Me siento. El también. Lo intentamos. De verdad. Con ansia, con locura.
Pero nada. Siempre es nada.
Y nada, sabe mucho, muchísimo.
De todo.
Una mano, y mi mano.
Una piel, y mi piel.
Y un cristal frío entre los dos.
Quiere bailar, se lo noto, estoy volando. Y el conmigo. Siempre fuerte, siempre bárbaro.
El tiempo también es bárbaro, no me deja, me ahoga, me asfixio.
Un trago, dos tragos, tres tragos, y los que vengan a continuación.
Porque me siento así, solo, y quiero hacer de todo.
A todas horas.
Que nunca lleguemos a la meta, que siempre haya camino.
Que siempre seamos dos, y mi mente, mi fiel amiga, casada con la imaginación, no dejen de hacer piruetas nunca a mi alrededor.
A nuestro alrededor.
Porque ese soy yo. Pero el otro no.
No se quién es ese.
No le conozco.
No reconocería ni en un eterno espacio, a ese hombre desgastado que me detiene severo.
Mañana, romperé el espejo, y me compraré otro, para poder mirarme, con los ojos de mi yo.
Los ojos, que únicamente yo deseo.
. Marina Vergel 🖤
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