.

– Antonio será mejor que tú tomes la decisión, si dejamos que Tanya lo haga, ya me imagino que iríamos a comer.

La joven hippie, le da un golpe en el brazo a Judith, fuerte, en plan juguetón. Para que su compañera reaccionara en plan “Ay, eso dolió”.

Cuando Antonio le había preguntado a Tanya sobre que música le gustaba. Instantáneamente comenzó a platicar demasiado rápido y emocionada sobre todo lo que a ella le gustaba. O en que película le gustó que apareciera tal o cual canción de Seal o de Nirvana.

Judith por su parte, no pudo prestar atención a esa trivialidad. Sus pensamientos estuvieron bastante enfocados en contactar de inmediato con Aiwass. No lo había hecho hacia bastantes meses atrás, sin éxito. Y eso era alarmante. Bien era complicado contactar con una entidad de ese tamaño y solo para lograr un minuto real de comunicación donde un todo a la velocidad de un sueño podría trascurrir solo para dejar ciertos fragmentos de información. Pero esos últimos tiempos cada vez era más difícil el hacerlo. Y quería averiguar el por qué.

Los tres llegan a un edificio en la zona de Insurgentes, Judith le entrega las llaves a Antonio. El las mira un momento y camina hacia su nueva casa, el departamento con el número 13, lo que le provocaba algo de gracia, no era alguien supersticioso, pero si alguien que notaba todo lo que fuera simbólico.

El entra al lugar, amueblado, pero vacío, no era nada de otro mundo, cada servicio estaba listo, incluso había comida en la alacena. También un librero vacío, lo que lo hizo recordar que todos sus libros, comics, y de más cosas los había dejado al huir de el Yunque, cosa que se lamentaba, esperando solamente que su madre cuidara de todo ello. Esa era otra de sus angustias, él sabía que no le harían daño ya que el sujeto que se había desposado con ella, aunque era alguien muy anodino, la quería lo suficiente, al menos para no ser tocada por el Yunque o por “El Padre”.

Pero había algo más, una especie de maleta de color gris metálico que destacaba entre todo el mobiliario, tenía una nota con una bella letra manuscrita que reconoció de inmediato.

– Esto es de la maestra – Antonio no evito sonreír, aquella dama de largo cabello violeta era para el no solo una salvadora, era su maestra, la mujer más admirada e idealizada por el muchacho. Antonio lee lo escrito en la nota.

En esta maleta encontrarás cosas que te ayudarán, supe que la pasaste difícil y lo lamento. Pero no desistas, tienes lo que se necesita, y también toda mi confianza querido Antonio.

– Con cariño, Katherine… Je, hubiera sido genial que usted misma me entregara esto, maestra.

El chico abre la caja, usando su huella digital. Dentro, en una primera capa estaba un aparato camuflado de teléfono celular, que en realidad era un “dispositivo plug” , así como una laptop que complementaba al primer artilugio . Antonio le parecía algo genial contar con esa tecnología, artilugios adelantados al menos por 15 años a la tecnología comercial, según presumiera en la red global de agencias.

El descubre la segunda capa, y aun más que lo anterior esto lo emociona, como a un niño al que los reyes magos le traen justo lo que pide.

– Kishar… ¡Gracias maestra!!!

Se trata de un látigo de 4 metros de longitud, capaz de extenderse hasta el triple en combate, conduce energía y radiación esper, y que adicionalmente despliega unas cuchillas a lo largo de la lengua del látigo. Un arma complicada de usar pero que Antonio había aprendido a dominar de su maestra.

                                          5.

Judith arribó a sus aposentos, que había cerrado con cerradura previamente. Por obvias razones, estaba preparándose para ejecutar un ritual de comunicación con la única entidad demoníaca que le dirigía la palabra, Aiwass. Quien, a pesar de ser un sujeto, pesado e insoportable había sido en muchas ocasiones una fuente de respuestas recurrentes a sus inquietudes y dudas del momento. Había colocado cinco velas alrededor de un símbolo del Thelema. Cada una representaba un elemento nigromante alquimista para romper barreras dimensionales entre la existencia mortal y espiritual. Judith está apenas vestida con una erótica lencería negra, todo aquello hacia juego con ese lascivo cuerpo que poseía, y que seguramente fue la perdición de muchas almas. El atuendo dejaba al descubierto las cicatrices y los tatuajes extraños en su cuerpo.

