De noche llora la luna,

cuando nos piensa sin tregua,

somos sombra y luz desnuda,

amor que siempre se niega.

Eres río sin cauce,

yo soy mar sin oleaje,

nos rozamos sin tocar,

como espejos de un paisaje.

Tu ausencia es un cuchillo

que corta el aire y no sangra,

me hiere tu lejanía,

pero el alma no te manda.

Ay, qué castigo es quererte,

tenerte sin poseerte,

como el fuego que se apaga

y sigue ardiendo en mi frente.

Eres eco sin mi voz,

yo sombra de tu reflejo,

amarnos es un adiós

que nos da vida y nos deja lejos.

Soy viento que no te alcanza,

un grito ahogado en tu pecho,

sería barro en tus manos

si no huyera de este lecho.

Cada paso que me acerca

me empuja hacia otro lado,

tú eres agua en mi desierto,

yo sed que muere callado.

Ay, qué castigo es quererte,

tenerte sin poseerte,

como el fuego que se apaga

y sigue ardiendo en mi frente.

Eres eco sin mi voz,

yo sombra de tu reflejo,

amarnos es un adiós

que nos da vida y nos deja lejos.

Nos cruzamos en la niebla,

sombras que no se tocan,

somos un beso sin labios,

un amor de piel rota.

Eres raíz sin mi suelo,

yo cielo sin tu horizonte,

un amor que no se encuentra,

como mar que el río esconde.

Ay, qué castigo es quererte,

tenerte sin poseerte,

como el fuego que se apaga

y sigue ardiendo en mi mente.

Eres eco sin mi voz,

yo sombra de tu reflejo

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