Jaime cerró la puerta, le hecho llave dos veces y caminó por la vereda con paso rápido. Saco su celular al mismo tiempo y llamó a Ruso, que no era ruso, solo blanco. Quien estaba tirado en el sofá de su casa, asi que contestó inmediatamente.
-¿Aló?
-Ruso, loco, no me vas a creer
-No lo haré
-Ya pe, no me creas, pero te voy a contar, y te vas a quedar pero loco , más loco de lo que ya estas
Hubo un silencio en la llamada, luego Jaime prosiguió
-Ruso…vi a un fantasma…
-La marihuana no te hace ver fantasmas imbécil, ¿qué te metiste?
-Nada loco, te lo juro por mi madre, que nada de nada, ni si quiera he fumado todavia
-Tal vez es por eso…
-Cállate, escúchame, estaba en mi cuarto, fue hace nada, eran recien las 9:30 de ahorita, de la mañanita, y es domingo, sabes que no hay motivo para que me levante de mi cama, estaba tirado viendo Los simpson en la tele, tú sabes que debajo de la tele está mi cómoda, y que ahí tengo el cuadro de mesa de mi hija, que en paz descanse, entonces se cayó, y no me rayé porque no es la primera vez que pasa, no es un cuadro tan firme…pero se cayó, loco, y luego se deslizo hasta caer de la cómoda, ahí si me rayé, me paré al toque y vi para todos lados, podia sentir algo como…malo, ¿me estas escuchando loco?
-Si
– Ya pe, y entonces escuché a la Lucia, loco, a mi pequeña
– Loco estas tú ¡¿Que mierda estas hablando?!
– Escúchame ruso, me llamó desde la sala, «¡Papá! ¡Papa! ¡prendeme la tele!» Me movi instantáneamente, estaba cagado pero fui y la vi, sentada en el sofá como siempre, me vió a los ojos y señaló la tele…caminé y se la encendí, la regañé: «Es muy temprano para ver dibujos» y ella respondió «Gracias papi» ,Ruso, me dijo gracias, era su voz…No volteé a verla, agarré la llave que estaba en la mesa de la entrada, salí rapidamente, y te llamé a ti, loco
– Pero ¿Es tu hija no? ¿Por qué no hablaste con ella, huevon?
– No es mi hija, ruso…mi hija no es un fantasma, mi hija esta allá arriba, puedo sentirlo loco, te lo juro
-No sé que decirte, hermano
-Nada, ruso, necesito quedarme en tu casa, unos dias nomás hasta encontrar un lugar, no regresaré a esa casa nunca más
-No te diré nada…ya hablaremos, avisame cuando estés afuera
Jaime no llegó a casa de Ruso, al menos no luego de esa llamada, hasta eso de las 7 ya de la noche, no llamo a ruso, solo tocó su puerta, y ruso lo recibió con una cara de sorpresa.
-¿Que estuviste haciendo? le preguntó
-Pensando, por ahi
-Pasa
Entonces, cuando entró a la sala se sentó en el sofa, y ruso en el de al lado, no sin antes ir a la mesa, en una esquina, llena de cómo 15 celulares, para agarrar un cigarro a medias que andaba oculto por ahi en el cenicero, Jaime empezó a hablar mientras Ruso se sentaba
-¿Cuando trabajaras de verdad?
-Trabajo de verdad
Ambos rieron, para luego estar en silencio absoluto, casi dos minutos, Ruso hablo primero
-¿Como sabes que no era tu hija?
-Ya te dije huevon, lo siento acá, en el corazon- dijo sobándose el pecho- aunque suene medio medio decir eso
-Si tu lo dices… Nunca he visto un fantasma ni nada de esas vainas
-Yo tampoco, Ruso, siento una presion en el pecho, una ansiedad horrible y jodida, no puedo respirar bien
– Pasará con los dias, cuando quieras te ayudo a buscarte un nuevo sitio, tienes mi apoyo
Jaime asintió con la cabeza. Pasaron un rato haciendo nada, charlando un poco mientras veían una pelicula en la tele, entonces muy temprano Jaime ya quería dormir, asi que Ruso le dejo la sala sola con un par de sábanas.
Ruso también empezó a sentir la presión,una intranquilidad en el pecho, tardó un poco en dormirse pero lo logró
Se hizo mediodia, Ruso despertó de costado, mirando a la izquierda, justo donde estaba su mesa de noche, con sus dos cajones abiertos, se quedó observando inmóvil por casi un minuto, hasta que tomó conciencia y se puso de pie tan rápido que tuvo un poco de mareo. Corrió a la sala chocando con las paredes y vió que Jaime no estaba, lo único que quedaba de él era una nota en una hoja blanca que destacaba mucho en medio del suelo gris de la sala
Ruso la sostuvo, decia:
«Gracias por el fierro Ruso, tengo que ayudar a mi Lucia»
Ruso tiró la nota a la basura. Encendió la tv y no vió nada, espero y pudo seguir esperando, pero la presión en el pecho apretaba.
Salió descalzo a la esquina, compró todos los diferentes periódicos que había y buscó minuciosamente en cada uno. Ya en mitad de su busqueda lo encontró, en el periodico «La república», en la tercera pagina había un cuadro de unos seis centimetros de largo y poco más de ancho con la cara de Jaime ocupando la mitad. «Hombre se suicida en su hogar».
Entonces, Ruso agarró todos los periódicos y los tiro a la basura.
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