Había preparado antes del ritual un brebaje con base en su sangre y algunas drogas alucinógenas que matarían a un ser humano normal. Ella bebió aquel liquido de una copa de obsidiana dejando una línea de saliva entre esta y sus labios. Recitado y cantando unos mantras en sumerio y otras lenguas ancestrales comenzó a entrar en trance. Tenía la intención de hacer una introspección el pasado, por medio de invocar a aquella entidad. Para ver si podría encontrar una respuesta a una pregunta inquietante. ¿Qué es lo que ellos sabían del futuro? ¿Acaso, le habían dado predicciones inexactas? ¿Fue a propósito?

La entidad conocida como Aiwass podría decirle algo, al ser un ente de un rango considerablemente importante. Solo esperaba que ella tuviera una gruesa piel para soportar a semejante tipo. De pronto las luces de las velas no son suficientes para alumbrar la habitación. Una oscuridad pesada envolvió su entorno. Como si ella de pronto estuviese en el vacío. Al instante la estrella sobre la que estaba comenzó a brillar en tono rojo carmesí y con ella el símbolo de thelema tatuado entre sus bellos senos, acompañado con un punzante dolor al que ella ya estaba acostumbrada. Ella escucha una voz andrógina y aterradora que recita unas palabras en alemán. “Werkommt, um michzustören? Willst du zufrüh alt werden?”

– ¡Déjate de tonterías Aiwass! – Responde Judith en tono molesto. Entonces la voz de pronto adopta la voz de un hombre joven. Y en tono burlón le responde a Judith.

-Lilith me pondrá una reprimenda terrible si se llega a enterar que aún te dirijo la palabra. Pero sabes algo, siempre me gusta repetirte, que la única razón por la que el ritual funciona es por ese atuendo que usas. Sin embargo, por cada reprimenda, te aviso que deberás restarle una correa.

– No me agrada la idea, por eso te pido que no perdamos el tiempo en estupideces. Debo preguntarte unas cosas. – Judith responde con cierta molestia en su voz.

De pronto en la habitación un polvo oscuro procedente la oscuridad se llega a iluminar en un tono sanguinolento y brillante. Materializando a un humanoide extravagante. Que vestía un extraño smoking con un rostro que parecía fluctuar o revolverse de la misma forma que alguien revolviese pintura con sus dedos. De proporciones anormales, y con la mitad baja de su cuerpo escurriéndose como alquitrán. Aiwass había tomado una forma corpórea.

– Dime que desea saber su majestad, ¿quieres saber si eres la más hermosa del reino?

Judith no se ríe del chiste. Sabía que gradualmente, Aiwass iría subiendo en incomodidad.

– De veras que lo haría con gusto. Pero tú sabes que solo puedo darte ayuda de un evento a la vez. No es por mala gente, bien sabes que, si cambias los acontecimientos, el futuro cambia por completo, en cuanto a la corriente de estos sobre los que tienen influencia. Pero oye, hoy estoy de buen humor. ¿Te gustaría saber sobre algo que pasará en septiembre del 2001? ¿Una gran guerra tecnológica y una revolución sexual en los 2020s? ¿O el holocausto nuclear del 2051? ¿No? ¿Sabes algo? Mejor prefiero decirte que si los acontecimientos transcurrieran según su orden podría decirte que fácilmente que, en menos de un año, estarás muerta.

– No me interesan tus tonterías ¿Puedes decirme el evento más próximo?

– Claro que puedo. Pero creo que no querrás saber el precio.

– ¿Por qué no lo dices de una puta vez? – Judith dice esto teniendo un ligero desgarro en su voz, delatando el contener su furia en incomodidad. Sin embargo ella logra calmar su impulso de poder gritarle a la cínica entidad.

– Sabemos hasta ahora que El Yunque está pensando en realizar una serie de atentados a lo largo del país. Quisiera pedirte el favor de decirme donde será el lugar donde moverán ficha.

-Está bien “señorita”. El Yunque planea atacar el volcán cercano que ustedes jocosamente llaman el Popocatépetl. Podría ser entre esta noche o la siguiente cuando actúen.

