6. Pelusa me cuidará de la oscuridad de la noche.

6. Pelusa me cuidará de la oscuridad de la noche.

PELUSA

Los peluches poseen un encanto especial, brindando, protección, consuelo y dulzura. 

Con mucho cariño
la historia de Dayanita,  una niña que soñaba con recibir un peluche como regalo en el día del niño.

Una tarde, en el pintoresco pueblo de Calicanto, una niña conocida como Dayanita, navegando en las aguas profundas de su imaginación, exclamó a sus padres:

– ¡Papi, mami! , quiero que  mis muñecas tengan un amiguito que las proteja mientras estoy en la escuela. El otro día, el perro mordió a una de ellas y me entristeció mucho. ¡Ese amigo me protegerá de la oscuridad de la noche, de los truenos durante la lluvia y cuando sienta miedo o frío, allí estará! Será mi leal compañero de aventuras. 

Su papá le responde con cariño:

-Sí, mi niña linda, ¿estabas pensando en un peluche, cierto? El otro día noté que habías dibujado un peluche con una braguita en tu cuaderno. ¡Realmente te quedó muy bonito!

-¡Sí, papi! A la maestra le encantó mi dibujo, me dijo que cada peluche es como un pedacito de cielo traído a la tierra.

La niña abrazó a su papá, y la mamá solo sonreía mientras hacía los oficios de la casa.

La Señora Zulay dice: 

-El sábado, podemos ir al mercado y vemos si hay alguno  que te guste, siempre y cuando el dinero que nos dé papá sea suficiente. También tenemos que comprar los útiles escolares. Papá no ha tenido mucho trabajo estos días. 

Dice el papá:

– Los útiles los podemos ir comprando poco a poco, faltan días para el regreso a la escuela, pero el peluche no puede esperar,  será tu regalo para el día del niño. 

La niña responde con gran alegría, danzando alrededor de sus padres: 

-Mamá, papá, ¡van a quedar encantados con el peluche que voy a encontrar! Será precioso, de gran calidad, y a un precio increíble… ¡y valiente como papá!

Su padre dice: 

-¡Así será mi niña hermosa!.. «Valiente, como yo.»

Dayana anhelaba con emoción la llegada del sábado para poder ir a buscar su peluche. 

El viernes por la mañana, su madre le anunció: 

-Dayanita «vamos a salir a comprar verduras y aprovecharemos para buscar tu peluche en el mercado de los buhoneros». 

Los ojos de Dayana se iluminaron, y embargada por una alegría desbordante, corrió a cambiarse los zapatos para salir.

En su aventura por el mercado, exploraron cada rincón de los puestos de juguetes en busca del peluche soñado por Dayanita, pero aún seguía siendo tan esquivo como una estrella fugaz.

De repente, la niña vio una caja marcada como «juguetes para reparar». Le pidió a la muchacha que atendía el puesto que buscara un peluche dentro de ella. La joven le explicó que esos juguetes tal vez no estuvieran a la venta debido a algún defecto. Sin embargo, la niña insistió y, al abrir la caja, encontró un peluche con una braga tal como lo había imaginado, solo que le faltaba un ojo. 

Entonces dijo: 

«Mami, quiero ese peluche.» La madre se queda algo impresionada y comenta:

-pero le falta un ojito y está en el suelo, aunque podemos repararlo, lo lavamos y quedará como nuevo. ¿Cuánto cuesta? 

-dice la joven vendedora.

Dado que es un peluche antiguo, se lo puedo dejar en 50 bolívares.

La mamá dijo con voz alegre:

-Me lo llevaré; creo que en casa tengo unos ojitos para repararlo.

La niña agarró su peluche, lo apretó fuerte y le susurró al oído: 

-te llamaras Pelusa. 

Su alegría rebosaba sin límites, y su fiel compañero de aventuras siempre estaba a su lado en el gran universo de juegos e imaginación. Para sorpresa de todos, resultó que el perro tenía miedo del peluche.

Cuando Dayana fue llevada de urgencia al hospital para una operación de amígdalas, sus padres olvidaron su peluche en casa, y con él, el temor nocturno volvió y el sueño se esfumó. Desesperada, la niña redactó una súplica en papel: «Por favor, traigan a Pelusa». 

Y como por arte de magia, su querido amigo apareció, y con él, una recuperación veloz. 

El secreto de Pelusa residía en su mágica capacidad para sanar a los niños. Un misterio se ocultaba en su interior de algodón. 

Con el paso de los años, Dayana alcanzó la adolescencia y Pelusa fue quedando en el olvido.

Le regalaron un teléfono a la joven y, gradualmente, Pelusa comenzó a recibir menos atención. Con el paso de las semanas, Pelusa se encontraba cada vez más relegado a un rincón de la habitación.. 

Al darse cuenta de que Pelusa ya no era importante, la madre de Dayana decidió darla a un señor que pasaba en su bicicleta de carga, recogiendo ropa usada y artículos dañados para reciclar.

Los meses pasaron, y un día, después de una discusión con sus padres típica de la rebeldía adolescente, Dayana fue a su cuarto llorando en busca de consuelo en Pelusa. La buscó incansablemente, pero no logró encontrarla.

Su mamá le dijo: 

-Pelusa fue regalada a un señor muy pobre. 

-¡Mamá por qué hiciste eso…!

-Yo note que ya no le prestabas atención y creí que el Señor le daría utilidad.

-La otra vez me encontré con el señor y le pregunté por el peluche. Él me contó que se lo había dado a su nieta, que estaba muy enferma en el hospital. Curiosamente, después de recibir el peluche, la niña comenzó a recuperarse de manera milagrosa. Todos los niños en la sala de pediatría se curaban al recibir el afecto de ese misterioso peluche. Pelusa tiene el don de convertir una habitación de hospital en un paraíso.

Entonces Dayana abrazó a su mamá y le pidió perdón. Juntas fueron a ver a la niña y a Pelusa. Dayana se conmovió y comprendió que la misión de Pelusa era hermosa: brindar protección, consuelo y dulzura, sanando los corazones de los niños heridos por la enfermedad y las malas acciones de los adultos.

¡Los peluches son recuerdos de amor, creados con hilos y algodón! Dayana Mendoza
Pelusa no duerme, vigila mis sueños

Freddy de Jesús ARAUJO A SchP. 

Programa de Estudios Avanzados en  Cultura del Buen Trato y Prevención de Abusos en la Iglesia.

Materia: 

Recorrido Histórico de la Crisis Eclesial Actual.

Bitácora de un Caminante

Considero que la Cultura del Buen Trato y la prevención de abusos en la Iglesia son paralelas a esta narrativa. Pelusa representa a los apóstoles de la prevención que, desde sus ámbitos, realizan su labor de protección y sanación. Constituyen un rayo de esperanza en la noche oscura de numerosas víctimas silenciadas por los perros del terror.

Estimado lector: 

Te animo a relacionar lo que has leído con las prácticas correctas de cuidado y prevención que deben implementarse en todos los aspectos de la Iglesia y en el entorno familiar, para prevenir la perpetuación de comportamientos abusivos.

Etiquetas: freddy araujo schp

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