EL MIEDO
Mientras el tiempo pasaba me daba cuenta de que había tenido la libertad en mis manos y el miedo me la había arrebatado, así que quería mi libertad de nuevo, pero aún estaba el miedo, tenía que luchar con él. De a poco comencé a ganar batallas, cada día era una batalla ganada, cada vez que levantaba la cabeza ante una amenaza de muerte era una batalla ganada, era un paso hacia la libertad. Sufría cada día que vivía, desee muchas veces morirme, porque no encontraba salida, llore tanto que me quede sin lagrimas. El tiempo pasaba y cada día que vivía dentro del abismo una parte de mi se moría…moría el amor, moría el cariño, la dulzura y la ternura, murieron los sueños que atesoraba desde niña, el mundo nunca más fue rosa, no me quedaban ilusiones, la mujer ilusa, que creía que el amor existe y era mágico, murió dentro del abismo.
Pero, a la vez me hice fuerte, ya mi cuerpo no sangraba solo quedaban cicatrices, profundas cicatrices, que me marcaron a fuego. Si me preguntan si tuve miedo a la muerte, debo responder que si, muchas veces vi la muerte directamente a los ojos, era mi mayor miedo, dejar de existir. Pero aun así la fuerza estaba en mi interior, en mi cabeza sin límites, busque fuerzas en todos lados, pero sobre todo en esa vocecita oculta que cada nuevo día que sobrevivía me susurraba: ¿ Y el amor propio?, ¿ Dónde está tu amor propio?, ¿Acaso no te amas, acaso no te mereces una mejor vida?….y me respondía sin pronunciar palabras: SI, si merezco algo bueno…
Pero aparecía la resignación, el fantasma del miedo, de la comodidad, de las excusas. Un día vi que ese miedo cada vez duraba menos, la voz dentro mío era cada vez más fuerte, y ahora gritaba: ¡ Tu amor propio, tu libertad, y tu felicidad!…y yo la escuchaba y sabia que no estaba equivocada, era eso lo que quería: ser libre, estar en paz y ser feliz…
Nunca pensé que esa voz que resonaba en mi cabeza se hiciera tan fuerte, quería gritar pero sabía que aun no podía porque estaba adentro del abismo y para volver a gritar debía salir. Sabía que estaba encerrada y que si decidía salir, esa decisión cambiaria mi mundo radicalmente, y que iba a tener que sostenerlo, sin flaquear, debía intentarlo, aceptar las consecuencias y seguir caminando, aun con miedo.
EL FINAL
Ahí estaba el miedo, era enorme, tan grande que me paralizaba, me hacia retroceder, me gritaba que no iba a poder, me amenazaba con quitarme la vida, con que perdería todo, el miedo era muy fuerte…pero mi voz también había crecido, esa bendita vos que me decía: ¿y que si no te queda nada?
Y así en medio de esa encrucijada, mi mente se renovaba, mi amor propio nacía y se hacía fuerte, se alimentaba del miedo, y me arrastraba por el abismo, pero estaba cada vez más cerca de la orilla, hasta que un día llegue, me quede un tiempo en el umbral del abismo, tenía miedo de salir, ¿Y qué hay más allá?, ¿Iba a poder con mis decisiones? Miles de preguntas golpeaban mi mente.
Ya no tenía dudas de que iba a salir adelante, miraba el abismo oscuro y frio, y luego miraba el horizonte mas allá de la orilla, era de un color blanco intenso, incandescente, casi me quemaba los ojos. Sabía que al abismo lo conocía bien, había vivido muchos años dentro de él y había sobrevivido, tantas veces había sobrevivido tocándole la mano a la muerte, que se mostraba como un lugar seguro porque lo conocía ¿Era seguro?…No, estaba decidida no quería volver al abismo, era frio tan frio que me moría, y odiaba el frio. Así que caminando por la orilla, como quien camina por la cornisa de un edificio en ruinas, Salí…y camine.
Camine, un paso a la vez, y a medida que me alejaba del abismo, ya no mire atrás…no iba a volver al abismo, nunca más. Miedo, si que tenía miedo, pero era un miedo tan hermoso, me temblaban los pies, me sudaban las manos, y sentía un cosquilla en la panza…como hace tanto no sentía. Estaba viva de nuevo, y sola pero viva, mas sola y feliz que nunca. Mi cabeza pedía explicaciones, quería saber que pasaba, y yo como podía le explicaba, pronunciaba una palabra a la vez, mi voz se escuchaba: voy a poder, no todo es tan malo afuera del abismo.
Y de pronto estoy aquí, volví a verme frente a frente en el espejo y me encontré.
FIN.
OPINIONES Y COMENTARIOS