Una mañana en el balneario.

Camino con el ser humano que me engendró/

nació este humilde servidor, a mis 47 años/

en este bello balneario llamado Ancón/

rodeado de edificios que contrasta lo moderno/

al frente la caleta de pescadores, aquellos botes/

restaurantes marinos, comercio ambulatorio/

veraneantes, sombrillas, bamboleantes anatomías/

hermosas sirenas, olas marinas/

aquel frenesí veraniego, aquel viento/

ese aire marino que recorre zigzagueante/

Ancón divino. ¿Cómo no quererte?/

ya pronto regresaré a visitarte/

espérame con mucha alegría/

de ti y de tu gente emprendedora/

aquella que sale adelante pese a la adversidad/.

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