Espirales de Humo

“Fumar es indispensable si no se tiene a quien besar”
cuando el aire pesa y el silencio quiere gritar,
cuando el tiempo se rompe con cada lágrima
y la soledad dibuja espirales en mi rostro.

Es en esos momentos cuando busco el fuego,
como si al encenderlo pudiera iluminar
la oscuridad de mis pensamientos.
Cada bocanada es una pequeña mentira
que trato de creer, que el vacío puede llenarse,
que el humo puede borrar lo que no logro olvidar.

Las noches son interminables sin tu calor.
La soledad, traviesa, jugaba a ser el cigarro:
aromática, seductora, pero nunca suficiente.
Yo fumo para olvidarte, pero cada bocanada
es una ofrenda involuntaria a tu recuerdo.

Al final de la noche, el humo se esfuma,
el cigarro se consume y yo te espero
con una falsa indiferencia,
pero con una verdadera soledad,
que me duele como el eco de un beso
que nunca se dio.

No es casualidad que siempre que nos encontramos,
alguno de los dos esté fumando,
como si el humo fuera la excusa
para no decir lo que realmente sentimos.