Quisiera amarte
sin desviar la mirada
hacia los fantasmas que rondan
y susurran nombres que ya no importan.
Quisiera amarte
sin comparar tus manos con las suyas,
sin buscar en tus ojos
a alguien que ya no está,
algo que debería haber soltado.
Quiero quererte,
dejar que me envuelvas
en la paz que me ofreces,
ser digna de cada abrazo
y no arrastrar un pasado
que no te pertenece.
Pero aún siento el peso de un «tal vez»,
un eco que no calla,
una despedida que nunca terminé.
Quisiera amarte,
como mereces ser amado,
sin mitades, sin grietas,
sin los restos de alguien más
que aún vive en mis silencios.
Quisiera amarte
como se ama lo incierto,
como se ama lo eterno
sin pensar en su final.
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