Que bellas esas personas que
sin ayuda del sol brillan en la oscuridad,
que no temen vestirse con la misma sonrisa
en dos días seguidos,
que pintan en el doloroso lienzo de soñar,
que no saben porque los demás le tenemos miedo
a la palabra “amar”,
que al encontrarse en medio de la encrucijada
deciden saltar.

Que bella la niña que al pararse junto al rio
solo refleja el arcoíris.

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