PREMIO NOBEL 2024| ¿Por qué “La vegetariana” es un libro estremecedor? | Por: Ernesto Facho

PREMIO NOBEL 2024| ¿Por qué “La vegetariana” es un libro estremecedor? | Por: Ernesto Facho

Aquellas páginas de “La vegetariana” no solo están dominadas por una intriga que se va cocinando paso a paso, ya que el autor nos hace ingresar al estudio, nos hace sentir el nerviosismo de su acción furtiva, el apetito por la piel de Yeong-hye. Y, además, nos deja páginas de un sublime erotismo poético, el cual tiene geniales tintes de surrealismo y música y color. 

TODOS LOS AÑOS estoy pendiente del Premio Nobel de Literatura. Es, a mi parecer, una excelente oportunidad para explorar a un nuevo autor, el más exitoso y aclamado del año, así como rastrear el pulso de lo que se aplaude literariamente en este planeta. Leer a un Premio Nobel, me parece, es muy productivo, además, ya sea para aprender de un escritor con una trayectoria respetable, o para acabar tirándole piedras a la academia.

En esta ocasión, he quedado satisfecho con el premio. Han Kang es una escritora surcoreana nacida en 1970, conocida por su prosa poética y experimental que explora temas como la identidad, la violencia, la represión y la naturaleza humana.

Su novela más famosa, «La Vegetariana», ganó el Man Booker International Prize en 2016.

Han Kang estudió literatura coreana en la Universidad Yonsei y ha publicado varias novelas, cuentos y ensayos. Sus obras han sido traducidas a varios idiomas y han recibido numerosos premios, incluyendo el Yi Sang Literary Award y el Manhae Literary Award.

En esta oportunidad, quisiera exponer por qué su novela La vegetariana es una obra de gran valor y estremecedora y, por supuesto, también te vengo a comentar de qué trata esta original historia con el propósito de recomendarte esta lectura.

¿De qué trata “La vegetariana”?

La historia nos presenta a Yeong-hye, una mujer que, de la noche a la mañana, decide dejar de comer carne. Esta decisión, aparentemente simple, desencadena una serie de eventos que la llevan a un viaje oscuro y perturbador hacia la locura y la alienación. A la protagonista se la describe como una mujer sumisa, callada, alguien que no llama mucho la atención, lo cual hace sentir tranquilo a su marido. Pero una noche, ella tiene un sueño. Se incorpora y empieza a tirar a la basura algo de 200 mil wones en carne que tenía en el congelador. Cuando su esposo le pregunta qué hace, ella le responde: «Tuve un sueño».

En realidad, ella tuvo una pesadilla recurrente, la cual consistía en lo siguiente. Cito: «Eran cientos de enormes y rojos bultos de carne que colgaban de unos maderos. De algunos de ellos caían gotas de sangre todavía fresca. Me abrí paso apartando los incontables trozos de carne, pero la puerta de salida del fondo no aparecía. La ropa blanca que llevaba puesta se me empapó por completo de sangre».

A partir de allí, Yeong-hye tiene conflictos sociales, ya que, adonde va, se niega a comer carne, lo cual despierta el asombro en los demás. Es tanto el rechazo que experimenta por este insumo, que en una ocasión se niega a tener relaciones con su esposo. Cuando le consulta por qué, ella responde: «Hueles a carne».

Por otro lado, tenemos a la hermana de Yeong-hye: In-hye, quien asiste a un almuerzo con su respectivo esposo. Aquí sucede algo muy curioso: El esposo de Yeong-hye aprecia con deseo la figura de la cuñada, a quien evidentemente encuentra mucho más saludable y bella, puesto que su esposa estaba adelgazando hasta mostrar sus huesos; sin embargo, como lo antiguo para algunas personas es novedad para otras, esto sucede también del lado del esposo de In-hye, quien tiene una obsesión por el cuerpo delgado de Yeong-hye, su fragilidad, ese lado salvaje que le estaba empezando a nacer pero, sobre todo, por una extraño lunar, una mancha mongólica verdeazulada de la que le había oído hablar a su esposa.

A mi parecer, este último asunto, es el que genera los momentos de más tensión sexual en la obra, puesto que más adelante el cuñado de Yeong-hye, quien era un artista, intentó retratar en su estudio a la mujer desnuda exhibiendo su muy valiosa mancha mongólica. Aquellas páginas de “La vegetariana” no solo están dominadas por una intriga que se va cocinando paso a paso, ya que el autor nos hace ingresar al estudio, nos hace sentir el nerviosismo de su acción furtiva, el apetito por la piel de Yeong-hye. Y, además, nos deja páginas de un sublime erotismo poético, el cual tiene geniales tintes de surrealismo y música y color.