– ¿De qué manera?

– Hay un esper entre sus filas. Un tal Jacinto, solo que no puedo ver más de él por alguna razón.

– ¿Por qué no?

– ¿Quieres que te eleve el precio?

– Que va a ser. Lo mismo de siempre supongo.

– No te ves contenta. ¿No fui bueno contigo? ¿No lo disfrutaste? – Pregunta Aiwass, con malicia.

-Tu tributo de carne es una ganga, en comparación a la tortura que tus amigas misandrias me hicieron pagar solo por hablar con “una traidora que no supo amarlas”. – Continuó Aiwass.

– Además, la información que te di aquella ocasión fue acertada y pudiste evitar que tus únicas amigas fuesen asesinadas. Deberías estar agradecida, grandísima zorra. – Aiwass apretuja el tono de su voz. – Porque, ¿sabes una cosa? no me cuesta nada el recordarte que no queda casi nadie en este maldito planeta al que realmente le importes. Todos te odian, los ángeles, los humanos a los que rompiste el corazón, tus antiguos colegas, tus amigas demonios. Incluso tu madre, que aún desde el infierno, dice que eras una zorra entre sus tormentos. ¿Realmente crees que tus “amigos” te seguirían queriendo, si tan sólo supieran lo que has hecho? ¿O si se enteraran donde descansan realmente tus lealtades terrenales? Tus lágrimas serán para mí un néctar de placer, como lo es el aroma del sexo pútrido y pecaminoso que los humanos pagan como crimen.

Judith está al límite, no puede hacer nada más que tragar su saliva y con ello su propia frustración e ira contenida.

– ¿Cuándo pagaré mi cuota contigo? – Pregunta Judith, tratando de aparentar serenidad.

– Me gusta aparecerme sin avisar. Por eso no te preocupes, ya te pondré el precio según mi castigo. Bien, ahora solo espero que lo que dije haya valido la pena. Nos veremos luego… Judith.

La entidad se desvanece, dejando tras de sí una risita burlona, delatando el placer que le causaba el humillarla. En cuanto la habitación regresa a la dimensión normal, y el campo esper se desvanece. Judith aun estando de rodillas soporta el dolor de su pecho el cual va abandonado su cuerpo mientras se pone a llorar. Intentaba contener el llanto cubriendo su cara. Pero las palabras tan burlonas e insensibles de Aiwass le habían hecho recordar una vez más como se sentía, como una basura. Una mujer sucia y humillada. Y lo peor de todo es que era verdad.

Esa noche, Antonio no podía dormir. Estaba en el comedor común del edificio, donde se había calentado la cena. Nada especial, de hecho, un simple sándwich de jamón y queso con pan blanco, algo tostado. Estaba sentado en la barra de la cocina común. Serio, con aire circunspecto. No había comido nada desde que llegaron, y su estómago estaba al fin rogando por algo sólido. Estaba intentando superar su tristeza. Él estaba pensando en esos tacos que la mamá de Ximena iba a preparar, con lo que Hugo y él, llevaban. Antes que ese esper polaco apareciera para derrumbar su aparente paz mental.

Se percata tarde de que Judith llegó al comedor. Antonio se sorprende, y a la vez se asusta. Esa Judith, le resultaba bastante enigmática, y no de buena manera, no solo era una mujer de una belleza “estatuesca”. Quizá solo eran sus imaginaciones, pero es tal Judith le transmitía un aire fantasmal. Pesado, y sombrío por alguna razón. No era solamente, esa piel pálida, su cabello de un azul muy oscuro y su look de chica gótica.

– No puedes dormir ¿eh? – Pregunta Judith en tono de, ¿te pasa algo, chico?

– No. – Responde Antonio de manera escueta, fingiendo que su presencia no le afectó para nada.

– Si te molesta que esté aquí, no te preocupes. Solo vengo por medicina.

– ¿Medicina? ¿Te sientes enferma?

– De la cabeza. Y sin remedio, creo. Estoy hablando de medicina para las penas.

Suspira con alivio Judith al encontrarse en la alacena una botella de Chardonnay.

-Yo sugiero que te alejes de mí, niño. Soy una mala influencia. – Judith comenta, en un suave tono de broma. Con una sonrisa amena en el rostro.

