El acto de fumar

Fumar me consuela,

el humo llena los espacios vacíos.

Su olor amargo altera mis sentidos,

una fragancia nostálgica.


Fumar es placentero,

en cada pitada se escapa

un poco de mi esencia,

desvaneciéndose en el aire.


Fumar ofrece alivio momentáneo,

adormece mi tormento,

apaga la mente,

aliviana los temblores.


Fumar es como un amigo que no pregunta,

simplemente te acompaña,

y escucha tus lamentos,

mientras todo se desmorona.


Fumar mata e intoxica,

su veneno es tentador

cuando todo está perdido.


Fumar incluso es atractivo,

un gesto seductor que hipnotiza,

que enamora a los demás,

y expresa sensualidad.

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