Después de aquel encuentro, la tensión baja, como un globo que ha perdido el aire. El lector, acostumbrado a respirar del fuego de lo clandestino y del erotismo, posiblemente pasa a aburrirse un poco con las escenas siguientes, donde se explora el mal de Yeong-hye desde un punto de vista humano y social. In-hye, su hermana, empieza a analizar la situación y cree que aquella rebeldía contra el patriarcado coreano es una muestra de valentía de su hermana.

¿Qué temas aborda “La Vegetariana”?

  1. Identidad: La novela explora la búsqueda de identidad de Yeong-hye, quien se rebela contra las expectativas sociales y decide cambiar su forma de vida. Su decisión de volverse vegetariana la lleva a cuestionar su propio ser y a luchar por encontrar un sentido de pertenencia en un mundo que la rechaza.
  2. Violencia: La violencia, tanto física como psicológica, juega un papel central en la novela. Yeong-hye es víctima de la violencia física de su marido, pero también de la violencia simbólica de una sociedad que la oprime y la fuerza a adaptarse a sus normas.
  3. Represión: La novela explora la represión de las emociones y los deseos en una sociedad que impone normas estrictas sobre el comportamiento femenino. Yeong-hye se rebela contra estas normas, lo que la lleva a un camino de sufrimiento y aislamiento.
  4. Naturaleza humana: «La Vegetariana» plantea preguntas sobre la naturaleza humana, la fragilidad del cuerpo y la mente, y la capacidad de las personas para resistir la presión social y encontrar su propia verdad. La novela nos invita a reflexionar sobre la violencia, la crueldad y la compasión que existen dentro de nosotros.

Mi opinión sobre “La vegetariana”

Como artefacto literario, como novela, “La vegetariana” es un descubrimiento que me agradó sobremanera, por sus descripciones, por la construcción de sus personajes, por la sencillez de su lenguaje, pero sobre todo por los pasajes llenos de poesía y fuego que narran los episodios entre Yeong-hye y su cuñado, los cuales me tuvieron a la expectativa de lo que iba a suceder más adelante. El final de la primera parte me ha parecido gratamente explosivo y me hizo reflexionar sobre el peso de la lealtad en un hogar constituido, dentro de una familia. Pero como propuesta de tema social, me parece que la autora está tomando un camino con enfoque de género donde victimiza a la mujer aun más, insertándola en otra minoría «vulnerable» que corresponde a los vegetarianos.

La protagonista era una mujer sumisa, callada y en eso no hay ningún tipo de violencia, porque existen mujeres a quienes les place ser así y disfrutan del liderazgo de su marido. En primer capítulo ella arroja a la basura el equivalente de $153.85 USD en carne a la basura. Es decir, no era un hogar donde había necesidades. Pero aquí en la novela sucede un evento fuera de lo común, lo cual no puede extrapolarse a lo social. Me refiero a que los vegetarianos no sufren violencia por tomar esa decisión. Tal vez un poco de burlas o incomprensión, pero es una decisión personal.

Más allá de victimizar a las mujeres sumisas, pienso que el principal problema real expuesto en “La vegetariana” es el de los desórdenes mentales.

Recomiendo, pues, la lectura no solo de “La vegetariana”, sino también de otros títulos como “La clase de griego”, libro del cual se dice superior a la novela que acabo de comentar en esta oportunidad.

Esperemos, pues, a ver si el siguiente año, La academia sueca nos releva a otro valioso autor, con quien podamos dialogar sobre temas de actualidad, tratados con un lenguaje sumamente exquisito.

A continuación, cerramos esta reseña con un fragmento del libro:

Si en la espalda había pintado flores nocturnas, en el pecho iba a pintar radiantes flores diurnas. Un lirio de la mañana de color naranja floreció en la concavidad de su vientre y sobre sus muslos cayeron profusamente hojas grandes y pequeñas de color dorado.

En medio del silencio absoluto, una exaltación radiante que no había experimentado jamás en toda su vida se derramó desde algún rincón desconocido de su cuerpo y se concentró en la punta de su pincel. Deseaba prolongar indefinidamente este placer. Como la luz la iluminaba solo hasta el cuello, su rostro en la sombra parecía el de una persona dormida, pero debido al ligero temblor que percibía cada vez que el pincel tocaba la cara interna de los muslos, sabía que estaba despierta. Viéndola aceptar tranquilamente todo este proceso, le pareció que era un ser sagrado, un ser del que no se podía decir ni que fuera humano ni animal, o quizá un ser que estaba entre la vegetalidad, la humanidad y la animalidad.

Chiclayo, octubre de 2024



URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS