Para comenzar necesito los pies y manos frías, ahí mi mente se relaja y abre a la escritura.
No puedo evitar recoger pequeñas piedras de colores o negras o resto de conchitas, todas yacen en un pocillo en casa.
No hay aroma más delicioso que del mar, algas y agua salada, tomo un respiro profundo para inundar mi estómago y sentir que estoy ahí.
Me hipnotiza el baile de las olas, nunca es el mismo y nunca lo será, quisiera grabar o fotografíar esta bella danza pero jamás lo consigo.
La brisa está fresca y el sol ya se está ocultando, es tiempo de partir a casa.
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