14 de febrero de 2025
Iniciar con un saludo es complicado. Te veo todos los días, y en mi mente suena descabellado volver a saludarte. Empezar con un «te amo» parece trillado, no concuerda con mis pensamientos ni con mi forma de explicar el mundo a través de las palabras. Cada una de ellas despierta un camino distinto, y escribirte esta carta es más difícil de lo que parece.
Podría empezar, por ejemplo:
El tiempo transcurre, se hace trizas, se desgarra. A tu lado es relativo, imperceptible. A veces se vuelve lento, otras se congela, como cuando beso tus labios o me pierdo en tu mirada. Me cuesta trabajo encontrarte las palabras exactas, porque ninguna alcanza a describir lo que siento por ti. Las letras se arrastran, lentas, delirantes, como las últimas hojas de otoño cayendo al suelo. Pero, una a una, van dando orden a mis pensamientos, como instrumentos de una sinfonía que dan vida a las emociones que danzan en mi mente, tejiendo con su música un paisaje de palabras donde habitan mis sueños y se cobijan mis recuerdos.
Podría empezar, por ejemplo:
Tu sonrisa me devuelve la energía, me despierta la alegría, me recuerda por qué estoy aquí, a tu lado. Me llenas el corazón, la mente, los pensamientos. Me inspiras cada mañana, me arrancas suspiros, das forma a la geometría abstracta de mi mente y la conviertes en arquitectura pura. Como un boceto que se dibuja lentamente sobre una hoja de papel, vas dando forma a los trazos que se deslizan por mi corazón y se definen en mi alma.
Podría empezar, por ejemplo:
Tu mirada me cautiva, me absorbe, me guía. Ilumina mi camino y las historias escritas entre los muros de mi corazón. Las piedras del sendero se van forjando con cada aventura a tu lado. Los latidos de mi corazón retumban en mi pecho, y el eco de tu voz se funde con mis sentidos. Vibran con cada palabra que nace en mi mente, las notas de su melodía danzan en las cuerdas de mis sentimientos y encuentran refugio en mi alma.
Podría empezar, por ejemplo:
Los días han perdido su forma. Contigo, un lunes puede ser domingo, un jueves puede desaparecer, y los viernes se diluyen en el tiempo. De pronto es martes, en un abrir y cerrar de ojos ya es lunes otra vez. ¿Dónde quedaron los demás días? Quizá se han vuelto un caos, pero cada uno de ellos es una aventura que quiero seguir viviendo contigo. Hoy es 14 de febrero de 2025, mañana será 17 de marzo, luego 23 de marzo… da igual. El día que sea, estar contigo siempre le da orden a mi vida.
Terminar esta carta sin sentido es tan caótico como el huracán de emociones que provocas en mi corazón. Simplemente, no hay palabras, frases, historias o poemas que logren decirte cuánto te amo. No existe canción ni verso que te alcancen a definir. No, ni siquiera la palabra «amor» es suficiente para abarcar todo lo que siento por ti.
Te amo
Atte. Carlos Ruiz
OPINIONES Y COMENTARIOS