Del hastio Kafkiano…
Para todos aquellos que gustamos de la literatura como tal, solemos irremediablemente escoger a nuestros autores favoritos, basando nuestra decisión, en base a diversos fundamentos; muchos otros lo hacemos de acuerdo con el grado de identificación que la novela o el escrito tenga con nuestro contexto vivido en turno; así tenemos que, por lo general (o al menos en mi caso) de jóvenes solemos tener ciertos autores predilectos, pero con el paso de los años, nuestras posteriores experiencias, que pueden o no componer una vida llena de adversidades, van cambiando o más bien dicho moldeando nuestra manera de ser y actuar, de esa manera, cambia también, todo aquello por lo cual nos identificamos por lo que mejor nos representa, o nos “entienden”. Una vez entrados en los primeros atisbos de adultez, comenzamos a hacernos preguntas existenciales, empezamos a obtener responsabilidades de todo tipo, las malas noticias en la televisión, cumplir con eventos sociales, las obligaciones fiscales en oficinas laberínticas, y es aquí, en esto último, en donde el autor se sabe manejar mejor, es en este tipo de ambiente burocrático donde Kafka desarrolla su mundo, un mundo producto de una burocracia asfixiante, esta burocracia será el común de nominador en las obras del autor, las cuales nos cuenta como el personaje principal, que por lo general, es un sujeto que desea de forma honesta conseguir un fin inofensivo y que por derecho le pertenece, se enfrentara luego a un desenlace absurdo.
Para aquellos que alguna vez hemos visto la vida muchas veces como un sin sentido, y de cierta manera de hastío, Franz Kafka nos conoce y nos representa muy bien, fue un escritor que supo plasmar de forma particular, perfectamente la alienación a la cual muchos seres humanos estamos en la posibilidad de caer presa, y no solamente por fuerzas o circunstancias ajenas o externas, si no las mismas que surgen, dentro de nosotros mismos en respuesta a una vida que según se cree, ya no tiene nada más que ofrecer.
Aquí entra la novela ,la metamorfosis que para mi gusto es la obra más emblemática del autor, es el simbolismo de como un día puedes perder interés en la vida y enajenarte del exterior, construir una pared a tu alrededor, entrar en automático y seguir la vida por pura inercia por la fuerza de la costumbre , es la historia de un hombre que se convierte en insecto y se enfrenta a situaciones adversas absurdas, además de poner a prueba la paciencia y tolerancia de quienes le rodean, así, que cualquier parecido con la realidad de un maniaco depresivo, no es pura coincidencia.
Kafka, un alma en eterno conflicto, vivió bajo la sombra de una figura paterna dominante, su padre sufrirá discriminación por partida doble, por ser judío y checo, vivió en el imperio austro-húngaro con fuerte influencia alemana, en el peor momento para ser judío, sobrevivió al hambre y gracias a su férrea voluntad y ganas de ser alguien en la vida, fue que pudo darla a nuestro autor una mejor vida, pero al parecer de forma inconsciente, pareciera que siempre se la quiso cobrar y eh ahí, que engendró, “Cartas al Padre”, probablemente su obra más natural y autobiográfica, saliéndose un poco del concepto de sus demás obras.
Su obra, ya de por si interesante, por si no fuere suficiente, está cargada y acompañada, para bien o para mal, por la figura biográfica del mismo Kafka, lo cual le da un agregado para degustar de mejor manera, semejante obra, aunque no es prescindible para el entendimiento de la misma.
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