El Ucumar
Jeremías y Lucas se volvieron a internar dentro de la espesa yunga, la verdad Lucas no entendía que pretendía su amigo, de igual manera debía seguirlo después de todo él era el único faro con el que podía contar en aquel lugar donde se encontraba totalmente perdido y asustado aunque esto último trataba de ocultarlo a toda costa no solo a Jeremías sino también a el mismo que sabía que nada ganaría en caer preso de los nervios los cuales podrían paralizarlo completamente y eso no lo podía permitir en ese páramo tan desolado en el cual dar un paso en falso significaría llegar al final de sus días.
— Creo que este árbol está bien— Hablo Jeremías interrumpiendo sus pensamientos.
— ¿Árbol? ¿Qué vas a hacer ahí? ¿Una casita?—le respondió irritado Lucas.
— Cállate de la boca salame y ayúdame a encontrar un lugar por el que pueda escalar— Le dijo Jeremías a Lucas que inmediatamente supo lo que su amigo pretendía.
— ¿De verdad ese es tu brillante plan? Como si trepar un árbol y mirar desde la copa nos sirviera para resolver nuestro problema— Le contesto Lucas.
— Entonces ¿Qué idea tiene el genio?— Le dijo Jeremías enojado— Mira pelearnos ahora en realidad no nos sirve, desde la punta del árbol podre divisar un camino que nos saque de este lugar— Siguió hablando Jeremías en un tono mucho más calmo.
— Pero es peligroso… Si te caes… Si te caes, puedes morir —contestó un vacilante Lucas.
— De todas maneras si me quedo de brazos cruzados me voy a morir extraviado en este lugar, el que no arriesga no gana— Dijo Jeremías.
Cuando encontró el sitio por donde empezar a escalar aquel gigante verde miro hacia arriba para divisar un posible camino de ramas que lo lleven hasta la cima, inmediatamente su mente diagramo el circuito por el que empezó a trepar sin pensar en nada porque sabía que si pensaba un segundo las cosas el pánico podría apoderarse de su cuerpo, enfocado solamente en cual rama debía pisar llego a la última antes de la copa del árbol a la que sería imposible acceder, pero ya no importaba; desde donde estaba pudo divisar perfectamente la zona, esto no lo hizo sentir mejor, desde esa altura se dio cuenta de que había entrado más allá del corazón de la yunga, miro el sol para notar que este ya había pasado su hora pico, muy pronto empezaría a ocultarse para darle lugar a la luna, esa situación hizo sentir a Jeremías totalmente acongojado, ellos ahora deberían pasar la noche en aquel lugar.
De todas maneras el muchacho diviso un camino por el cual podrían volver a la carretera y memorizo la dirección que los sacaría de aquella montaña, empezó a bajar el árbol con mucho cuidado, este ya no le daba tanto miedo como la situación en la que se encontraba, ahora debía decirle a Lucas que tendrían que pasar la noche en aquel lugar. Cuando iba a mitad de camino sintió los disparos del arma de Lucas el cual gritaba desesperado haciendo que todos los pájaros del lugar chirríen ensordecedoramente.
— ¡Lucas qué carajo te pasa!— Le grito Jeremías una vez que estuvo en tierra.
— Yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi —repetía para sí mismo el muchacho paralizado del pánico.
— ¿Qué viste? Por el amor de Dios decime —le preguntaba Jeremías mientras lo tomaba de los hombros y lo sacudía tratando de que entrara en sí.
— ¿Qué vi? Un monstruo, eso vi— Le contesto Lucas que ya había recobrado la cordura aunque seguía tiritando del miedo— Pensé que era otra persona que se acercaba entre los helechos, pero cuando estuvo más cerca pude distinguir mejor su figura— Relataba lo sucedido a Jeremías mientras lo empujaba para sacar sus manos de sus hombros.
— ¿Qué viste?—Volvió a preguntar Jeremías que lo miraba fijamente.
— Era un bestia, que media tal vez dos metros y medio, tenía una frente enorme, sus manos eran como dos mancuernas gigantes de cien kilogramos, sus pies eran grandes y anchos como si fueran troncos, él estaba cubierto totalmente de pelos, me mostró los dientes y tenía enormes colmillos como un tiburón— Dijo Lucas que sostenía el peso de su cuerpo aferrándose al mismo árbol por el cual trepo su amigo.
— El Ucumar… No puede ser… Eso es solo una leyenda… No puede ser—ahora Jeremías era el que vacilaba.
— ¿El qué? ¿Qué es el Ucumar?— Le preguntó Lucas que había clavado su mirada fijamente en su amigo.
— Dicen las historias que aquí vive una bestia como la que acabas de describir, ese monstruo rapta y asesina a los cazadores que entran a la yunga.
— No puedo entender… Si vos sabías que aquí vivía algo así ¿Por qué me trajiste?— Lo cuestionaba un furioso Lucas.
— Yo no sabía que existía, vine mil veces aquí y jamás tuve señales de algo así— Jeremías le contestó a Lucas también mirándolo fijamente—. Ya sé… Entraste en pánico y te estás imaginando cosas… Sí… Eso es lo que pasa.
— ¡No me imagino nada! A mí no me cuestiones lo que vi ¡Sácame de aquí ahora mismo! —gritó enfurecido Lucas al mismo tiempo que se lanzaba contra Jeremías con intenciones de golpearlo, pero este lo esquivó y lo tomó de las axilas.
— Cálmate, pelear ahora es contraproducente, eso solo nos llevaría al caos y destrucción, ya divisé una ruta por donde podemos salir de este lugar —le dijo Jeremías al tiempo que dejaba de sujetarlo.
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