En el nombre de una flor. 2 . {VIOLETA}.

Los ríos anuncian el camino riguroso que siguen los amplios campos en flor, rebosantes de tardes tibias, que se postran ante una delicada y untuosa paleta de colores, creada a mano alzada por la aleatoria magia , que da forma a este bello y terrorífico mundo, del que Violeta forma parte aún sin pretenderlo.

Ella camina ansiosa. 

Ansiosa pero discreta, de todo corazón queriendo serlo, con toda su alma latiendo dentro del aire que le gustaría ser, en qué le gustaría convertirse. 

¿Por qué tanta pompa? ¿Qué real y omnipotente sentido, han de tener las absurdas y tediosas horas sentada en el palco de una nada que viene y va, que sube y baja?

¿Qué razón poseen las bocas de las armas , para besar con tanto anhelo todos esos cuerpos que jamás les pertenecieron, de los que tanto abusan en sus encuentros siniestros?

Violeta ya no quiere saberlo, no desea comprender. 

Solo quiere volver a beber de la leche que probó tantas veces de niña, cada mañana volviendo a nacer.

No se embriaga, no susurra, ni encuentra placer al parecer, ahogada una vez más en esa oscura  charca de intrigas y poder.

Un suave árbol ha acogido ya sus pétalos, y sin ningún pudor, ella se acicala las mieles del cuerpo y le regala sin temor a perder, su dulce olor, ese que todos siempre han querido, pero del que ella es única dueña y señora, y dónde nadie más que ella se sienta en el sillón resplandeciente de su trono.

¿Qué colores se pueden apreciar dentro de una caja de cartón oscuro y sin agujeros? Se pregunta Violeta cada mañana.

¿De qué formas  puras podremos disponer si nos abandonamos a cada molde del infierno que paradójicamente cargamos como cruz?

Violeta ha aprendido lo que debe hacer.

Debe permitir que sus raíces penetren con soltura dentro de la tierra, que se casen con ella, y por el camino, distinguir quien es agua y siembra, y quien es desierto seco.

Ese, será por siempre el único modo de continuar siendo ella.

Ese, será por siempre el refugio seguro de su corazón.

El refugio puro y duro, del corazón de una Violeta.