En mi comunidad hay gente buena, 

gente dulce como la azúcar y trabajadora como las hormiguitas, 

que se levantan muy,

pero muy tempranito a labrar el campo, 

a mirar el sol. 

En mi comunidad hay días buenos,

y también hay días malos, 

pero la sonrisa de las personas que viven en mi comunidad

es siempre una luz para mi corazón. 

En mi comunidad hay muchos que van y muchos que vienen,

muchos que se van para el norte, 

otros que se quedan aquí,

rezando por los que se van, 

pidiéndole a Dios que los guie en su caminar.

En mi comunidad a luz, hay cultura, 

hay bondad y esperanza, 

hay tiempos de cosecha, 

y hay tiempos de labranza. 

En mi comunidad la vida se respira pura, 

se respira siempre en paz.

Por eso es que quiero tanto esta comunidad, 

por que en ella se aprende a vivir…

Vivir con tranquilidad.

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