Sus ojos cansados
recorrieron la calle
prisionero de la vida solitaria
clamaba por un gesto , una caricia.
Era de edad incierta,
amable , leal , bondadoso
buscador de juegos cada día
y de alguna migaja que llenara sus días
Un día , la maldad se hizo presente y le asestó varios
golpes, hasta acabar con su vida
lo dejaron tirado , junto a una calle vacía.
Sus ojitos sólo buscaban un lugar cálido
y se encontró sólo con odio
indiferencia , sin encontrar quien se apiadara de su almita perdida.
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