TODA UNA VIDA CON BLABLA

TODA UNA VIDA CON BLABLA

Anabel i

25/10/2024

Más de 15 años compartiendo coche, desde COVOITURAGE, cuando aún se pagaba en metálico. Tantas anécdotas…

Volvía a Barcelona desde Toulouse de recoger a mi hija de 11 años. Subí a dos chicas francesas. Por el camino recibí el mensaje de un chico angustiado, pues cogía un vuelo en Barcelona esa misma noche y su tren llevaba retraso. Tras consultar con las pasajeras, decidimos entrar a Perpiñán y recogerlo. Lo gracioso fue cuando hablando por teléfono con su madre, éste le decía en gallego: “Mama, si solo son unas rapaciñas, que me va a pasar”.

En otra ocasión, y también el mismo trayecto, yo iba de pasajera. Fui puntual al lugar de encuentro. Conducía una pareja pero tuvimos que esperar a la 4ª pasajera, que además de tarde, venía con gato. Eso me puso aún más nerviosa, siempre viajo sin PET. En fin, no tenía más remedio que subir al coche. Cuando estaba a punto de comentar mi desagrado por la molesta situación con los maullidos, la pasajera me miró y dijo: “¿Eres la madre de…..?” Efectivamente, era una antigua compañera de instituto de mi hija con la que luego compartió piso y yo tuve que cuidar al gato en sus ausencias.

Esta vez, el trayecto fue Barcelona-Valencia y supuestamente yo era la única pasajera. Sorpresa, también se unió una perroflauta, amiga de la conductora, y su perro. Realmente no me molestó, tampoco tenía más opción. El viaje y compañía fue agradable hasta que a la entrada de Valencia, la amiga bajó la ventanilla y se encendió un porro, eso sí me molestó, que no pidiera permiso y sobre todo, que no me ofreciera.

Última navidad, reservo blablá para dos, mi hija y yo. Yo como siempre, viajo con mi kéfir y mi masa madre, mi hija se agobia, no parece empezar bien el viaje. Entramos en el blablá, conductor médico, copiloto estudiante de medicina, mi hija, “resien lisensiada” en medicina. Recogemos a otra pasajera, adivinad…..médico. Ahora la que se agobia soy yo. Pero no, el viaje fue divertidísimo, había chispa en todas las conversaciones y sobre todo entre mi hija y el piloto quienes resultaron tener amigos en común. Disfruté de su juventud, así como ellos disfrutaron de estos microrelatos que me pedían en permanencia. A dia de hoy, no sé si ya puedo llamar yerno al conductor…..

Así que si queréis más relatos, no seáis edadistas.

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