¿Conoció usted algún amor al que pudiera llamar verdadero?
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En realidad, no sé si lo que conocí fuese amor y mucho peor me atrevería a decir si fue verdadero, puesto que por mi parte en aquellos días, amé de verdad, sin engaños, sin mentiras, fui yo en toda la extención de mi existencia y demostré cada sentimiento sin una sola represión. Es posible que yo si le hubiera amado de verdad, pero qué sé yo de la otra parte. La otra parte quizá me engañaba, pasaba el rato o solo fingía para no afrontar las tragedias de la vida en soledad. No lo sé y si lo pienso, me siento aturdida, de forma que no suelo reflexionarlo con frecuencia.
El amor, cada uno tiene una forma de verlo, entenderlo y vivirlo. Para mí lo que es amor quizá para usted no lo sea, sin embargo, hay un pensamiento con el que siempre logro compaginar con otros; el amor, el amor inspira vida, conmueve al otro a seguir viviendo, a enfrentar las edades paso a paso, día tras día, a levantarse después de la caída y la contraparte hace lo mismo; el amor es la inspiración mutua a seguir viviendo en un mundo lleno de sufrimientos y tragedias, eso es el amor.
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¿Alguien alguna vez le inspiró esto, las ganas de seguir viviendo, a lo que usted define como amor?
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Fuera del plano fraternal, creo yo, que muy poco. Usted sabe que yo siempre estoy con un pie fuera de la vida, siempre, no por capricho, más bien porque la vida me inspira a ello. Pero volviendo al tema, creo que fue una idea mía, un destello, un breve segundo, lo que aquel amor me inspiró. Después a causa del egoísmo, aquella inspiración desapareció y la otra parte se enredó en pensamientos pesimistas y quizá también apareció una nueva persona. Pero de resultado, le diría que fue poco. Poco me duró la inspiración por la vida.
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Es decir que aquel amor le motivo, pero poco. ¿Cree usted que su amor le motivo a él?
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Como dije antes, di lo mejor, la versión completa de mí, Pero usted me conoce, sabe que yo siempre me debato entre una sonrisa y una lágrima. También sabe de mi personalidad gris y de mis ansiedades. Siendo como soy, lo di todo. Yo asumí que el otro me amó siendo lo que soy, el monstruo que soy, la sombra que soy, la debilidad que soy, porque yo jamás me disfracé, me presenté siendo como soy y así creí que me aceptaban. Así como soy, usted imaginará mis acciones románticas y mis demostraciones de afecto. Podría reírse al imaginarlo, pero lo hice, y yo misma me río ahora. Sentía que con ello el otro estaba contento o le inspiraba a serlo. Intenté apoyar, dar ideas, pero creo que quizá no fue suficiente, esto por mi propia personalidad.
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Lo entiendo, su personalidad no es tan fácil de digerir. Pero si, es gracioso imaginar sus demostraciones de afecto. La cuestión es que usted dice haber hecho lo mejor por aquel amor, ¿Cree usted que la recuerden con cariño por ello?
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No lo sé, quizá no me recuerden. Usted sabe que no soy de esas gentes inolvidables, estrambóticas. Soy lo que soy y el amor verdadero como usted lo llama, quizá sea una utopía por la que todos seguimos vivos, por la que nos esforzamos y por la que creamos. Sin esa ilusión, créame no existiría el arte, la ciencia, ni el ser humano mismo.
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