A veces en el silencio de mis recuerdos se abre una puerta que me devuelve a mi infancia de arenas blancas y cielos azules.
En ese lugar puedo de nuevo soñar y abrirme a nuevas posibilidades.
Gaviotas pasan volando ante mis ojos, libres, serenas y abiertas a la brisa del mar. Sin Temor, confiadas a donde quieras que las lleve el viento.
¡Ah! Sí yo, como ellas, pudiera estar ahora alada y sonriente… pasaríamos por los precipicios de este viejo acantilado que se hunde en las entrañas de este mar salado resurgiendo fuerte y hermoso por cualquier lado.
OPINIONES Y COMENTARIOS