He despertado esta mañana, una mañana de enero, con tus ojos muy serenos que me miran a mí.
Y yo no he hecho nada, (nada), tengo ojos, pero no mirada, qué puedo hacer desde lejos.
Como la lluvia me escucha, me hace sorda a tu lujuria, le insistiré a la lluvia que no me moje, todavía no hay tal reproche a tu soltura.
Cómo la sangre es fuego, como mi sangre es razón, cómo entraste a mí sereno, como me dolió un corazón.
Sentí tu turbulencia en tu venir, lo negro viniendo a mí, me desmayo con tu suspiro, me tiento con un capricho, sola sigo, solo digo.
Solo digo, ven a mi aventura, usa lo que te queda de cordura, y ahógate en mí, solo en mí, haz que no te levantes cuando te acuestes conmigo, haz que no nos mate ningún olvido, quedemos muertos los dos, nunca es tarde si aceptas morir de mi dolor.
Rómpeme y usa mis pedazos de silueta, como una sombra inquieta, corre hacia mí alguna vez más.
Beberé toda tu sangre con el propósito de desmayarme, solo soy tuya, aunque yo no sea pura, no es algo que te pulcra, no soy flores, soy de azúcar.
OPINIONES Y COMENTARIOS