Un nuevo comienzo cargado de nostalgias, anclado, rápido rápidamente ciego la realidad fue un espejismo. Hombre devorado por la realidad que muerde voraz la vida. Moribundo de sueños ve el plato de la felicidad devorado por un caníbal destino. No estuvo a la altura de sus ilusiones, hacedor del fracaso.

Vaso de vino tinto reposando con pequeños mosquitos ahogados y flotando, en una atmosfera e hidrosfera borravino. Hombre con pequeñas miserias ahogadas y flotando, en el exterior e interior del ser. En algún lugar del mundo alguien muere de sed, de hambre o de olvido. Pero eso ya no parecía importarle, el alcohol transitaba por sus venas y su corazón era una máquina carente de mantenimiento a punto de ceder. Como un latido en ebullición.

Se levantó de su catrera, cada vez que escupía sangre abría paso a pequeñas partículas de oxígeno. Alivio como una bocarada de cigarro negro en sus tiempos mosos. Su cuerpo enclenque era devorado por dentro, en silencio con el consentimiento de todos, pero a sabiendas, también odiado.

__ Habrá algo para mí allá arriba nene.

__ Algo vamos a encontrar, estamos pensando en alambrar el cielo o quizás podemos hacer un espaldero para vid de David.

__ Ja ja… nene mira que ya no veo mucho, nada mejor dicho.

__ Todo tiene arreglo allá arriba

__ Ja… para vos es fácil decirlo.

No era común que pasaran tantos días encerrado, sus mangas olían a vomito de ayer, parecía estar poblado de tierra y no de piel. Por entre las grietas de adobes centenarios, donde habitaban vinchucas, arañas y otras especies, hedor a orín. Sepultado en olvido. Las maderas que simulaban ser cristales en sus ventanas tapiadas porque el viento solía ser emisario de aromas, colores y sonidos, silencios del más allá. Afuera un tacho mostiao con resto de hojas y granos de tempranilla, la vendimia era cruel para los cosechadores, el sistema era cruel, el sol era ardiente, el vino era sabroso.

Tenía tantas ganas de vivir, pero no era una cuestión de ganas. Parecía que la bruta mano del destino nunca se cansó de arrugar su corazón de papel, su convicción de bacán se reescribía con palabras extirpadas de la calle y de libros, de conciencia social, pólvora humedecida para una utopía.

Puntúalo

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