Mi cuerpo, otrora fuerte, hoy se queja,
y en cada hueso siento un agudo dolor.
La fiebre me consume, la mente me deja,
y en la oscuridad busco un poco de amor.
La salud, mi tesoro, se ha esfumado,
y en su lugar ha brotado una crueldad.
La vida, antes bella, ahora está nublado,
y en cada suspiro siento la fatalidad.
Mas en esta prueba, encuentro fortaleza,
y en la adversidad, un nuevo despertar.
La enfermedad me enseña la fragilidad,
y a valorar cada instante, cada respirar.
Aunque el cuerpo sufra, el alma se eleva,
y en la esperanza, la vida siempre renueva.
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