Las últimas grandes noches Argentinas
Cuando volví a la escritura después de muchos años sin escribir, fue para combatir a la nostalgia, poner en palabras tantos sentimientos, emociones, el sentirme estancado en el tiempo, el ver como todos avanzaban, seguían con su vida y yo seguía anclado a recuerdos, me hizo darme cuenta que la vida sigue, da igual cómo te sientas, tu dolor, tu sensibilidad, el hecho de que sos humano, te lo recuerdo por si lo olvidaste.
Los últimos meses pasaron demasiado rápido, no me dio tiempo a pensar cuáles fueron los días en los que realmente la pase bien, quizás fueron muy pocos, fue un año en el que creí haber superado muchas cosas, pero no, hay ciertas heridas que tardan mucho tiempo en sanar, lo aprendí tarde, pero lo aprendí. No quiero aburrirlos, estos once meses fueron una hartante repetición, en los que me aferre a nuevas ilusiones, señales, nuevos horizontes, pero volví al mismo lugar, en el que son las tres de la mañana y estoy sentado en mi cama llorando, hablando con dios. La última vez que hablé, recibí una señal muy clara, “tu vida vale mucho”, fue lo único que me bastó para mantenerme con vida.
Si aquel día fue mi último día feliz, quiero contárselos para que quede registrado por escrito, porque las cosas se dicen en vida, al menos esa es mi verdad. El día 8 de noviembre de 2023, arribó a mi país, la cantante Taylor Swift, no tenía entradas para ir a verla, de hecho mi fanatismo era medido hasta que arribó al país, fueron esos días lo que terminaron de enamorarme de su música por completo.
Su presencia hizo que me sintiera distinto esos días, el clima de conversación diaria estaba muy marcado por las elecciones, mi equipo había perdido un partido que me dejó al borde del abismo, estaba completamente solo, deprimido, con pocas cosas buenas para contar, no esperaba nada de un año que me destrozo por dentro, la antítesis de 2022 donde fui inmensamente feliz, nunca subestimen cuánto puede cambiar la vida de un año a otro, ese el único consejo que les puedo dar, porque no soy ejemplo.
Pero ella no me veía como algo menor, no me iba dejar morir solo con mi dolor, iba a venir a rescatarme con su música, con su aura angelical, con su hermosa sonrisa que ilumino mi corazón para que vuelva a latir. Porque no tengo que estar bien para que ella me quiera, me abrace, y me diga que voy a estar bien, que la vida es oscura a veces, pero si confío, puedo volver a recuperar mi sonrisa, mis ganas de vivir, mi vida.
Buenos aires tras su llegada, de golpe recuperó su color, su alegría, había una energía en el aire muy particular, es como si la felicidad colectiva de sus fans hubiesen contagiado a todos, la marea swiftie hizo que se dejen todo tipo de charlas de lado, para solo hablar de la euforia, del fenómeno, de tener en las calles argentinas, a la mejor artista pop a nivel mundial. Recuerdo haberme anotado a múltiples sorteos, me río de solo pensarlo, es difícil meter ese gol sobre la hora, fracase en el intento obviamente. El primer día fue una locura, 70 mil personas colmaron el monumental, una noche soñada, esa primera noche, el público argentino demostró porque para muchos es el mejor del mundo, nuestra pasión es algo único.
El segundo día lo recuerdo con mayor claridad, fue un día de lluvia torrencial, el cielo oscureció mucho más temprano, había dudas sobre si el concierto se iba a realizar. Vi en las redes, miles fans empapados por el agua, emocionados por ver a su artista favorita, no les importaba caminar bajo una tormenta de terror, muchos estaban acompañados de amigos y seres queridos, las pulseras de la amistad, son algo que puede unir muchos corazones rotos, es una señal de que si tenemos quien nos cuide la espalda, la mochila puede pesar mucho menos.
