(historia disponible en wattpad, booknet y Inkspired)
Ita: Sí -decía sin pensarlo y sin dejar de ver aquella hermosa chica-
Isa: Ah, caray -se sorprendía por la respuesta de Ita, pues la verdad no se la esperaba- que sincera. -miraba a la chica y sintiéndose un poco incómoda le contestaba:- pues se llama Dulce. Dulce de cajeta, Zamorita y cartón para los amigos -escuchaba que Ita soltaba una leve carcajada, la miraba y al verla sonreír se sonrojaba levemente- Ven, mejor vamos con ella
tomaba a Ita de la mano y la llevaba con aquella chica para que hablaran
Isa: Hey, tú, uña de mecánico -se acercaba a Dulce y la tomaba del hombro para que volteara a ver a Ita, mientras que a esta aún no la soltaba de la mano- te presento a mi jefa~ Se llama Itayetzi, Ita, ella es Dulce Maria.
Dulce: Itayetzi? Que raro nombre. -miraba a Ita de pies a cabeza- No eres muy joven para ser jefa de un prostíbulo?
Ita: Sí, sí lo soy. -decía seca sin mucha expresión- “se llama Dulce María? Ja, que tierno~” -pensaba tratando de ocultar sus sentimientos-
Dulce: Y que le pasó a tu padre? ¿Por qué de un día para el otro decidió irse y dejar todo su negocio en manos inexpertas como las tuyas?
Isa: ¡Dulce! -enojada le pegaba en la cabeza con la palma de la mano (le daba un zape)- Ains, disculpala, se toma muy en serio su carrera de Comunicación y Periodismo.
Ita: -reía levemente- no te preocupes. Entiendo su curiosidad. Pero no me gusta hablar de mi padre, estoy enojada con él y sólo me da lo que quiero para que lo perdone.
Isabel al escuchar eso, solo se avergonzaba por la situación, pues no sabía eso y tenía miedo que Ita se haya enojado o incomodado. Así que volteaba a ver a Dulce y la miraba enojada, como diciéndole con la mirada “¡La cagaste, Discúlpate!”-
Dulce:En serio disculpame, me dio mucha curiosidad. -sonreía amable y se acercaba a Ita, tomaba su mano y hacía que dejara de tomar la mano de Isabel- Quieres ser mi amiga?
Isabel: ¿Quién hace esa pregunta al día de hoy? Ya ni los niños. -reía al recordar algo- Yo me la besuquee, le agarré los pechos y nos volvimos amigas, ¿Verdad? -miraba traviesa a Ita-
Ita: Sí -sólo recordaba y pensaba que era un divertido recuerdo. pero que no significaba nada-
Dulce: Entonces… quieres que nos besemos? -se acercaba a ita y la miraba inocente y tierna, cosa que hacía que Ita cayera flechada a sus pies-
Ita: “Mi-Mierda… Que Linda~” -solo pensaba sin decir nada mientras que no podía ocultar el evidente sonrojo que había en sus mejillas- …
María: Mmmm, yo me voy -nerviosa, la bolita de pelo se bajaba del hombro de Ita y salía corriendo, tratando de irse de ahí, pues le quería dar “privacidad” a su hija. Aunque la terminaría siguiendo por curiosidad.-
Dulce: Eso es un sí? -sonreía feliz e inocente para tomar la mano de Ita y llevarsela- Creo que no te enoja que te robe a tu jefa el día de hoy. ¿Verdad? -le decía burlesca a Isabel mientras se llevaba a Ita que aún la pobre no reaccionaba-
Isabel: Sólo cuida de ella… -susurraba mientras miraba como Dulce se llevaba a Ita- “Ita es una buena persona y no se merece que la lastimes…” -pensaba mientras se quedaba ahí preocupada por Ita-
Ambas chicas salían del negocio aún tomadas de la mano
Dulce parecía muy feliz y entusiasmada, Pero Ita parecía algo preocupada y nerviosa, pues las cosas estaban pasando muy rápido y no tenía tanto tiempo de procesar todo. Aunque en el campo de batalla era muy buena para razonar y pensar con rapidez, al parecer en el amor era todo lo contrario, pues no tenía nada de experiencia en ese campo.
Dulce: Antes de besarnos tienes que invitarme a salir, ¿no crees?
Ita: Eh? Ah, Sí! -apenas estaba cargando lo que estaba pasando. pues en realidad le sorprendía lo rápido que estaba pasando todo.- a dónde quieres ir? -trataba de sonreír de manera amable para que Dulce no viera su nerviosismo-
Dulce: Pues para empezar, me quiero ver bonita para ti y no estoy vestida como para tener una cita, que vergüenza salir con esta ropa. Así que llévame de compras y sirve que tú también te compras algo bonito y después ya vemos a dónde me llevas. ¿Qué te parece?
Con mucha ingenuidad, Itayetzi contenta accedía, con ilusiones en mente sobre una primera relación.
Y así partieron en su viaje para conseguir el capricho de Dulce.
La primera parada arribaron a una plaza en la cual había ropa cálida y agradable, más sin embargo no era de agrado de Dulce. Ya se estaban por ir de aquella plaza, hasta que a la distancia la hermosa mujer se percató de una lujosa tienda de ropa y en especial en un vestido en particular que se encontraba en exhibición en uno de los maniquíes.
Dulce volteaba a ver a Ita con unos ojos llenos de ilusión y deseo, pero sin perder esa mirada dulce e inocente, pues la chica en serio quería ese vestido.
Haciendo que Ita aceptase gracias por sus encantos, y además que no quería quedar como una tacaña ante ella.
Dulce, alegre, tomaba a Ita de la mano, haciendo que esta se sorprendiera por el repentino tacto y sonrojase levemente, pero Dulce solo la tomaba para adentrarla rápidamente a esa tienda lujosa y pedir aquel vestido y probárselo.
Dulce: Me veo bonita?~ -decía un vestido largo color lila de seda y una capa arriba de tul en la falda, en la parte del pecho tenía un hermoso encaje color blanco que acompañaba con un escote. Aunque la chica no tenía mucho pecho.
Ita: -solo sonreía tranquila pero sincera- Te ves hermosa~
Dulce: Tú también deberías comprarte ropa, o no se va a ver bien que yo vaya muy hermosa y tú vestida… -la miraba de pies a cabeza- Así. Ve! te espero~
Terminando de convencer a Ita para que ella también se cambiese por completo. Aunque Ita no iba con vestido, sino elegía una camisa de cuello de tortuga color lila, un saco color negro, pantalón de vestir negro y unos tacones bajos negros. Claro, todo lo pagaba la ingenua de Ita, con todo el ahorro que guardaba para remodelar la casa de María.
Y para variar, Dulce convencía a Ita para que la llevara a cenar a un restaurante bastante caro y elegante, que estaba en el edificio más alto de la ciudad, con la mejor vista nocturna.
…
Las chicas estaban cenando en aquel restaurante lujoso, en una mesa que estaba a un lado de un gran ventanal que tenía una gran vista a la ciudad, ambas reían, hablaban y al menos parecía que ambas lo estaban pasando muy bien y que estaban disfrutando de la compañía de una y de otra.
Astaroth: Ves, de qué sirve pelearse por ellas, cuidarlas y tratarlas como reinas, si se van a ir con la primera interesada que les muestre un poco de afecto. dejando a uno en el olvido. -decía melancólico mientras trataba de encender un cigarrillo, sentado en la orilla de un alto edificio que tenía vista a aquellas chicas en su cita-
Azazel: … -miraba serio a Arthur, que tratando de encender aquel cigarrillo, pues por el viento que estaba corriendo ahí arriba el mechero no encendía. así que acercaba su dedo a la punta del cigarro y lo encendía con una pequeña llama que hacía aparecer- De que te sirve manipular el fuego si no puedes encender un simple cigarro? -le decía sin aún despegar la vista de él. Pues no quería admitir que le lastimaba ver a Ita con alguien más-
Astaroth: Riu me dio el permiso de manipular el fuego al igual que a ti, pero, mi fuego no quema, solo puede curar. me dijo que no me veo con la habilidad de dañar a otros, solo de ayudar.
Azazel: Y no te sientes un inutil? al no poder defenderte?
Astaroth: haz otra pregunta, que esa no la voy a contestar.
Azazel: ¿Por qué “te duele” verla en una cita? ¿Que no eres el gran Arthur que tiene mujeres por montones y se acuesta con las mejores modelos? Y esta sí la tienes que contestar!
Arthur: Tsch. -Apagaba su cigarrillo y lo aventaba para después no despegar la mirada de Ita- No me duele ni afecta en nada que esté con alguien más. Solo afecta mi plan de llegar a la realeza utilizandola como camino fácil. Además ya lo dijiste… -volteaba a ver a Azazel frío y serio- Sólo soy un interesado.
Azazel: “Ya sabía, maldita escoria” -pensaba sin decir nada.-
ambos se quedaban unos segundos en silencio hasta que…
Astaroth: Ahora me toca a mí. -sonreía travieso- ¿Por qué al ser desterrado decidiste cambiar de sexo? Lucías bellísima siendo una mujer. Que si no hubiera nacido ella (refiriéndose a Ita) te hubiera hecho mi esposa. tu rostro y figura opacaban a todas las diosas de la belleza juntas y decían que tu gran cabellera larga y roja representaba el río de sangre d-
Azazel: No quiero contestar eso! -el chico estaba por levantarse enojado hasta que sentía que el peliblanco lo tomaba de la mano para detenerlo-
Astaroth: Espera, me debes una respuesta sincera. Yo cumplí.
Azazel: -se sonrojaba por lo sexy que se miraba Astaroth serio y seguro de algo- Bu-Bueno, pero haz otra pregunta
Astaroth: -soltaba al chico y nuevamente miraba a Ita, ahora con un poco de desprecio- Qué es lo que tú y ella le ven a Belzebú?
Azazel: -se sonrojaba por completo por la pregunta- Qu. Y-Yo? ¿De que-
Astaroth: No te hagas el idiota y solo responde -secía aun con un tono serio, frio y corntante-
Azazel: Bueno. Supongo que quieres saber el porqué Ita no cayó a tus pies. -decía burlesco y se acomodaba para comenzar a dar su humilde opinión- Bueno, para empezar de físico no estas nada mal. eres muy apuesto, pero eres muy soberbio, orgulloso, narcisista, interesado. Y a Belzebú nunca lo vas a ver hacer eso. alardear de él mismo, ni siquiera habla de él y eso es preocupante. Él es un hombre muy inteligente, sabe cosas que sólo el mismísimo Lucifer conoce. Es bueno enseñando y es muy paciente. Es muy trabajador, cuando no le está sirviendo a Lucifer, está supervisando en los otros reinos o haciendo su trabajo junto con Muerte, y todos sabemos lo difícil que es trabajar con esa mujer. Aunque su corazón no esté latiendo y no tenga calor corporal, es muy cálido estar con él, te hace sentir protegido y que puedes confiar en él. Pues aunque no lo creas, se preocupa mucho por los demás.
Astaroth: Tanto que no le importa matar a millones de personas al año con sus enfermedades y sus caprichos. Hubiera vivido más mi vida humana si no me hubiera matado una de sus enfermedades.
Azazel: Al menos tenías una buena vida?
Astaroth: ¡Claro que sí!, Era el mejor médico, ganaba por montones, le servía a la realeza y tenía mujeres importantes detrás de mí. Mi vida era perfecta.
Azazel: A qué edad moriste?
Astaroth: A los 46 años en 1832. Aún estaba joven, en formar y encantador~
Azazel: Sí ajá. -suspiraba frustrado, pues le molestaba que Astaroth hablase así- Y no tenías esposa? hijos?
Astaroth: No. Para que conformarme con una sola mujer cuando me seguía las mejores bellezas. Y todavía me siguen hasta el día de hoy. -decía mientras una gran sonrisa de soberbia no se borraba de su rostro-
Azazel: -se enojaba al ver aquella sonrisa llena de orgullo y soberbia, cosa que hacía que el chico se levantará lleno de rabia y sujetará a Arthur por la camisa para luego gritarle en toda la cara puesto que ya lo tenía harto su actitud- ¡Por esa actitud nadie te quiere y todas las personas que te rodean te odian! eres un maldito condón, solamente te usan y te desechan, dime, Arthur ¿Cuántas de esas bellezas te han vuelto a buscar?-soltaba a Artur para luego suspirar y tratar de calmarse un poco pues sentía que se estaba pasando- ¿No has pensado en cambiar? -le hacía la pregunta un poco más relajado. Sonando muy sincero y en serio preocupado por Arthur-
Astaroth: … -Artur caía en seco sentado en el suelo en shock y se quedaba en silencio unos segundos, pues las palabras de Azazel eran bastantes hirientes y no sabía el por qué- Más de las que crees… «aunque no para algo formal, simplemente para pasar una noche más» -pensaba melancólico. Suspiraba y masajeaba su sien- Tus palabras duelen más que aquella vez que me encajaste la espada en el abdomen.
Azazel: -se sorprendía y comenzaba a sentirse mal por el último comentario de Arthur, pues no quería terminar siendo una mala persona- Lo siento. Pero es la verdad, y me molesta. Sólo pregúntate, ¿Por qué Ita te trata así? Como un simple juguete ¿Por qué no se enamora de ti? Pues hasta ella llegó a ver la clase de persona que eres. No creo que nadie se enamore de ti o que alguien quiera algo serio contigo, pues no vales la pena y parece que ya no tienes solución, ni siquiera vale la pena ayudarte. No creo que cambies. Aunque digas que estás rodeado de muchas mujeres, en realidad estás sólo, moriste solo y así estarás para siempre.
Astaroth: Está bien. ya entendí -se levantaba y sin decir nada más solo se iba-
Bajaba de aquel edificio donde estaba sentado, y melancólico se le quedaba mirando a la entrada del edificio donde se contraba el restaurante donde estaba Ita en su cena “romántica”. Pensando si hacer lo que estaba pensando o no.
A los segundos, decidido y algo enojado caminaba hacia la entrada de aquel edificio, dispuesto a entrar y arruinar la cena de Ita para que Dulce no la enamorase y le arruinase sus planes.
Tomaba tomaba el mango de aquella puerta doble de cristal templado, pero antes de abrirla se detenía, pues se le venían las palabras de Azazel, diciéndole que es una mierda.
Sorprendiendose por eso, pues al parecer gracias a las palabras de Azazel estaba experimentando sentimientos que nunca, en sus 238 años, había experimentado. El sentimiento de inseguridad, de dudar de él mismo, de cuestionarse ya de lo que estaba haciendo mal.
-“¡Por esa actitud nadie te quiere y todas las personas que te rodean te odian!”
-”Aunque digas que estás rodeado de muchas mujeres, en realidad estás sólo, moriste solo y así estarás para siempre.”
La mano con la cual estaba sujetando el mango de la puerta comenzaba a temblar, estaba en shock y sin poder entender ¿Qué era lo que le estaba pensando? ¿Qué es lo que estaba sintiendo? ¿por qué? ¿por qué ahora?
Estaba tan perdido en sus pensamientos que no se daba cuenta que la otra puerta se abría y solo salía una pequeña bola de pelos. Pues era María que estaba saliendo de ahí, ya que estaba siguiendo y espiando a su hija, pero al parecer ya era suficiente por hoy.
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Mientras tanto la lejanía una ave albina bastante familiar se encontraba posada en un árbol cercano observando todo lo sucedido para luego extender sus blancas y grandes alas y desaparecer entre las nubes dejando algunas plumas flotando en el aire.
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