Mirada vacía. /Una verdad de mentiras.

Mirada vacía. /Una verdad de mentiras.

Luiz Enyel

15/12/2024

~Está acabado, tiene la misma mirada. ~ Es lo que pensé mientras veía a la persona parada al otro lado de la barandilla.

Su mirada se veía tan cansada y vacía. Pero aún así, parecía tener miedo.

~ Que… tristeza…

– Oye… – Le hable después de un momento; sin pensarlo mucho. A lo que, este volteó hacia mí sin mucha sorpresa; al parecer ya había tenido en cuenta que quizás, alguien lo alcanzaría a ver. – Antes de que te vayas, déjame darte un abrazo. No pienso detenerte, no pienso hacer que cambies de opinión; solo… déjame darte un abrazo.

    Este se sorprendió más por mis palabras, que por el hecho de que lo había descubierto; pero, quizás, algo debió sentir que no dijo, o hizo nada por impedirlo.

    Dando un par de pasos llegué hasta la barandilla y levantando mis brazos, lo abracé tranquilamente desde el otro lado.

    – Lo hiciste bien, lo hiciste bien hermano.
    Pasaste por mucho, y aguantaste muchas situaciones. Me siento orgulloso… Mientras yo siga viviendo, tendrás mis respetos.

    Ya… no tienes que preocuparte por nada. Has lo que creas correcto…

    Lo abracé un pequeño rato más, y entonces me alejé de él, dando unos cuantos pasos hacía atrás mientras lo veía.

    – Gracias… – Pronuncio esa última palabra entre lágrimas, y una sutil, pero amable sonrisa. Y entonces, saltó…

      Gente que se había percatado de la escena, venía corriendo hacia el, pero, nadie alcanzó a tomarlo…

      Me di vuelta, y seguí caminando.

      Pero por unos cuantos pasos una mano me detuvo por la espalda.

      – ¡¿Que mierda acabas de hacer hijo de puta?, ¿por qué no lo detuviste?, lo tenías entre tus brazos! – Gritó la persona con enojo, mientras tomaba mi ropa con fuerza.

        – “Lo tuve”. Ya no se puede hacer nada. – Respondí.

          Me dio un golpe en el rostro el cual hizo tambalearme hacia atrás un par de pasos; chocando así, con la barandilla y el suelo.

          – ¿Qué mierda te pasa? ¡Alguien acaba de suicidarse y pudiste evitarlo! – Siguió insistiéndome mientras varias personas observaban en silencio.

            -Sabes… a veces, la muerte no es el final de todo, para algunos, puede ser el comienzo de la verdadera paz.

            No todos vivimos en la misma jodida burbuja de sueños y esperanzas, algunos simplemente no tenemos eso, no podemos tenerlos… No todos somos iguales, ¡así que dejen de juzgar a alguien si no saben nada de su vida, sufrimiento, o por qué decidió tomar ese maldito camino! – Grité esas últimas palabras, mientras me apoyaba del barandal para levantarme. Seguido a ello, me limpié la sangre de la nariz y me di la vuelta para seguir mi camino.

              – Estas enfermo, quizás tú debiste ser el que muriera.

                Escuché a mis espaldas.

                – Créeme, no hay nadie más que comprenda eso mejor que yo.

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