
Tuve que salir corriendo, para poder sentir la frenada; tuve que herirme muchas veces, para saber cómo debía curarme; tuve que soportar muchas traiciones, para aprender a confiar más en mi misma; tuve que escuchar demasiados ruidos, para poder apreciar el silencio que hay en mi interior; tuve que hablar demasiado y meter mil veces la pata, para comprender cómo debo de hablarme a mi misma ante el espejo; tuve que ver injusticias por doquier, antes de poder asimilar la lección de que no tengo que juzgar a nadie, de que no tengo que juzgarme a mi; tuve que ahogarme fuerte muchas veces en la almohada, para aprender sola a respirar.
Tuve que ir borrando todo lo que resta, tuve que ir guardando todo lo que suma; tuve que ir matando la confianza en todos aquellos que me querian cambiar mi personalidad; tuve que encender mi llama cada vez que alguien me sopló para apagarme; tuve que hacerme de oidos sordos para toda la negatividad que me invadía; tuve que convertirme en cenizas para luego poder renacer; tuve que ser caos, para poder sentirme después en la gloria, y en todo ese caos, fue donde encontré una pequeña luz, pues solo se puede resucitar una vez que se ha muerto; y quise seguir caminando, por el camino difícil, por el camino estrecho, el del coraje, el del riesgo ¡¿Por qué no?!, ¿o es que en la vida lo más sano no nos resulta siempre lo más incómodo?
Pues ese camino estrecho me ha hecho ser más fuerte, aprender más sobre mi; todo eso me ha hecho que me conociera mejor; así que decido seguir por ese camino, porque quiero seguir aprendiendo.
¡¿y tu, que vas hacer?!
¡¿Vas a seguir caminando?!
¡¿Quieres seguir aprendiendo?!
Si es así…
…¡Nos vemos por el camino!
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