– Antonio termina por tragar el bolo alimenticio. Y le responde apresuradamente: – No, no me molesta. De hecho, ¿porque no…?

– ¿Quieres que te acompañe?

– Si, sí.

Judith toma dos copas de vidrio de una de las alacenas y sirve una considerable cantidad en ellas, Antonio en un intento de verse y sentirse no dijó nada ante la cantidad de bebida, no quería aparentar debilidad, aunque lo cierto es que él ni siquiera estaba acostumbrado a beber alcohol.

– ¿Y tú… ¿Te sientes bien? – Pregunta Judith al afligido Antonio.

– La neta no.

– ¿Quieres hablar de eso?

– ¿Por qué debería?

– Sentí algo especial en ti Antonio.

– ¿Sentiste? – Antonio replica de manera escéptica alzando ligeramente una ceja

– Me diste la impresión de que eras un chico malcriado. En el sentido de que fuiste demasiado mimado. Y que, por eso, no eres capaz de imaginar más allá de una burbuja de sueños insoslayable. Quieres escapar de tu propia vida, a buscar algún lugar donde esa burbuja te de paz o trascendencia. Eso me indica que eres demasiado inocentón. Me parece adorable que pienses que el mundo puede llegar a ser maravilloso. Por eso me duele pensar que dolorosamente aprenderás lo mismo que yo sé ahora.

– ¿Y qué sabes ahora?

– Que el mundo es oscuro, cruel, y despiadado. Yo sé que vivimos en el infierno. Creo que eres lindo por eso. Pero llegará el día que tu alma tenga tantas cicatrices como yo.

Antonio de un modo súbito comienza a sentirse ebrio, aquel Chardonnay se le había subido a la cabeza a la velocidad de un caballo en un derbi.

– ¿Cómo diablos sabes todo esto? ¿Eres psicóloga? ¿O lo fuiste?

Judith enciende un cigarrillo.

– No, solo he vivido mucho más que todos aquí. Me han roto el corazón muchas veces, y he hecho lo mismo a muchos por el camino. Al punto que creo que solo vivo en un mundo en el que no le importa a nadie si alguien acabase con mi vida, incluso de alguna manera que pueda indignar a cualquiera. Nadie lloraría por mi alma condenada. Y simplemente tengo experiencia para notar un alma casi inmaculada, que, en este mundo, es casi un regalo.

Antonio no sabía que decir. No tenía la menor idea del por qué una mujer como Judith le diría algo así. Pero rápidamente cayó en cuenta que ella, no era una mujer común.

Antonio no hace más que dar un sorbo a su copa intentado entender sin éxito todas aquellas palabras. En ese momento Judith le dice:

– Antonio, hablé hace un momento con Jessica, pasando mi reporte sobre lo que conseguí sacarles a mis fuentes. Y al parecer entre esta noche de hoy o la siguiente. Un tal Jacinto atacará.

– Jacinto Cardoso Gollaz. – Antonio replica, con desprecio en su voz.

– ¿Qué sabes de él?

– ¿Qué no? Él fue mi instructor cuando estaba bajo el mando del Yunque. Es muy poderoso. Puede incluso manipular la potencia geotérmica y tectónica de la Tierra a grandes niveles.

Antonio no disimula su rencor en ningún momento, su mirada de odio era especialmente desconcertante incluso para Judith.

– Bueno, relájate. Me asusta tu expresión.

– Judith, si vamos a ir a interceptarlo, déjenme ir con ustedes.

– De hecho, de eso quería hablarte. Jessica, me pidió pasarte la orden de que escribieses un informe más detallado de tu amigo. Ya que como sabrás nuestros reportes sobre él no están del todos completos. Necesitamos saber de sus habilidades y sus posibles debilidades. Y me pidió decirte que no podías ir en esta misión. Es una orden expresa de la superiora.

– ¡¿Qué?! – Exclama Antonio explosivamente, dejando caer la copa, quebrándose al tocar el suelo.

– ¡¿No me dejarán ir?!

-Tu actitud confirma los temores de Jessica

– ¡Ella no puede hacer eso!

– Oh, claro que sí, es la encargada de esta agencia ¿recuerdas? Y perfectamente puede elegir que hacer.

