el dia que todo cambio

Una vez me dijiste: «Sos lo más hermoso que me pasó en la vida».
Hoy me dijiste:«Por tu culpa ya no quiero seguir viviendo.»

En ambas ocasiones, mis ojos se llenaron de lágrimas y mi corazón se detuvo por un instante.
La felicidad y el dolor… dos caras de una misma moneda.

Lamento haber arruinado todo con mi depresión. Tal vez podría haber fingido por más tiempo, haber escondido mi sensibilidad. Pero a tu lado me sentía segura, sentía que podía confiarte todo: mis alegrías y mis dolores, mis fortalezas y mis inseguridades.

Me equivoqué. No debí abrirte la puerta de mi ser de esa manera. Perdón.

Quiero que sepas que a mí nunca me asustaron tus demonios. Me habría sentado a tomar el té con ellos y habríamos conversado.

Un día me dijiste: «No imagino una vida sin vos».
Hoy me dijiste: «Me estás sofocando. Aléjate.»

Y me fui. Sin llevarme nada.
Todo lo que construimos juntos… te lo regalo.

Adiós.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS