Un caballo dogmático.

Un caballo dogmático.

theyarzzz

16/01/2025

El infierno mismo se veía en sus ojos, abiertos como si al cerrarse se pudriera el alma, lagrimosos de odio y euforía, caídos de temor y perdidas, rojizos desde adentro hasta el extremo del universo. 

Su cuerpo, su torso, su cuello, sus patas, todo lleno de heridas, carne cortada y maltratada, marcas de entrega obligada y pruebas de la furia del hombre. Todo por seguir a seres «pensantes» que se andan matando y sacrificando por el beneficio de los poderosos, todo por seguir ideas que no son tuyas y hasta no se atreve a investigar y reflexionar. Solo lo hace para ser como los demás.

Corre como si no hubiera un final, corre y gime a cada paso que das, rogándole al cielo y a la naturaleza para seguir protegiendo a su amo que lo comerá después porque ya no le sirve, pero aún así lo va a salvar de la masacre.

Es bello y fuerte, grande y corpulento, completo y todo un amuleto, un amuleto de amistad y lealtad, pues como no piensa, es valiente y obediente. Una bala en la pata derecha delantera que lo hace tambalear y lagrimear de impotencia, otra bala en la misma pata y lo siente en el alma, como si fuera poco, una espada impacta en su pata izquierda de atrás y ya pudieron quitarle la estabilidad. 

Su amo lucha vilmente contra el hombre de bigote negro y cuerpo de dictador, lucha contra sus principios e ideales que están escritas en su espada, pero el amo es fuerte y ágil.

Derriba al bigotón y lo asesina sin piedad. La atmósfera es cruda y pesimista, un cementerio cubiertos de cuerpos asesinados, unos a los otros, caballos derrotados y humillados, y soldados degollados pero llamados «héroes» a partir de ahora.

El bigotón observa todo a su alrededor y no se conmueve, ni al ver a su pobre escudero y valiente guerrero derribado, respirando con agitación y dando sus últimas miradas a sus demás compañeros.

El hombre gano la batalla en beneficio de alguien más, pues no fue más que engañado por sus altos mandos que solo buscaban el poder. Pero se da cuenta al recapacitar por segunda vez al ver toda la escena, digna de ser catalogada magistral.

Su conciencia se remueve y su razón se estremece, sacrificó vidas, amores, sentimientos, emociones, razones y sobre todo, sueños de vivir en plenitud. 

Pues el caballo que ganó la batalla en beneficio de su amo, muere derrotado al saber que no fue para su amo, sino para los dueños de su amo. Se siente utilizado y engañado, martirizado y desolado cae en el profundo sueño del cambio que no se podrá formar porque siempre moriremos antes por defender intereses de los poderosos.

Confio sus deseos y miedos en un hombre que no era ni propio de él, que ironia, y también que porquería.


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