Tan solo eso…

Tan solo eso…

Ema UB

02/02/2025

Es verdad, por aquellas noches el insomnio me visitaba con frecuencia y la fragilidad mental junto al diasepan estaban terminando de matar mi espíritu de lucha. No sabía si rendirme a lo gajes de la locura o ceder a la brutalidad de la cordura, una cruel encrucijada para alguien insignificante como yo. Cuando estuve a punto de ceder, justo esa noche, ya sea que el diablo quería divertirse conmigo o jugaba ajedrez con dios, apareció.

Se golpeaba entre las paredes, quizá buscaba una grieta para fugarse. Volaba alrededor de la pequeña lámpara que colgaba del techo, como poseída por la luz artificial zumbaba más cuando estaba a punto de quemarse la alas y después se tomó la molestia de posarse sobre la mesa y mirarme como si yo fuera un cadáver que iba a follarse. Minutos después voló hasta la cama, voló hasta la repisa de medicinas y emprendió con una danza diabólica por todos los alrededores de la habitación mientras el zumbido se hacía cada vez mayor. Los estados de ansiedad fueron creciendo, le lancé un libro, después el vaso de agua y finalmente emprendí con manotasos al azar. La maldita sabía cómo esquivar todos los ataques y se reía de mi, se reía a carcajadas y yo no podía tolerar esas burlas. Así que me quité la remera y la golpeé con fuerza mientras volaba, cuando cayó al piso la golpeé con uno de mis libros hasta el cansancio.

Minutos después llegó la enfermera, observó el desorden y comenzó a gritar como loca, llamó a los otros y al médico de turno. Sus caras de consternación me sacaban de quicio, después de todo no hay motivo para tanto drama por una simple mosca. 

Eso era, tan solo el cadáver de una mosca ruidosa. 

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