Es diecisiete

Aún sigo esperando a que la puerta se abra,

a escuchar el tintinar de las llaves y el forcejeo del cerrojo,

a sentir la molestia de que hayan llegado a casa

que me vean molesta y aún así quieran darme un abrazo.

Aún sigo esperando la llegada de alguien a quien yo pueda reconocer,

nadie llega,

la casa esta vacía,

no he encendido las luces

sólo iluminaría el gran espacio entre yo y las paredes

los techos siempre han sido altos, así que nunca he sentido el peso de una casa hueca caer sobre mis hombros

pero qué tal mis pies

ellos sienten el piso colapsando

tratan de mecerse con la inercia y la gravedad se siente muy pesada,

¿Será que hiciste mal la casa?

Hay grietas en las paredes desde hace años,

¿Esta era la casa de tus sueños?

Se esta cayendo a pedazos la familia construida con tus propias manos

¿Ese era tu mayor orgullo?

La comodidad familiar se ha sentido arrancada de nuestras fuerzas

¿A eso te quedaste en esta ciudad?

El espacio material de tus pertenencias es lo que ahora llena tu habitación,

¿No te sientes invadida?

La vanidad de tus joyas te ha quitado la vista

perdiste juicio en la cavidad que queda en tu cama

no intentes llenarlo con cariño y vehemencia, es tarde para recuperar la conexión del alma.