Si pudiera entender, que quietud y sinceridad, son esencia y cómplices del amor, para escudar. 

Que no es para lastimar, ofender y mucho menos para herir.

Aceptaría la dura, pero muy necesaria verdad. 

Y que la mentira, aunque guste como a dulce y suene oportuna y satisfactoria.

No deja de ser veneno, que mata de a poco; lo bueno que se trae en el alma.

Que descansar en el amor, amor, como un príncipe que se entrega en brazos de ternura.

Se sumerge en el aroma que emana del amor y no le falta paz.

Del amor se colma, placentero disfruta de su esencia y descansa.

Y aunque al rededor prospera la tormenta, y parece que el jardín puede destruir de una. 

No importaría, porque con el amor se soporta y la  ayuda llega para superar. 

Nada sucederá, o se repara, o uno nuevo se vuelve a plantar.

Y aún se podría hacer tiempo para llegar y abrazarte, y oler todo ese amor, amor. Y en verdad besarte con amor.

Y de paso, le decís a quien se quiera entrometer, que ya no; no nos puede interrumpir.

Porque nos ofrecemos al amor. Porque deciframos asimilando lo què es el amor.

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