Dice mamá que siempre estoy en las nubes, aunque no entiendo por qué, si las nubes están ahí arriba y yo estoy aquí abajo.
El gato de Verónica me estaba mirando desde una esquina del jardín, y mientras yo empujaba el columpio, él vino a meterse entre mis piernas, así que me puse a acariciarlo. Es un gato muy especial, porque es invisible, así que solo puedo verlo yo.
Escuché de pronto a Verónica llorando y diciendo que yo lancé el columpio adrede para darle en toda la cara. Así que salí corriendo y espero que no me encuentren aquí. A mí me gustan mucho los animales y por eso no quiero que sepan que la culpa fue del gato de Verónica.
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