Al entrar la luz del día, mis ventanas se abrieron, las imágenes eran vívidas con tal nitidez que podía ver todo en mi derredor. En la esquina yacías tú, cabizbaja del cansancio; vi que te habías desvelado por mí… me vino un sentimiento de culpa. Quería gritar desgarradamente que te amaba. Me siento tan mal en mi estado de aparente convalecencia que desearía no sentir esto, es más el dolor invisible metafísico que el dolor de mis coyunturas articulares. Quería coordinar palabras, decirte que despiertes, que voy a estar mejor. Pero las fuerzas eran pocas, apenas estoy despierto, pero aprecio lo que veo: el piso blanco como de alabastro contrasta con tu suéter color rosa. Tus cejas pobladas, tus párpados delineados, siempre creí que eso acentuaba tu ingenio y astucia. La punta de tu nariz señalando el suelo, tus cabellos café, otras veces rojizos, tus sienes con vida, tu blanca piel, el anillo de compromiso en tu mano que te di, vínculo simbólico de que lo quise todo contigo…
Cada lágrima resuena en silencio lo que no se dijo. Soy muy autocrítico en este aspecto. Creo que en un estado de epifanía, entre el limbo de la vida y la muerte, lo veo claro; no hay ruido ni obstáculos. Todo es visible, mis pensamientos viajan como la luz, veo las cosas que no podía ver en otras circunstancias. Si pudiera permanecer en este estado de clarividencia de manera permanente; y en un estado de plenitud; mi conducta hubiera sido muy diferente. Si hay algo del cual me arrepiento es no haberte dicho lo mucho que te amaba, que te amaba, que te amaba; ¡Te amo! (Creo que retumbó en mi cabeza) , pero todo lo que hilvano apenas audible ,como un susurro imperceptible,se perdió en la blancura del entorno. Deseo que lo hayas escuchado en tu estado onírico , amor mío. Somos tan frágiles; un día lo tienes todo, todo, todo… tú. Al día siguiente te ves aquí en primera persona, ves tus pies al filo de la cama, pero no lo sientes. Te veo a ti, tan inalcanzable físicamente, a pesar de una distancia mínima de tres metros. Si pudiera, me arrastraría como un nematodo hasta llegar a ti para tocar tus labios rojos, hermosos. Besarlos. Quisiera abrazarte, tocar tus suaves manos, sentir tus pulsaciones latir… creo que no saldré de esto. Estoy feneciendo, ¡Dios mío!, me extiendo como un segmento de estela en una madrugada que pronto dará a luz un nuevo día. Un trozo de vela titilante en extinción… Solo que yo no estaré aquí para ti… Te ammm..o…mi amor…
OPINIONES Y COMENTARIOS