Ese día recuerdo haber salido de mi casa, tenía puesta una campera de argentina, blanca, la lluvia había dado una tregua, pero al poco tiempo justo cuando volví a mi hogar, la oscuridad retomo su camino, fue de las veces que más me moje en mi vida, durante el trayecto a mi casa, aun así no me importó, me sentía muy triste aquel día, la lluvia era un reflejo de mi alma. Las noticias daban por cancelado el show, estaba completamente pasado por agua, como sus fans, que tendrían una nueva oportunidad de verla el domingo. La artista publicó un posteo en sus redes ante la frustración de no poder verla por parte de sus seguidores “las buenas noticias son que me quedo más tiempo en Argentina”. Lo importante que fue ese simple mensaje, ahí comprendí que no es casualidad que muchos cantantes se enamoren a primera vista de argentina, por algo será.
La posterior noche del sábado estaba solo en mi casa, la segunda noche mágica que iba acontecer en el estadio de River, era otro día mítico e inolvidable. Seguía toda la información y novedades para mantenerme al tanto, aun así la angustia me pesaba en el pecho, se viene una noche larga, pensé. Un mensaje improvisto de una amiga me salvó, me compartió una página donde podía ver el concierto de forma online, no era lo mismo que el vivo, porque eso es irremplazable, pero no dude un segundo, pase tres horas enganchado a la pantalla, mientras cocinaba, podía sentir que mi cuerpo volvía a la vida, las lágrimas dejaban de tener efecto, la música tiene mucho más poder de lo que imaginan, no la subestimen.
Estuve tres horas sumergido en la experiencia del show, nunca había visto el eras tour, hasta ese entonces no existía material fílmico como tenemos en la actualidad, me asombro el público argentino, las reacciones de Taylor, que a diferencia del primer día, se encontraba mucho más visiblemente emocionada. El clima tenía todos los condimentos para ser un espectáculo para el recuerdo, entre cánticos de cancha en un recital, ella adoraba cuando sonaba el “ole ole ola”, me da ternura de solo pensarlo, pasando por palabras en nuestra idioma, fueron pocas palabras, pero valen, valen mucho.
La última noche, fue como esos viajes que uno nunca quieren que termine, allí se me venían a mi mente todas las sensaciones que había sentido, como pase del infierno a tocar el cielo con las manos en pocos segundos, a emocionarme por las grandes gestas argentinas, fue volver por unos días a esos días en los que fui feliz solo por el simple hecho de ser argentino, no lo cambio por nada. Me tocó nacer en este lugar por obra del destino, y si tuviese la oportunidad de elegir otro lugar, lo volvería a elegir, Argentina, hermosa nación.
No lo vi solo esta vez, lo vi en compañía, fue una linda experiencia, seguir compartiendo la pasión por la música, es de las cosas que más me gustan y de las que me salvaron la vida, más de una vez. Esa noche me sentí en mucha paz, disfruté el show como nunca, realmente lo disfruté. Tras la última canción, sentí nostalgia en ese mismo instante, me di cuenta de que tres días fueron insuficientes para once meses de sufrimiento, la iba a extrañar y mucho, nada iba a ser igual sin ella. El aire fue cambiando con el tiempo, la euforia se fue apagando, la felicidad colectiva se fue diluyendo, mi país la extraña también, y espera volverla a ver muy pronto, pero mantiene viva la ilusión, otra no le queda para seguir respirando.
Si bien estoy otra vez en noviembre, parado en el mismo lugar, tengo la convicción de que los días de gloria volverán tarde o temprano, no apagaran a mi corazón, no apagaran los sueños de la juventud, no apagaran la pasión, estamos vivos, argentina sigue viva, aunque la quieran matar.
Esta nación tiene demasiada historia ¿acaso no la conocen? Qué esta hermosa tierra tuvo peores días, la golpearon, la maltrataron y aun así se levantó, renació, volvió a ser feliz. Cuando terminó el pasado año, lo termine viendo una película donde aparecía ella, fue una velada que recuerdo con mucho afecto, fue bastante simple pero hermosa a la vez, eso es lo único que necesito para estar bien. Son las cosas simples que me desvivo por buscar, porque sé que me cuestan mucho, los amigos, las experiencias, el amor, el sentir que no estoy dejando nada sin vivir. Cuando inicio este sombrío 2024, la canción que sonó cuando marcaron las 00:00 fue la última que sonó aquella noche de noviembre en el concierto. Esa simple coincidencia, me basta para creer. Cuando decidas volver, Argentina te está esperando.
Para Taylor
Rodrigo Gómez
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