Cowboy y Cowgirl de selva (continuación)

Cowboy y Cowgirl de selva (continuación)

cesarix

15/12/2024

Las vacas y toros aguantan bien el camino, aunque sin si quiera llegar a esperar, en un momento tan de repente, nos detenemos, no siguen caminando y las adelantamos porque delante de nuestro recorrido hay un bullicio de gente armando un buen escándalo y no se puede continuar el recorrido hasta la aldea. Los Hut-tviri habían robado bayas silvestres y en aquel camino cuando ocurre algo así todos se reúnen y van a por los culpables. Nos cuidan de las vacas personas que aún son jóvenes, que no les dejan acudir a aquella salvaguarda común de las tribus, cooperando en los malos momentos, como una sola, como varios dientes que van a mordisquear a aquellos villanos y acabar con su mal por siempre, como la última esperanza de las aves, los animales de pantanos, de ciénagas, del barro, de las sendas próximas a los ríos o el mar, seres vivos de las montañas, de la tierra fértil de las comadrejas o los tucanes. La última esperanza de la buena gente de los pueblos de alrededor, gente apacible que daría la vida, en conjunto unos con otros, como verdaderos defensores de su forma de vida, siendo entre todos inbatibles contra aquellos actos de valentía donde no contemplan a usureros, ni con moneda de cambio. Gente de bien.

Vamos por los forajidos con este ejército de intrépidos y fortalecidos vecinos y cuando llegamos en el recorrido por el que estaban siguiendo, que los Hut-tviri viven en el siguiente pueblo, nos llegan a decir que habían estado allí y que habían hecho algunas escaramuzas, destrozando algún cultivo de hortalizas y manzanas. Descubro con ávidez del Oeste, por mi costumbre de perseguir forajidos, que ellos mismos son los ladrones y comenzamos a buscar en el pueblo y descubrimos algunos huyendo y los reconocen con los que comenzamos a una ruleta rusa sin balas aunque ellos no lo conocen de manera que ya que está claro que son ellos y no lleguemos a vaticinar el paradero de las bayas ocultas por estar en un buen escondite, y nos digan dónde se encuentran. El tercer disparo después de dos atados que demostraron temor en su expresión comenzó a hablar antes de que la corredera de mi revólver hiciese el tercer click del percutor en acción con el compartimiento vacío de la bala.

  • ¡Las bayas están en la casa despensa que debajo tiene una trampilla con más alimentos.

Llegamos a alcanzar el camino con las vacas mientras otros apresaron a los ladrones a los que les espera seguramente la muerte por sacrificio excepto quizás al que habló que después de algun castigo no llegarán a ofrecer a los dioses, y seguramente devuelvan las bayas a sus ganaderos que tendrán que ir a vender al mercado donde compramos las vacas cuanto antes.

La serpiente cambiante va girando con grandes rectas y las vacas parece que pudieran seguir sin problema mientras estamos muy cerca del punto donde desviarnos por la selva hacia la aldea…

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