sueños vienen, sueños

Sueños vienen en nubes de papel

Llevando historias nuestras

Llegan en medio de un rumor de luces 

De arco iris y de pasión

Sueños llegan, acaso 

Impulsados por tus manos frescas

Por las noches,

Imaginando mundos

Con gentes que respiran amor 

Y beben melancolías.

Sueños caminan sobre tu piel

Acaso llenos de historias

Nuestras, viejas, chiquitas,

Historias alocadas con rumor a calle

A juego, a fragor de amanecer

En tu mano, en tus ojos, en tu historia 

Sueños en tus ojos colmados de luz

De ternura y pasión,

Sueños que anuncian voces lejanas

Cánticos de viejas iglesias

En pórticos antiguos y alamedas

Descubro tu nombre

Que me trae el rocío 

Que desprende la flor

Con esa felicidad aterciopelada 

Que crece cada mañana en tu sonrisa

En medio del estropicio armónico

de una ciudad agazapada en tu regazo

Sueños, colmados de voces, de historias

De perfectas palabras

Que acarician tu andar de diosa liviana

Años tantos después

Siento el viento y siento el calor

Quemando mi piel con ese viejo sol de Huampaní

Y siento tu aliento sereno, pausado, tu voz tenue 

Tu sonrisa al viento, llena de imágenes queridas

Sueños tuyos, míos, de los demás, quizás de nadie 

Que aparecen en mi mente 

Bajo la llovizna de un amor incierto, tierno, pertinaz

Como la noche aquella 

En que descubrí que el pasado olía a tu piel 

Si pues,

Como las costas que nos bebíamos 

Con una sed mortal…

Sueños, filigranas miles de una vida organizada

Perfecta, extraña, ajena

Perfectamente tallada en tu rostro

Y en consecuencia nada

Pero nada

Se hace más claro

Como el amanecer celeste agobiando el futuro

Como las promesas 

Carentes de esperanza, carentes de mañana

Sueños, decisiones que se pierden 

Colmados de realidad y emoción

De pasión, si. 

Que tanto pesa para el olvido…

He despertado confundido entre tus recuerdos

Que son míos también

En esta mañana quieta y de silencio

He sentido el pasar de los años

El dolor de las horas en mi sangre

Caminando de la mano

Y con el dolor más perfecto

Que jamás haya podido brotar de tu piel

Y que se quedó en mí.

(Jorge, abril de dos mil siete)

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