Colinas lejanas

Hay susurros y melodías que nacen cada atardecer entre las montañas, y se deslizan lentamente hasta acariciar tus sentidos.

Existen alegres brisas que se mecen entre los árboles sabios y al anochecer te cantan para que no te sientas perdido.

Por los sutiles universos danzan en paz bellos seres que muestran destellos de mil planetas, mientras te observan y cuidan en cada uno de tus caminos.

Desde el corazón de Dios se esparcen dulzuras y mimos que te arrullan cada noche en forma de cálidos latidos.

Contempla ahora esos hilos mágicos e invisibles que te conectan al todo, que te ayudan en tus pasos y que también moran dentro de ti mismo.

Francisco Gallardo Perogil 

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