– ¡No es justo!. Quiero pelear de nuevo con el bastardo que me dejó esta cicatriz. Quiero vengarme de…

– ¿Puedes acaso escucharte Antonio? – Pregunta Judith en tono firme.

– Si pensaras por un momento con tu cerebro y no con tus huevos, te darás cuenta que tiene buenas razones. Acabas de sobrevivir un evento post traumático. Además, tu pelea contra ese polaco, demostró que aún no eres capaz de controlar tus poderes eficientemente, a un nivel que tan siquiera te permita repeler a otro. Que, por cierto, conoce bastante bien tus habilidades. Ella pensó que llevarte es arriesgado. Y para asegurarnos que no cometerás una tontería tus ordenes son quedarte aquí.

– ¿Y que se supone que debo hacer?

– Yo que sé, que hacen los mocosos adolescentes… ¿jalártela? ¿tal vez? – Responde Judith en tono de “qué me importa”.

– ¡Púdrete! Ya verás que este mo coso se queda con tu puesto. ¡Puta pálida amargada!

Le grita Antonio a Judith con un ligero tono de voz de borracho.

Judith se levanta de la mesa y entonces le sonríe sinceramente a Antonio.

– De verdad, no me molestan tus insultos. No es nada en comparación a otras cosas que me han dicho antes. De verás, sigue así niño. Tarde o temprano te estamparás con la pared de la realidad. Entonces ningún insulto será suficiente para aliviar tu dolor.

– ¿Me estás amenazando?

– No te amenazo cariño, te digo lo que va a pasar. Y ojalá llegue el día en que te des cuenta de lo afortunado que fuiste al desafiar a la muerte y seguir viviendo para luchar otro día, pero aun con el detalle de seguir teniendo fe en la humanidad. Por qué ese día desearás estar muerto. Porque, déjame contarte una pequeña historia.

A finales de los 80s, trabajé para un detective como secretaría asistente, aquel hombre me llegó a gustar bastante. Los dos años que trabajé con el bastaron para darme cuenta que el mundo se había ido a la mierda sin remedio. Los casos de infidelidad y celos eran lo más común. Vi cosas que iban de lo bastante hilarante a bastante horrendas, que prefiero dejar a tu imaginación. Sin embargo, eso me dejó en claro, que en el mundo el amor estaba muriendo. Y sus asesinos eran cada vez peores. Y pensaba que no me pasaría a mí, hasta que ocurrió.

– ¿Que me quieres decir? ¿Qué te quieres morir?

– Solo puedo querer, ese es mi castigo. Una juventud eterna, vacía, solitaria y desgastante. Judith realmente, murió hace mucho tiempo. Pero te pido por favor, que guardes el secreto. Y yo guardo el tuyo de insultarme.

– ¿Por qué?

– Es una sanción insultar a tu superior. Puedes hacerlo cuanto quieras. Desquita tu furia conmigo. No hay problema. Las otras chicas tienen un alma tan alegre o templada que no merecen ni tienen que soportar semejantes vejaciones. Buenas noches Antonio.

Judith dice esto con mucha calma. Como si no le importara una vez más. Cuando Antonio recobró su compostura y parte de su sobriedad se sintió muy mal por haberla insultado. Pero porque sería que sentía algo en ella que no le convencía. Algo en ella no olía bien. Y no podía decir o saber qué. Al menos sabía ahora que ella seguramente tenía más edad de la que aparentaba, la que en apariencia no muy diferente a la de él o Jessica.

Antonio regresa a su departamento, pero antes de ello llega frete al de Tanya, el toca la puerta la cual es abierta desde dentro por una adormilada Tanya, la cual se veía adorable estando así.

– ¿Eh? ¿Antonio? ¿Qué haces a esta hora frente a mi puerta interrumpiendo mi sagrado sueño?

Antonio mira de reojo asegurándose de que nadie más este por ahí, el pasa cerrado sin hacer rudo al apartamento de Tanya, la cual se sorprende y se asusta un poco.

– ¡No se te ocurra hacerme algo raro!

– ¡No manches, nada que ver!

Ambos hablan a voz baja mientras Antonio sonríe nerviosamente ante el comentario.

– Necesito que me hagas un favor Tanya.

– ¿Uhm?

Después de hablar con Tanya, Antonio regresa a su habitación sigilosamente, pensando que nadie se percataría de ello, lo que era un error.

Al siguiente día la agencia se reúne en su sede en el WTC, la única ausente era Judith la cual había sido ya envida a la cercanías del volcán para esperar a Jacinto Cardoso. Jessica les informa el objetivo, el cual consistía en capturar a Jancito Cardoso vivo y en condiciones de poder hablar, era indispensable que fuera de esa forma dado que según el informe del propio Antonio, el sujeto estaba al tanto de muchas de las operaciones de Yunque sin contar que era alguien importante dentro de la estructura del grupo.

– No sabemos exactamente que pretende yendo al volcán, pero nosotros estaremos alerta dentro de la cuidad por si algo mas ocurre, aquí o en algún otro sitio del país.

– ¿Y por qué no vamos con ella, aunque sea como apoyo?

Dice Erik alzando la voz, él al igual que Antonio estaba con ansias de entrar en acción si bien sus motivaciones eran distintas a las de Antonio.

– Porque aun no confio en ustedes.

Dice Jessica sin inmutarse, provocado diversa reacciones en los presentes, todas desagradables aunque sin ser explosivas esta vez.

– Deben entender que aún no están listos, si los mando ahora y mueren yo seré la responsable, y solo le estorbarían a Judith.

– Nos subestimas, Jessica.

Dice Antonio poniéndose de pie mirado a los ojos a Jessica de una forma seria pero firme.

– Reconsidéralo ¿Qué tan distintos podemos ser a ti?, todos aquí tenemos al menos alguna experiencia en combate. Yo mismo eh asistido a la superiora Katherinne, eso debe hablarte de algo ¿no?

Jessica lo mira por un momento baja la mirada por unos segundos pensado en lo que Antonio le dijo, mientras unos extrañados Erik y Tanya miran intercaladamente a ambos, el momento de silencio solo es interrumpido por un profundo bostezo de Tanya quien se talla un poco los ojos. Por fin Jessica contesta.

– No, denego tu petición Antonio Ubrian, y es mi última palabra.

Antonio se le queda viendo por un momento, suspira con resignación cerrando los ojos.

– Muy bien… Tanya vamos a nuestro aburrido cubículo.

– ¡E!… Este, si si.

Antonio sale junto con Tanya, quien se ve algo nerviosa, dejando un momento a Jessica y a Erik en la sal de juntas.

– Vigílalo bien.

– Mmm… No vine aquí para ser niñera.- susurra para sí mismo refunfuñando.

Al salir de la sala Tanya y Antonio había acelerado el paso un poco para tener unos segundos a solas.

– ¿Trajiste eso?

– Si aquí lo tienes.

Tanya la da a Antonio una especie de muñeco de barro sacado de una envoltura de chocolate para hacerlo pasar por una golosina, el cual tiene una forma similar a el propio Antonio.

– Perfecto ¿ahora qué tengo que hacer?

– Comete su cabeza.- Le dice con cierto tono alegre y burlón.

– ¿Es enserio?…

– Y apúrate si no van a sospechar.

– Pues ni modo.

Antonio le da la mordida al muñeco, arrancándole la cabeza, la cual se traga non sin una sensación de tierra en su boca y garganta, lo cual lo hace toser, lo cual Antonio disimula lo más que puede hasta que logra tragar todo.

– Puagh, ¿va a funcionar?

– Claro, claro… Bueno, creo.

– Bueno si no es así no llegaré más allá de Insurgentes. Gracias Tanya.

– Me voy a meter en problemas por esto.

Ambos llegan a un par de cubículos, saludando a el resto de los monitores de la cede, su trabajo no era otro más que monitorear la misión de Judith. No pasa mucho antes de que Erik se les uniera, aunque en realidad no haría nada más que vigilar a Antonio.

– Voy al baño.

Antonio se pone de pie con dirección al baño, Erik deja pasar unos segundos para no despertar sospecha en Antonio, lo que provoca tensión en Tanya rogando que Antonio se diera prisa con su plan, de paso mandándole un mensaje vía “plugg”.

– [Creo que Erik sospecha algo apúrate]

Ya en el baño Antonio toma el muñeco decapitado y recita unas breves palabras activando ligeramente su psqui lo cual transfiere algo de energía al muñeco. Erik logra sentir muy ligeramente el psiqui de Antonio, así que entra de inmediato.

