Hoy es un día melancólico,
De color gris con tintes dorados.
Entre mi retina. La luz se desvanece,
Y mi corazón late tristemente.
Exuberante belleza, es lo que percibe
Mi ser al verte. No comprendo nada.
El amor que nació de manera inesperada,
El cariño que fue y el adiós que retumba
En mi pecho hoy miércoles.
Odio ver el cielo llover;
Tus ojos son ese cielo mío.
Mujer esbelta de ojos dorados, con rizos trenzados hacia la luna, y de boca que fermenta los aromas e himnos al amor y la muerte que emanan.
Te extrañaré con mis labios rotos
Y mi cuerpo fragmentado.
No existe cosa más triste
Que despedirme y no volver a sentir
El ajetreo de tu cuerpo derrumbándose
Contra mí, escuchar tus versos
Al celestial universo, y buscando
la filosofía en todo escenario disperso.
Fue un espectáculo frenético
Descender a los abismos sagrados
Y los maleficios de tu cuerpo enloqueciendo.
Fue el impacto del encanto inmediato
Donde mi ser estuvo acogido
En el calor de tu hechizo.
Te veo desvanecer como la niebla
En el amanecer, dejándome solo
Con el eco de tus suspiros en mi memoria,
Las risas cálidas y susurros que arrebataron el miedo prolongando al éxtasis de vivir un trozo de lo divino
Mi corazón late con tristeza; mi alma se desvanece
Entre letras rojas y negras.
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