Dios aléjame de los sueños,
aléjame de las ideas banales,
de las posibles visiones engañosas
y dame más hambre por tu palabra.
Enséñame a decir cada vez más;
escrito está
pues en el escrito está
te encuentras tú; pues eres la palabra encarnada:
El verbo de Dios.
La palabra no miente y es verdadera
Cristo eres fiel,
¿pero que decimos de falsa visiones?
¿De las emociones que van y vienen
como vientos infieles?
Líbrame de ser falso viento
y déjame beber de tu agua eterna
para jamás tener sed.
Padre, tu aliento es la vida,
es poderosa, él es pan y maná,
alimento perene
El pan espiritual que descendió del cielo.
Líbrame de fantasiosas experiencias,
de profecías que nunca mandaste hablar,
y que tu Espíritu reafirme
nuestro amor por tu ley; la ley de Cristo espiritual.
Que ella solo nos puede salvar,
por el entendimiento
siendo miel al paladar.
¿Y acaso no es la palabra misma que oyó al Padre en cielo,
para a nosotros tus hijos hablar?
¿Por qué se niegan hombres necios
a las emociones experimentar?
Creyendo en sus corazones
llenos de maldad,
malentendiendo las letras sagradas,
no queriendo en Cristo reposar.
Dios mío líbrame de todo mal,
impúlsame con tu Espíritu,
para en tu libro mis ojos fijar,
crucificando la carne
con la ayuda de Jesús:
Tu Verdad.
No me permitas desear señales
de fariseos, ni obtener extraños fuegos,
sino tener tu Santo Espíritu en todo el ser
y por el entendimiento de tu bendita palabra,
que me hace mediante Cristo: Renacer.
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