Sobre la Tristeza

Sobre la Tristeza

Sebo

12/12/2024

A los veintitrés años supo que la vida no tenía sentido,

por primera vez sintió por dentro la convicción de que realmente nada iba a suceder,

que ni él ni nadie tenían un propósito por el cual haber nacido.

Todo era una enorme casualidad,

nacer humano, existir o no.

Y se sintió tranquilo al pensar que podía morirse en ese mismo momento y que todo estaría bien,

que de hecho sería perfecto.

Y latió paz de su corazón al sentir que si partía no dejaba cabos sueltos,

que no le correspondía vivir más nada,

que su cortos veintitrés años habían sido suficiente.

Atravesó descalzo el pasillo hasta llegar al baño.

Le gustaba andar descalzo,

sentir el piso frío, el pasto, la tierra mojada.

Se paró frente al espejo, cara a cara,

“a los ojos” pensó…

pupilas, retina, pestañas oscuras.

– ¿Qué ves? – preguntó a su reflejo.

– Nada – respondió el silencio.

Y buscó en la profundidad de su mirada pero no pudo.

Latidos fuertes, empezó así…

Desde el corazón,

arteria aorta, sístoles, diástoles, expandiéndose por todo su cuerpo.

Brazos hasta llegar al extremo de cada dedo de las manos,

cuello hasta envolver los hombros y bajar por la columna vertebral,

por cada tensión de la espalda.

La tristeza y su recorrido, espesa, invadiendo todo,

y él la sintió por primera vez en su vida real…

existía y le tuvo mucho miedo.

La sintió en la boca, en sus labios, en su lengua,

amarga bajando por la tráquea, sin apuro, segura.

Tuvo una sensación de frío cuando descendió por sus muslos,

bajando por cada una de sus pantorrillas hasta los talones y tobillos que temblaron ligeramente .

Se instaló en sus ojos, al fondo de todo.

– ¿Qué hago? – susurró.

El silencio.

El filo.

La lágrima.

Nudo en la garganta.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS