En la actualidad, el ciberbullying en las escuelas se ha transformado en un problema alarmante que afecta a numerosos estudiantes a nivel mundial, intensificado por el uso generalizado de las redes sociales y las tecnologías digitales. Este fenómeno no solo actúa como una extensión del acoso escolar tradicional, sino que también presenta particularidades que lo hacen complicado de detectar y superar, afectando de manera negativa tanto el bienestar psicológico de los estudiantes como su desempeño académico. Asimismo, las familias también sufren las consecuencias, ya que muchas veces se sienten perdidas sobre cómo responder o cómo ofrecer el apoyo necesario a sus hijos en estas circunstancias. Este problema ha generado un intenso debate acerca de su impacto psicológico en los estudiantes, su rendimiento académico y en las familias.
El acoso cibernético en instituciones educativas provoca severos perjuicios emocionales, tales como ansiedad y depresión, en los jóvenes. Una investigación reciente indica que el 93% de los jóvenes que han vivido ciberacoso manifiestan consecuencias negativas, como sentimientos de tristeza y desesperanza, según Raskauskas y Stoltz (2014). El ciberacoso impacta de manera profunda la salud mental de los estudiantes, afectando su bienestar emocional y psicológico, por tanto, las personas que padecen este tipo de bullying tienden a presentar problemas como ansiedad, depresión y autoestima baja. Por ello, es fundamental que tanto padres como educadores comprendan la gravedad del ciberacoso y colaboren para establecer un entorno seguro en el que los estudiantes se sientan respaldados. ¿Cuáles estrategias eficaces se pueden utilizar para hacer frente a esta cuestión en los centros educativos y asistir a los alumnos en la superación de los impactos psicológicos?
Por otra parte, el ciberbullying impacta negativamente el rendimiento académico de los estudiantes. Se sabe que, el ciberacoso constituye un desafío apremiante que erosiona significativamente el rendimiento académico de los estudiantes, pues evidencia un impacto adverso en su desempeño escolar. (Reinoso Molina, 2023) Investigaciones recientes revelan que los alumnos victimizados por el ciberacoso experimentan una disminución palpable en sus calificaciones y un desinterés creciente por los estudios, lo que culmina en un bajo rendimiento académico. Asimismo, es fundamental fomentar un entorno escolar seguro donde los estudiantes se sientan confiados para expresar sus inquietudes sin temor a represalias. Además, resulta crucial promover la alfabetización digital entre los estudiantes, dotándolos de las herramientas necesarias para identificar y denunciar actos de ciberacoso. Surge entonces una interrogante fundamental: ¿Están las instituciones educativas debidamente preparadas para enfrentar este fenómeno en constante evolución del entorno digital? La efectividad de las acciones emprendidas dependerá en gran medida de la capacidad de los centros educativos para adaptarse y responder de manera proactiva a las diversas manifestaciones del ciberacoso.
Además, el ciberbullying no solo afecta a las escuelas y redes sociales, sino también a los hogares. En este sentido, el acoso cibernético es una problemática que afecta no solo a las víctimas, sino también a sus familias, generando ansiedad y tensión. Debido a sus graves repercusiones, impactan la salud mental de los adolescentes, lo que puede derivar en trastornos como ansiedad, depresión e incluso pensamientos suicidas (UNICEF, 2022). Asimismo, el acoso cibernético es frecuente en el ámbito familiar, donde los padres enfrentan el sufrimiento emocional de sus hijos y la impotencia de no poder intervenir, ya que muchas veces la situación escapa a su control. Además, la falta de comunicación directa entre padres e hijos sobre el uso de internet y las actividades en línea puede agravar la situación, pues los adolescentes podrían sentirse solos y carecer del apoyo necesario. En consecuencia, es fundamental que las familias adopten un rol proactivo al enseñar a sus hijos a utilizar las redes sociales de manera segura y fomenten un ambiente en el que los niños se sientan cómodos y confiados al compartir sus experiencias. Sin embargo, surge la pregunta: ¿cómo pueden las familias equilibrar la supervisión del uso de internet con el fomento de la autonomía y la confianza en sus hijos?
Por otro lado, el acoso cibernético causa un efecto psicológico importante en los estudiantes, con síntomas que incluyen depresión, ansiedad y bajo desempeño en la escuela. Es fundamental implementar estrategias de prevención e intervención en el entorno escolar para contrarrestar estos efectos. Una opción eficaz es la formación emocional, que puede asistir a los estudiantes en identificar y controlar sus emociones, además de fomentar la empatía hacia los demás. Es fundamental la creación de entornos seguros para que los estudiantes se sientan cómodos al reportar casos de ciberacoso. En esta situación, es importante tener en cuenta que el ciberacoso no solamente perjudica a las personas que lo sufren, sino también a los perpetradores y a quienes observan, lo que resalta la importancia de abordar el problema de manera integral. ¿Cómo pueden las escuelas y la sociedad equilibrar el creciente uso de la tecnología con la necesidad de proteger a los estudiantes del ciberacoso y sus efectos psicológicos? (Fauman, 2008; Zych et al., 2016).
Cabe resaltar que el ciberacoso ejerce un impacto negativo en el desempeño académico de los alumnos, generando un ciclo dañino que puede derivar en una reducción del interés y la motivación para aprender. Para romper este ciclo, es esencial implementar iniciativas de sensibilización y prevención en los centros educativos (González & Ortega, 2016). Asimismo, es necesario que estos programas incluyan talleres que eduquen a los alumnos acerca de las consecuencias del acoso cibernético y proporcionan técnicas para gestionar casos de hostigamiento. Es fundamental fomentar un ambiente de apoyo, en el cual los alumnos se sientan seguros para denunciar incidentes de ciberacoso sin temor a posibles represalias. En este contexto, se plantea la importancia de explorar cómo las interacciones sociales dentro del salón de clases pueden ser modificadas con el fin de prevenir el ciberacoso y potenciar el desempeño académico.
Finalmente, el ciberacoso es un desafío importante para las familias, ya que impacta a las víctimas y a los que acosan por igual. Por lo tanto, es crucial que las familias establezcan un ambiente de comunicación abierto y reglas claras sobre el uso de la tecnología para reducir su impacto. Además, estudios señalan que los jóvenes provenientes de familias con problemas son más propensos a ser víctimas de ciberacoso, lo cual subraya la necesidad de promover relaciones saludables y solidarias en el ámbito familiar (Buelga-Vázquez & Cava-Caballero, 2016). Desde mi punto de vista, es sumamente importante que los progenitores participen en la instrucción digital de sus hijos y estén al tanto de las plataformas que emplean. ¿De qué manera pueden las familias lograr un equilibrio en la supervisión sin infringir la privacidad de los adolescentes? Es esencial llevar a cabo programas educativos acerca del uso responsable de internet y crear entornos seguros para dialogar sobre las vivencias en línea con el fin de abordar este tema.
En conclusión, el ciberacoso afecta gravemente la salud mental y el rendimiento académico de los estudiantes, lo que requiere una respuesta conjunta de padres y escuelas. Por ende, es esencial implementar estrategias preventivas y de apoyo, promoviendo la comunicación abierta, la alfabetización digital y la empatía. En resumen, para combatir el ciberacoso, es crucial que tanto las familias como las instituciones educativas trabajen juntas para crear un entorno seguro y de confianza para los jóvenes.
AUTORES:
CUBAS CHAVEZ, ANTHONY FREED
SAENZ OBREGON, DENILSON SAMUEL
TREJO LLACTARIMAY, RUBY BEATRIZ
REFERENCIAS:
Fauman, M. (2008). Impacto psicológico del ciberbullying en estudiantes universitarios .
https://www.redalyc.org/journal/4978/497860056009/html/
González, DL y Ortega, JI (2016). El ciberacoso y su relación con el rendimiento académico. Revista Latinoamericana de Psicología , 48(1), 10-17.
https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-26732016000200017
Kowalski, RM, Giumetti, GW y Schroeder, AN (2014). Bullying en la era digital: una revisión crítica y un metaanálisis de la investigación sobre el acoso cibernético entre los jóvenes. Psychological Bulletin , 140(4), 1073-1137.
https://doi.org/10.1037/a0035618
Reinoso Molina, W. A. (2023). La influencia del ciberbullying en el desempeño académico de los estudiantes. Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar, 7(5), 9713-9732.
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v7i5.8535
Unicef. (2023). Ciberacoso: qué es y cómo detenerlo.
https://www.unicef.org/es/end-violence/ciberacoso-que-es-y-como-detenerlo
Unicef. (2022). Ciberacoso: qué es, impacto y cómo detenerlo.
https://www.unicef.es/blog/educacion/ciberacoso-que-es-impacto-y-como-detenerlo
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