—¿Qué pongo en el aviso?
—preguntó Sergio, mirando la pantalla de la computadora,
pensativo. Y arrugando la cara.
—No sé. —contestó Valeria,
distraída.
—Ayudame, Valeria, sino no vamos a llegar a ningún
lado. La idea del trío fue tuya, ¿o no?
Valeria soltó un
suspiro, miró a Sergio con una sonrisa irónica y se dio
vuelta.
—Poné esto: «Pareja casada hace 22 años busca a
alguien para hacer un trío».
—¿No suena a que somos
unos viejos chotos? —dijo Sergio, mirando el texto con cara de
incomodidad. Valeria lo miró de reojo.
—Qué sé yo, no hago
avisos buscando amante todos los días. A ver… mejor poné:
“Valeria y Sergio, matrimonio en busca de algo nuevo.”
—¿Algo
nuevo? —Sergio soltó una risa sarcástica—. Ahora parece que
estamos por comprar una heladera o una cocina.
—¡Me pedís
ayuda y no te viene bien nada! —resopló Valeria, se dio vuelta y
fue hacia la cocina a preparar café, mientras Sergio seguía mirando
la pantalla, con el ceño fruncido.
—A ver, poné esto:
«Matrimonio busca a una persona dispuesta a tener una aventura
de una sola noche.»
—¿Pensará que es para los dos o
para uno solo? —gritó ella desde la cocina, esperando que la
cafetera terminara.
—Y… dice «matrimonio», o sea,
son dos personas. —respondió él, pensativo.
Valeria volvió
a la sala con la taza en la mano, pensativa.
—¿Qué te parece
esto? «Valeria, de 44, y Sergio, de 46, matrimonio estable,
buscan a una persona para un trío.»
—¿Tanto detalle de
nosotros? La edad está bien, lo demás puede ser más
general.
—Bueno, mejor así: «Matrimonio entre 40 y 50
años busca persona mayor de 30 años, para encuentro sexual.»
—sugirió Valeria mientras revolvía el café.
—No suena
mal. Mejor si tiene más de 30.
—¿Hombre o mujer?
—No
hablamos de eso. —respondió Sergio arqueando las cejas y volteando
la mirada hacia Valeria, mientras tomaba un sorbo.
Valeria lo
miró, esperando una respuesta, al no conseguirla acotó:
—Si
es un hombre, ¿cómo lo haríamos? ¿Uno entra por la puerta de
enfrente y el otro por el portón de atrás al mismo tiempo?
¿Tendrías contacto con él? ¿Lo acariciarías o besarías?
Sergio
apretó los labios, como si estuviera calculando.
—No sé.
Tocar, capaz, pero besar, no. Nunca hice algo así. Eso sí, lo del
portón de atrás es solo mío.
—Pero, Sergio, hablo de
opciónes. Tú se lo haces y yo miro, o él te lo hace a ti y yo
miro.
—¡No, no! Estás loca. A mí no me va a hacer nada. En
todo caso lo haría yo, pero prefiero que no te quedes mirando, sino
que seas parte de todo. Sino, no es un trío. Y me gustaba más lo de
las puertas, de enfrente y de atrás. Pero también puede ser una
mujer.
Valeria soltó una risa traviesa y le dijo a Sergio;
—Si
es una mujer, no tenemos suficientes llaves para tantas
cerraduras.
—Como si no conocieras mis habilidades orales y
manuales, Valeria. ¿Hablás en serio?
—Yo no quiero usar mis
habilidades orales con ninguna mujer, y menos con una que ni
conozco.
—Pero podrías besarla o usar tus manos.
—Prefiero
que sea un hombre.
—Y yo preferiría que fuera una
mujer.
—Bueno, entonces, que responda primero.
—Si no
es un bagre… ¿te imaginas que sea horrible o que tenga los dientes
careados?
Valeria soltó una carcajada sonora.
—Ay,
Sergio, primero citamos a las personas y vemos cuál sería la mejor
opción.
—Pero dijiste que la persona que responda primero.
No, eso no. No me parece. Habría que hacer un casting, elegir lo
menos malo.
—¿Y cómo empezamos?
Sergio la miró, varios
segundos en silencio antes de respomder.
—No sé, nunca hice
un trío. Supongo que con besos, como todo comienzo.
Valeria lo
miró desconcertada.
—Pero, Sergio, son tres bocas. No sé
cómo besar a dos personas al mismo tiempo.
—¿Quién de los
dos fue el que propuso lo del trío?
Valeria se ruborizó un
poco. Y contestó de inmediato
—Ya sé, fui yo. Dije que no
hacíamos nada nuevo y se me ocurrió. ¿Nunca tuviste esa
fantasía?
—No, pero vos sí.
—En realidad, no. Lo dije
porque pensé que todos los hombres querían algo así, y sería algo
nuevo para nosotros. -Exclamó Valeria y dejó escapar un
suspiro.
—Se terminó el café. Bueno, nunca dije que esa
fuera mi fantasía personal.
—Pero ¿querés hacer el trío o
no?
—¿Vos querés?
—Me da igual.
—No, no, no.
No es «no sé», ni «quizá». ¿Querés hacerlo o
no?
Valeria lo miró con una sonrisa de duda. Movió levemente
la cabeza y le dijo
—Ahora estoy pensando que no sé cómo
hacerlo.
—Yo tampoco.
—¿Y si mejor nos escapamos, nos
vamos a algún hotel o me esposas a la cama?
—¡Ah, no! Lo de
las esposas no, que hay que comprarlas y tenerlas escondidas
después.
Valeria sonrió traviesa y sugirió
—Bueno, me
atas con algo, qué sé yo.
—Me gusta más lo del hotel.
—¿Con
jacuzzi?
—¿Descartamos lo del trío?
—Sí, no sabemos
ni cómo ni qué vamos a hacer, ni si es hombre o mujer. Además, me
dejaste pensando en lo de los dientes.
—Dale, hay que comprar
café y llamar a la nena para ver si viene el fin de semana.
—Pero
no le digas que vamos al hotel con jacuzzi.
—Obvio que no
¿Cómo le voy a decir eso a la nena, Valeria? tanpoco le voy a decir
que planeamos hacer un trio y no supimos como hacerlo, a demás
rodavía no sabemos si vamos al hotel, ni si quiera lo
buscamos.
—Decía por si no estamos, pero es verdad no lo
planeamos bien de todos modos,eso si preguntale si quiere que haga
un pollito o si prefiere otra cosa. Yo voy a comprar café.
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