El Objeto y la Maldición

El Objeto y la Maldición

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Vuelve a mi padre a darse cuenta de que en el hogar pasan cosas extrañas. Recuerdo que, hacía un tiempo, fui a un experto de la medicina y le comenté que todo, era fruto de la mente. No existía nada raro en el hogar. El padre tenía claro que algo pasaba y fue a un sacerdote, pero estaba muy ocupado.

Recuerdo un día que, un cajón solía salir solo sin más —un cajón bien grande con la cubertería— y el caso, es que se precipitaba al suelo.

Todos estábamos algo asustados por los eventos. Nosotros nos dimos cuenta de que, eran fenómenos fantasmales. El sacerdote también le comentó que no era nada malévolo. El padre le comentó al sacerdote:

—¿Cómo es posible que no sea nada y que están ocurriendo esos eventos? —dijo el padre.

—No pasa nada, podría ser fruto de vuestra mente, como os dijo el médico —dijo el sacerdote.

El padre no quedó contento. Algo ocurría y el miedo se apoderó de los integrantes de la familia. Miraron de buscar el origen de lo que ocurría y, poco a poco, descubrieron que, fue un regalo de hace años de una amiga de los padres. Al tenerlo en su poder, sintieron cosas extrañas y lo llevó al sacerdote. Al llegar el padre, habló con el sacerdote y el mismo no quiso tocar algo que, a saber, que tenía apegado «el mal», está en todas partes.

El padre se dio cuenta de que, al sacerdote, no le interesaba ese tipo de eventos y le dijo que se fuera. Cuando intentó salir por la puerta, vieron que, no podían abrir la puerta de la iglesia y se manifestó un ser extraño, feo y pestilente. ¡El mismo diablo! El sacerdote quedó blanco mirando y el padre salió corriendo, pero no podían salir de la iglesia.

—Tú, ser oscuro, te ordeno que te vayas de la casa de Dios —dijo el sacerdote.

—¿Quién me lo ordena? ¿Tu simple sirvo? —dijo el diablo.

En eso que se abrieron las puertas de la iglesia y el padre salió corriendo del lugar, dejando el objeto en la iglesia con el sacerdote. Mientras salía corriendo, al llegar a la calle, empezó a escuchar gritos del sacerdote. Él sabía que lo estaba pasando francamente mal, sabiendo que, luego, sería el próximo. Siguió corriendo.

Cuando el padre llegó a casa, protegió a la familia. Todos, encerrados en casa con todo tipo de cosas para la protección. Usaron, incluso, sal en la puerta «para que el mal no pudiera pasar».

Se fueron a la planta de arriba e hicieron un círculo mágico con varios círculos más, «triple círculo». Ellos sabían que lo hacían, el mal no podría atravesarlo.

El diablo llegó y no pudo pasar por la sal de la puerta de entrada ni por el círculo. Pero levantó aire y la sal se fue de la puerta y círculo —entrando en la casa con el objeto—, los miró y se llevó a la familia al completo.

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