– ¡Hey!

– ¿Qué? ¿Tienes que bramar hasta para hacer del baño?

Erik se queda desconcertado, Antonio estaba ahí frete al el orinando en un mingitorio tranquilamente.

– Mmmph… Chinga tu madre.

Antonio termina, se lava las manos y va de regreso a su puesto, Erik solo se le queda viendo con molestia pero aun con una sensación de extrañeza.

– ¡Perfecto! Aunque esto se siente bien raro- Piensa para si el verdadero Antonio el cual se había escabullido por los conductos de aire del complejo.

El Antonio falso llega y toma su lugar pero antes este habla con Tanya.

– Pues si funcionó.

– Ufff… Me tomo muchas horas pero es mi mejor hechizo hasta hoy. Jamás me había salido una proyección tan estable… Pero nos van a regañar por esto.

– Si nos cachan le diré a Jessica que te amenacé para que me ayudaras. Tus poderes son increíbles.

– Para nada, comparado con mi maestra y otros espirituales en el mundo esto es un simple truco de feria.

Antonio ya seguro de haber logrado escabullirse y con ello logrado salir a la calle, toma un taxi, el cual lo lleva el oriente de la ciudad, llegando a la avenida Zaragoza se encuentra con un joven de unos 25 años y de aspecto algo desaliñado, era un amigo de Hugo.

– Aquí esta lo que me pediste, wey.

– Genial, me estás haciendo un parote Danny.

Daniel saca de un garaje de un local de mecánicos una motocicleta Duccati de color rojo, la cual al a pesar de verse ya usada se notaba que poseía un potencia considerable.

– No hay de que carnalito. Pero oyes… ¿Qué fue lo que paso? Después de lo de esa vez en El Hoyo despareciste y nadie supo que pedo. Hasta la doñitas solteronas de la calle canteras dicen que eran brujas.

– Men, no es algo que pueda explicar, perdóname, pero es por tu bien… ¿Cómo esta Ximena?

– Ahí llevándola, te ha de extrañar un chingo.

– Después de lo que pasó… Yo creo que más bien me ha de odiar.

– ¡No mames cabrón! La Ximenita es una chava bien noble, lo que te haya dicho fue un mero arranque emocional, por lo sucedido ese día. Deberías irla a ver.

Le dice Daniel mientras le da una palmada en el hombro a Antonio queriéndolo animar.

– Ahhh, es mejor así, no quiero ponerla en riesgo otra vez, ni a tí ni a la banda. Vamos, que creí que me mandarías a la fregada cuando te llamé.

– Mira cabrón, Huguito te tenia buena fe, y tú le advertiste el riesgo, el wey a la Ximena a defendía de la mayoría de la banda en el hoyo, no era una lacra y nos pidió que si pasaba algo no te culpáramos, y que te echáramos la mano así que tú sólo concéntrate en darle en la madre a los putos que le hicieron esto.

Antonio sonríe, viendo que incluso muerto, Hugo se las arregló para ayudarlo una última vez.

– ¡Vale!- Antonio enciende la máquina y esta parece funcionar perfectamente.

– Esta de poca… ¿Oye pero no es robada verdad?

– Como tú dijiste carnal. Es algo que no te puedo explicar, perdóname, es por tu bien carnal.

– Jejeje, eres un mamón Danny… Te la regreso en cuanto pueda.

Él se dirige a la avenida ya montado en la moto dispuesto a ir en dirección al volcán.

– ¿Oye y no le mandas decir nada a Ximena?- Le pregunta con algo de urgencia a Antonio.

– Si vez que está de humor para saber de mí, dile que siempre me gustó mucho y que la quiero de aquí al fin del mundo… Y que ojalá me llegue a perdonar. – Él se pone el casco para motocicleta.

– Nos vemos carnal.

Y a la máxima velocidad que le es permitido el recorre la avenida sobre la motocicleta, al pasar a un lado del Peñon Viejo , donde está enclavado El Hoyo. Sus recuerdos se mezclan en su cabeza junto con el atardecer. Llegando a la carretera a Puebla sube al máximo la velocidad tomado dirección al Popocatépetl.

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